En un circuito de exhibición lamentablemente muy reducido, se estrenó el viernes pasado la coproducción Serbia-Croacia Fuera de mi camino, cuyo título original Dnevnik masinovodje-Train Driver´s Dairy se traduce más o menos como Diario de conductores de tren.
Dirigida por Milos Radovic y escrita por él mismo, es una comedia negra con un peculiar manejo del sentido del humor muy propio de esas culturas. El relato va cruzando del drama a la comedia de manera inteligente y fluida.
Sigue a Illia, interpretado por Lazar Ristovski, actor serbio nacido en la antigua Yugoslavia, que tiene una larga trayectoria en el cine, el teatro y la televisión de su país. Illia es la tercera generación de una familia de maquinistas que está por retirarse y ha optado por mantenerse soltero desde la muerte de la novia de su juventud. Illia está en sus sesenta, es un hombre enigmático, callado, solitario y de trato rudo.
La historia cuenta que un conductor de trenes puede matar entre 15 y 20 personas en su vida, pero no son responsables, pues los atropellamientos suceden de manera totalmente accidental, y nunca se presentan cargos en su contra. Un tren a toda velocidad no puede frenar súbitamente. Illia tiene sobre sus espaldas la terrible cifra de 28 muertes accidentales durante su carrera y junto con su padre y abuelo suman más de 70.
Un día, otra vida se cruza con la suya y ambos cambian radicalmente. Se trata de Sima, un niño de 10 años que quiere suicidarse y se acuesta en la vía del tren justo al paso de la máquina conducida por Illia que milagrosamente alcanza a frenar. Juntos inician una vida como padre e hijo, mientras Sima se convierte en un adulto que quiere ser maquinista, como su “padre”.
A pesar de lo trágico de la premisa, Fuera de mi camino es una historia cargada de emotividad que llega a tener momentos de un humor macabro, aunque nunca peca de mal gusto. La dirección de Radovic permite una película que explora las dos personalidades, aunque sin profundizar demasiado, y aborda la necesidad de Illia, con una gran interpretación de Ristovski, de evitar que Sima, al que quiere como un hijo, se dedique a la conducción de trenes y cargue sobre sus espaldas el dolor de tantas vidas segadas, aunque sea por accidente. Illia se niega a que Sima siga sus pasos, pero el joven está determinado a cumplir su sueño.
Fuera de mi camino ha tenido mucho éxito en Serbia y en varios eventos cinematográficos del mundo, entre ellos ganó el Premio del Jurado del Festival de Cannes. A pesar de las diferencias culturales con México, es fácil conectarse con la historia, quizá por nuestra forma de contemplar la muerte.
Sobre todo, se siente empatía por el huraño papá, su hijo adoptivo y la amorosa relación que surge entre ambos y que los hace capaces de hacer cualquier cosa por el otro.
Muy recomendable. Hay que buscarla bien en la cartelera. Es de las películas que permanecen poco tiempo, por desgracia.
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/lucero-solorzano/
