Cimentada en el amor pero también en las desavenencias, así es la historia de Jeanette Walls, una mujer que venció a la pobreza y salió de una familia nómada y disfuncional. Con el tiempo escribió El castillo de cristal, un best-seller cuya versión cinematográfica llega a las pantallas nacionales.
La trama transcurre a lo largo de varias décadas, deteniéndose en los años 80, época en la que Walls era autosuficiente, aunque poco a poco se irá desvelando su núcleo familiar: sus hermanos, una madre excéntrica y un padre alcohólico que distrae a los niños con su imaginación para que ignoren su pobreza.
El título, tanto del libro como del filme, tiene diferentes connotaciones para los personajes. Brie Larson, ganadora de un Oscar, es Jeanette, y Woody Harrelson es Rex, el padre que no pude prescindir del alcohol.
“Creo que El castillo de cristal obedece a esa parte de querer tener un sueño hecho realidad, en el sentido que ya se quedarán establecidos en una casa y cuidarán el uno del otro, pero últimamente lo que ha significado es que Rex se la va a pasar tomando, no va a poder proveer a la familia de eso de lo que siempre había hablado; hablando de estabilidad todo pasa de mano en mano sin concretarse”, explicó Larson.
“Creo que Rex tiene ese sueño de El castillo de cristal, puesto que es un hombre que no tiende a cristalizar los sueños, porque tiene otras limitaciones, pero ha tenido ese sueño por décadas”, resaltó Woody.
A esto se suma Rose Mary, interpretada por Naomi Watts, una madre con inquietudes artísticas, específicamente de pintura, quien tampoco se caracteriza por ser la más amorosa u ortodoxa del mundo.
“Dista mucho de lo que usualmente definiríamos como normal o convencional, la vemos en la escena inicial del filme, cuando le dice: qué hay para el lunch y ella le responde hazlo tú, obviamente salta de inmediato. Creo que a mucha gente le hace sentirse incómoda, así no se supone que es una madre y somos rápidos para juzgar. Eso es lo que es esta familia, es la historia de Jeanette, ella provino de dos personas que hicieron las cosas de un modo diferente, pero se atrevieron a ser ellos; tal vez hay una ausencia de lo que podría considerarse una paternidad convencional, pero jamás hay una falta de amor. Tuvieron mucho coraje y trabajo en ellos mismos y en sus hijos, eso obviamente condujo a Jeanette a llegar a donde está y alcanzar su propio potencial”, dijo Watts.
Esta historia adquiere nueva vida gracias a sus personajes, ellos proporcionan una experiencia distinta a la del libro; sin embargo, para desentrañarlos, los actores tuvieron que explorar distintas situaciones complejas.
Fuente: Excélsior