A diez meses de cumplir su sentencia de cuatro años tras las rejas, el falsificador de arte Ray Cutter (John Travolta) hace un trato con Tommy Keegan, el criminal que lo metió en la cárcel, para que lo saque antes de tiempo y así pasar tiempo con su hijo Will (Tye Sheridan), quien fue diagnosticado con un tumor inoperable en el cerebro. Keegan pronto le cobra el favor a Ray y le encarga que falsifique una pintura de Monet para poder robar y reemplazar a la original. Mientras Ray se prepara para saldar esta deuda con ayuda de su padre Joseph (Christopher Plummer), deberá también cumplir los últimos deseos de su hijo y sanar su relación antes de que sea demasiado tarde.

A juzgar por el póster elegido para promocionar a El gran impostor en México, jamás vendría a la mente que la cinta es un thriller de crimen. Y es este el problema principal de la primera cinta dirigida por Phillip Martin: ¿es una película de acción? ¿Una película sobre arte? ¿O un drama? Mientras la trama se desenvuelve, queda más claro que es todas estas cosas, pero a la vez, no es ninguna de manera contundente.

Mejor catalogada como un drama, la historia se siente reciclada, como un rompecabezas que intentó tomar lo mejor de varios géneros del cine, pero cuyas piezas al final no encajaron. La emotiva dinámica familiar que forman Ray, Will y Joseph es el hilo conductor que lleva la trama; como drama, la historia funciona. El final nos brinda una dosis aceptable de ese suspenso y emoción que nos promete desde el inicio, pero esta energía se esfuma rápidamente sin dejar mucha impresión.

Fuente: http://www.cinepremiere.com.mx/56329-el-gran-impostor.html