Salvar a Grecia es salvar a Europa

Por  René Sánchez Juárez | Publicado el 30-06-2015

La semana pasada comentábamos la crisis que vive actualmente Grecia, al no poder hacer frente a la deuda que tiene con diversos acreedores, entre los que se encuentra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE).

Las mesas de negociación entre los Jefes de Estado y de Gobierno que se establecieron la semana pasada para determinar sí los proyectos de pago que presentaba el gobierno griego eran viables, no rindieron frutos. Hay que recordar que Grecia ha sufrido dos rescates financieros, en 2010 por 110,000 millones de euros y en 2011 por 109,000 millones de Euros.

La fecha límite para pagar al FMI 1,600 millones de euros no se ha modificado, vence  el 30 de junio y el gobierno griego deberá responder, de lo contrario el BCE verá en esa decisión, la poca o nula disposición del gobierno helénico para saldar la deuda que tiene con el organismo para el 20 de julio, que asciende a 3,500 millones de euros.

La situación actual en Grecia es preocupante, los bancos no van a abrir este inicio de semana, y podrían continuar cerrados hasta el viernes, se han limitado los retiros en cajeros automáticos a sólo 200 euros, aunado a la salida de capitales.

Ante la presión del FMI y del BCE, el primer ministro Alexis Tsipras ha decidido convocar a un referéndum a la ciudadanía griega, con lo que estaría en juego la continuidad en la Unión Europea (UE). Por el “si” se continuará buscando una solución a la deuda y la permanencia en la UE; mientras que por el “no” se defendería la soberanía y una salida de la UE con los riesgos económicos que pueda acarrear esta decisión, mientras tanto el líder griego ya adelantó que promoverá una campaña por el “no”. 

La propuesta que el gobierno griego no quiere aceptar por parte del FMI tiene que ver con disminuir la edad jubilatoria, recortes al sector de defensa y aumentar ligeramente el IVA, entre otros temas. El gobierno de Alexis Tsipras parece estar dispuesto a negociar siempre y cuando se acepte una reestructuración de la deuda o de lo contrario se vería obligado a declarar una moratoria la cual seguramente estará respaldada por el pueblo griego en el referéndum. Esta postura de reestructura tiene el apoyo de especialistas como Paul de Grauwe, de la London School of Economics, Barry Eichengreen, de Berkeley y Ken Rogoff, de Harvard, quienes la consideran como la mejor opción para ambas partes y como algo necesario y que tendrá que ocurrir más temprano que tarde, para bien de Grecia y de la Unión Europea.

El referéndum le permitiría a Tsipras evitarse una crisis política, sabedor que los griegos tiene la razón moral de su lado, además que la propuesta de la eurozona parece estar más enfocada a evitar problemas políticos en Berlín y en Madrid que en salvar a Grecia. El gobierno de Tsipras sabe que los causantes de esta crisis de la deuda fueron los anteriores gobiernos dominados por los bancos y que éstos no buscan “quién la hizo sino quién se las pague”, pero el gobierno y el pueblo griego no están dispuestos a seguir pagando los “platos rotos”.

Las consecuencias pueden ser dramáticas; sin embargo, esta es una excelente oportunidad para replantear el papel de la unión monetaria que coincidiendo con analistas del tema, seguirá siendo inestable en tanto no sea completada por la unión bancaria, fiscal y económica. La unión monetaria también debe convertirse en unión política, fortaleciendo la identidad de los europeos, en este sentido salvar a Grecia es salvar a Europa. La viabilidad de la Unión Europea está en entredicho si  la Troika no acepta que el todo no puede sobrevivir sin las partes.

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