Alto contenido erótico en el film alemán Zonas húmedas

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 17-04-2015

 

Sería muy simplista pensar en Zonas húmedas (Feuchtgebiete, 2013) como una película obscena. Hace unos días, Adam Thirlwell argumentaba en The New York Review of Books que Ulises, de James Joyce, no sigue siendo un escándalo desde 1922 porque contenga varias escenas de obscenidad, entre ellas una que predice la sexualidad transgénero, sino porque se trata de un libro que aún hoy desafía las convenciones literarias y las ambiciones metafísicas de la novela. El aspecto más importante de Ulises es su rebelión contra el idealismo. Su representación de nuestra conciencia hace imposible la verosimilitud de J.K. Rowling y E.L. James. Al exponer la naturaleza de nuestra imaginación nos reconcilia con la realidad. David Wnendt pretende hacer algo similar con Zonas húmedas. En su filme, la adolescencia se expresa a sí misma como una etapa de aventura y deslumbramiento ante lo nuevo, pero resulta una desilusión: nuestra identidad es una derivación de nuestros traumas.

Helen (Carla Juri), la protagonista de Zonas húmedas, goza de frotar su sexo contra superficies insoportablemente sucias; de tocar sus zonas erógenas y extraer mucosidades, excrecencias y olores; de pronunciarse libre por haberse esterilizado. Su forma de narrar es exagerada y en consecuencia ingenua. En sus grotescas exploraciones de su cuerpo, esta adolescente ignora que no es una minera de la experiencia, como ella cree. Helen es solamente una joven dominada por su inconsciente, que se nos aparece en sueños y visiones que contradicen su discurso. Ni rebelde ni heroína, Helen resulta ser el opuesto de sus decisiones. En una bella imagen de la fertilidad, ella introduce una semilla de aguacate en su vagina; enseguida brota una planta que significa su verdadero deseo: dar a luz. Esta imagen, junto con sus muchos recuerdos y sueños, expone su estilo de vida como una reacción al divorcio de sus padres. Helen es tan idealista que se aferra al deseo de ver a su familia reunida; de contradecir sus decisiones y sus obsesiones, como la higiene de su madre.

Wnendt ha creado con Zonas húmedas una cinta contraria al romance de su protagonista: un bildungsroman donde el adolescente no es más que un soñador y un fracasado. Sin embargo, su disperso modo de narración, en ocasiones demasiado enfático en provocarnos asco, aunque refleja las intenciones de Helen, crea obstrucciones que nos distraen de los temas principales. Igualmente, el triunfo erótico al final parece más emanado de la conciencia de su protagonista que de una significación que la muestre como una farsa. Wnendt se acerca por igual a Billy Liar (1963) y Perdidos en la noche (1969), de John Schlesinger, ambos testamentos de la tragedia adolescente, y a Trainspotting (1996), de Danny Boyle, que se conduce con un cinismo fantasioso ante la terrible realidad de la adicción. La postura de Wnendt no resulta ambigua, sino contradictoria. Su filme, visionario y en ocasiones sensato, se deshace en las oposiciones.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/la-critica/2015/04/12/1018283

comments powered by Disqus

Servicios

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PUEBLA PUEBLA