¿Integral o blanco?, ¿regular o light?, el dilema al elegir un alimento

Por  Daniela Ramos Jiménez | Publicado el 08-10-2015

 

Hoy en día la industria de alimenticia ofrece una gran gama de alimentos con diversas características y cada vez se presentan con mayor fuerza aquellos productos con reducción en el contenido de azúcares, grasas y/o en calorías.

Sin embargo, generalmente como consumidores no somos realmente críticos en el momento de elegir un alimento y tendemos a adquirir un producto por el simple hecho de que lo vimos en la televisión, o por que algún familiar o conocido lo consume, pero ¿Qué hay detrás de las características del producto?, ¿De verdad cumple con lo que nos venden en la publicidad?

Para poder entender estas características es importante comprender cuándo hablamos de un producto reducido en algún nutrimento o un alimento integral, para eso la secretaría de salud creó desde 1994 la Norma Oficial Mexicana 086 SSA1 1994. Referente a los alimentos con modificaciones en su composición, la cual ha definido que un alimento reducido son aquellos a los cuales se le han disminuido el 25% de algún nutrimento en comparación del producto original que en general los nutrimentos que modifican son el azúcar, grasa, colesterol o sodio, sin embargo esta norma no establece las características de un producto light o ligero a lo cual la industria lo establece como aquel producto que aporta menor cantidad de calorías o algún nutrimento en relación al original, sin embargo no es una característica que se encuentre regulado por alguna instancia, por lo que podemos encontrar productos que sean “Light” por tener una disminución en grasa pero nos puede aportar una mayor o igual cantidad de azúcar o sodio que el alimento regular, por lo que nuestra única herramienta que tenemos ante este dilema es la lectura de etiquetas nutrimentales de los productos y no solo adquirir un producto por la publicidad o porque está de moda.

La lectura de etiquetas es una herramienta que nos permite conocer el contenido nutrimento de un producto industrializado, el cual se realiza identificando el tamaño de la porción y las porciones por envase ya que toda la información descrita se debe presentar con base en una porción que se puede describir por piezas o por gramos, a partir de esto podemos verificar cuantos nutrimentos desde azúcares hasta sodio que nos aporta por porción un alimento.

En cuanto a los hidratos de carbono un producto que cada vez es más consumido, son aquellos que sean integrales. Según la NOM 086 un alimento se considera integral o alto en fibra cuando aporta >5g/porción, por eso al elegir un alimento integral hay que verificar este aporte y además comparar entre marcas debido que al hacer este ejercicio nos podemos llevar muchas sorpresas, puesto que en ocasiones las marcas más conocidas y que en la publicidad lo venden como un producto integral resulta tener menos fibra que aquel producto regular pero de una marca menos comercial.

Las grasas es de los nutrimentos que más se evitan sin embargo no todos los tipos de grasas son iguales, este nutrimento se divide en saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas, trans y colesterol, donde debemos elegir siempre aquellos productos que nos aporten mayor cantidad de grasas insaturadas (mono o poli) y con un contenido bajo en grasa saturada o colesterol. Por norma, un producto bajo en grasa es aquel que contiene 3 g o menos por porción y bajo en colesterol ? 20 mg/ porción, en este rubro es importante identificar a los alimentos que nos aportan grasas trans, debido a que son estos alimentos los cuales nos ponen en un mayor riesgo cardiovascular. Una grasa trans es aquella que se ha sido hidrogenada y la cual un consumo elevado puede conllevar a problemas cardiacos principalmente ateroesclerosis que se caracteriza por la acumulación de grasa en las arterias impidiendo el buen paso de la sangre a través de ellas. Por lo anterior muchos productos han optado por colocar en sus empaques y etiquetas la leyenda “Libre de grasas trans”, sin embargo al leer los ingredientes se indica la presencia de aceites vegetales parcialmente hidrogenados que es lo mismo que ácidos grasos trans, por lo que leer la información completa nos permite conocer la verdadera cara de los productos.

Finalmente con respecto al sodio, por norma un producto bajo en sodio es el que contiene <140 mg por porción, sin embargo existen productos que los promocionan como productos bajos en sodio y que si los comparamos con los alimentos regulares realmente la diferencia es muy poca por lo que en la mayoría de los casos no se cumple con la normatividad.

Por todo lo anterior, es importante reconocer que la lectura de etiquetas es nuestra verdadera arma que como consumidores tenemos para poder elegir de manera correcta los alimentos que adquirimos, el que un alimento se denomine light o integral en el empaque no significa que realmente lo sea.

Por otra parte, es valioso mencionar que no por consumir estos productos significa que perderemos peso o que seremos más sanos, en realidad lo que verdaderamente contribuye a nuestra salud es un consumo adecuado de los alimentos, equilibrando las porciones y cuidando la frecuencia de su consumo, además de ejercicio y un estilo de vida saludable, ya que no existe alimento malo o dañino y mucho menos milagroso, el secreto se encuentra en la frecuencia y la cantidad de los alimentos que consumamos. Por eso aprender a comer es lo único que puede contribuir a mejorar nuestro estado de salud.

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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