El estrés entre docentes (Tercera y última parte)

Por  José Alarcón Hernández | Publicado el 18-04-2016

“Todos los hombres se odian

por naturaleza unos a otros”

Pascal

El cambio personal, se fundamenta en la relajación, la nutrición y el ejercicio físico. La relajación de la musculatura voluntaria es un medio excelente para anular la tensión muscular, fruto de la tensión emocional o estrés.

El relajarse es cambiar la rigidez por la flexibilidad muscular.

Todo esto implica la respiración abdominal profunda.

También es bueno considerar la relación que existe entre la nutrición y la salud mental-emocional.

Nutrición y ejercicio físico son medicina preventiva contra el estrés.

Ahora le ofrezco algunas recomendaciones nutricionales:

•Consumir aceite de oliva.

•Consumir hidratos de carbono de lenta absorción: legumbres, verduras, cereales, excluyendo dulces.

•Sustituir la carne por pescado.

•Alimentos a la plancha, hervidos al natural y al vapor, preferibles a los fritos.

•Todos los días platos de vegetales.

•Evitar muchas salsas, cremas, mantequilla y otras grasas.

•No deben faltar ensalada y frutas.

•Ingerir alimentos con fibra pues facilitan la digestión.

•Ingerir frutos secos: avellana, nuez, almendra.

No hay que olvidar que todo alimento afecta en uno o en otro sentido al cerebro.

La supresión de hábitos poco o nada saludables son muy recomendables: alcohol, sacarosa, tabaco. Cuando se abusa de la cafeína produce síntomas de irritabilidad, nerviosismo y ansiedad.

El ejercicio físico es un factor del cambio personal.

Por otra parte las habilidades sociales son necesarias. Éstas se aprenden durante la infancia y la adolescencia.

Las habilidades comunicativas son primordiales para mantener relaciones cordiales y eficientes con otras personas.

La comunicación, siendo un proceso interpersonal, de naturaleza física y mental, es indispensable para obtener habilidades sociales y alimentar la comunicación.

Como es de sentido común, los elementos de toda comunicación son: un sujeto emisor, uno o más sujetos receptores, un código sígnico compartido, uno o más canales físicos de transmisión (oral, escrita, simbólica y cónica musical y gestual), uno o más mensajes y unos exteroceptores.

El proceso de comunicación se da por fases.

En este asunto la conversación y el lenguaje no verbal son indispensables. Por cierto, la cara como medio de expresión no verbal, es un eficiente medio de comunicación. Qué decir de la mirada, que también cuenta, como la sonrisa, los gestos, los gestos con las manos y los brazos, los gestos con la cabeza y los gestos con los pies y las piernas.

Durante el proceso de comunicación se presentan impedimentos que dificultan o anulan la recepción y comprensión del mensaje.

En una visión sin óptica ordenada, los impedimentos más frecuentes son:

De parte del emisor: la voz, por exceso de volumen, por defecto de volumen, por velocidad de emisión inapropiada, por un tono inexpresivo, por una deficiente articulación de los fonemas, por pronunciación que no se ajusta, los usos del oyente u oyentes, por exceso de ruido en el entorno.

De tipo lingüístico: expresarse en términos incomprensibles, ambiguos, imprecisos, o que tienen un significado restringido o distinto del que tienen los oyentes.

De tipo cognitivo: usar información que no pueden procesar los oyentes, propiciando confusiones.

Por parte del receptor:

De orden físico: sordera, enfermedades del oído, ceguera, ambliopía.

De tipo lingüístico: desconocimiento de los términos que constituyen las frases, ignorar las reglas sintácticas, morfológicas, semánticas, etcétera.

De tipo cognitivo: falta de atención, no crear las imágenes mentales que le ayudaran a captar los conceptos y las relaciones entre estos.

La comunicación verbal también se enfrenta a barreras  psicosociales.

En ese proceso es importante advertir los diversos contenidos de los mensajes verbales-orales.

El tema es extenso, es para especialistas, por eso corto el curso que me propuse y me permito agregar este: “Decálogo de la serenidad”.

1.Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.

2.Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés con todos, no criticaré a nadie y no trataré de mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.

3.Sólo por hoy seré feliz en la certeza que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.

4.Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

5.Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buna lectura es necesaria para la vida del alma.

6.Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré.

7.Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiere ofendiendo en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8.Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré a cabalidad, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9.Sólo por hoy creeré firmemente –aunque las circunstancias demuestren lo contrario– que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como sí nadie existiera en el mundo.

10.Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo a gozar de lo que es bello y de creer  en la bondad.

Puedo hacer el bien durante 12 horas, lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida. Juan XXIII.

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