23 de enero de 1955: Renovación

Por  Carlos Audirac Camarena | Publicado el 25-11-2015

Un periodista llamó Renovación a su columna de un viernes, que con fecha que se indica en el título de esta entrega, se publicó en El Heraldo de Brownsville (Texas, USA). Inicia el autor reflexionando respecto a la importancia que tiene que, de cuando en cuando, nos renovemos para que nuestra vida sea un poco más larga cambiando para mejorar en lo físico, económico o moral. Indica la columna que si no evolucionamos deberemos dejar el campo a otros más preparados, más reformados o más rejuvenecidos. Por el contrario quien se renueva puede emprender nuevos negocios. De las renovaciones pueden resultar obras útiles y nuevos conocimientos, a veces una nueva tendencia y esfuerzos por encontrar un nuevo camino.

De lo anterior se deriva que en las empresas o en el gobierno se renueva periódicamente el personal, con la creencia que haciendo esto se obtendrá un mejoramiento inmediato, cuando lo que debería mejorarse tendría que ser la empresa misma o los gobiernos.

Siguiendo el argumento del cronista, a continuación se hace mención en la columna periodística de la necesidad que la administración pública municipal, cuyo propósito es realizar la felicidad de los contribuyentes, realice el cambio o la renovación de las autoridades subalternas y de los elementos destinados a facilitar y mejorar los servicios públicos. Pone el articulista como un ejemplo a la policía, que no puede seguir siendo la misma de siempre, puesto que si la delincuencia progresa, los que tienen que combatirla también deben progresar, sobre todo aquellos que han de emplear los métodos más modernos y científicos para contraponer su actividad a las acciones contemporáneas y científicas de los malhechores de nuestros tiempos, que no se tientan el corazón para colocar una bomba en el automóvil de una millonaria o para asaltar una residencia de un financiero en busca de dólares matando de paso al que suponen acaudalado y favorecido por Mercurio, el dios de los comerciantes en la mitología romana.

A continuación el articulista procede a analizar el caso concreto de Matamoros, Tamaulipas. Menciona que se pretende hacer una renovación en la policía secreta (las llamadas comisiones de seguridad), debido a que la ciudad se está renovando: cada vez hay más dinero y con ello más caballeros de industria (eufemismo para no mencionar delincuentes) que se dedican a falsificar cheques, a timar con los juegos de azar o con las herencias o simple y sencillamente a violar cerraduras o candados y hacer visitas poco agradables (otro eufemismo para robar) a comercios y residencias. Llama la atención el texto sobre la pobre preparación de las fuerzas policiacas, quizá con experiencia en alguna población rural; que debe enfrentarse con delincuentes “egresados” de correccionales y penitenciarias.

Para finalizar su nota el redactor retoma el tema de la renovación y desarrolla otras situaciones acerca de la necesidad de cambiar las costumbres ciudadanas con el propósito de una mejor convivencia en sociedad.

Dejando el artículo de referencia, me pongo a pensar en las reflexiones proféticas del periodista respecto a lo que años más tarde sucedería en la ciudad de Matamoros, en el estado de Tamaulipas y en nuestro país en general con la delincuencia organizada y los cárteles del narcotráfico. La tal mencionada renovación, si es que alguna vez se dio, fue rebasada por mucho por la maldad, por la capacidad de corromper autoridades, los recursos para obtener armas, reclutar sicarios, infiltrarse en la política y lavar ganancias, de los “modernos malhechores”.

Es un hecho que México ha ido progresando desde el punto de vista económico, según FORBES se perfila a convertirse en la 10ª economía a nivel mundial colocándose como un destino atractivo para la inversión extranjera directa como lo ha demostrado la industria automotriz. Lo anterior parece revivir las condiciones de bonanza que experimentaba la ciudad de Matamoros en los años 50, ahora en muchas regiones de nuestro territorio con la consecuente renovación de las prácticas delictivas de los “caballeros de industria” del pasado: narcotráfico, extorsión, secuestro, tráfico de personas, casinos, homicidios, lavado de dinero, que ven en esta bonanza nacional también un destino atractivo.

Aunque también se ha experimentado una renovación de las estrategias policiacas, las evidencias que se presentan cotidianamente muestran que nuestras fuerzas policiacas se siguen pareciendo a las de 1955: elementos sin experiencia operando con tecnología y métodos de combate a la delincuencia que palidecen frente a la sofisticación de la criminalidad respecto a armamento, redes de influencia, mimetización y métodos de comunicación que aplican para su nefasta actividad.

¿Qué sería de nuestra nación si desde hace 60 años se hubiera hecho eco del contenido de la columna a la que he estado haciendo referencia? ¿Contaríamos con cuerpos policiacos preparados en las estrategias científicas para el combate a la delincuencia y con integrantes renovados que realmente estarían garantizando la felicidad de los contribuyentes? ¿Al menos estarían llevando nuestras autoridades la delantera y se estarían previniendo tantas tristes circunstancias que hemos sufrido como sociedad? Ya no podemos seguir pensando en renovación, necesitamos urgentemente una transformación.

*A la memoria de Don Augusto María Audirac Gálvez, autor de la columna Tachuelas por más de 25 años en El Heraldo de Brownsville.

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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