/**/
Viernes, 17 Noviembre 2017 18:58

Liga de la Justicia: Sobrevalorada reunión de superhéroes

Por 

Liga de la Justicia, el más reciente espectáculo de superhéroes de DC Comics dirigido por Zack Snyder, tiene más soltura, es más rápida y, definitivamente, es más entretenida que el último espectáculo de su tipo. El reto no era tan grande pues ver la última película, Batman vs. Superman: El origen de la justicia, era una labor interminable. La dinámica de superhéroe y villano es casi la misma (los héroes harán cosas de héroes, pues), pero al menos hay caras nuevas y la Mujer Maravilla no está tan relegada como en ese filme. La trama es una mezcolanza confusa de ruidos, embrollos visuales y muchos insectos digitales asesinos aunque, de vez en cuando, se entrevé algo de vida.

La última vez que apareció en una película con su nombre en el título, Superman (Henry Cavill) aparentemente murió, un giro dramático que ni el espectador más ingenuo se iba a creer. Entonces —claro—, está de regreso, después de algún tiempo porque primero tiene que unirse la banda. Tras avistar algo siniestro, Batman o Bruce Wayne —interpretado con un gruñido sepulcral y una barba incipiente por Ben Affleck— toma la batuta. Es el gerente insistente y el anfitrión de ceño fruncido; el que tiene el escondite impresionante, los vehículos geniales con pantallas por doquier (una dice “Daños críticos” en un momento de gran sinceridad) y el mayordomo encantador (Jeremy Irons como Alfred); también es aburridísimo.

 

Un Affleck muy musculoso de nuevo rellena el traje de cabo a rabo, pero el disfraz le queda muy grande con respecto a la personalidad de Batman (o de Bruce). Batman-Bruce claramente tiene una atracción no correspondida hacia la Mujer Maravilla, Diana Prince (Gal Gadot, encantadora), lo que lo hace tartamudear cual puberto. (Ella tiene muchas otras cosas en qué concentrarse). Él tiene dinero y algo de sentido de humor, incluidos chistes sobre su riqueza que desatan una de las pocas risas decentes de la película. Affleck, un actor que por lo general es interesante cuando tiene qué hacer y alguien lo impulsa (como en Perdida), necesita algo de más sustancia —o, por lo menos, más chistes— si es que su Batman alguna vez va a cuajar.

Por el momento, su batitaciturnidad en Liga de la Justicia no se siente suficientemente motivada o justificada; le faltan los matices del personaje de El caballero de la noche o hasta de la versión de las películas de Lego. Es una lástima, aunque importaría más si su papel fuera de mayor valía.

Pero Liga de la Justicia trata sobre la solidaridad, no del vuelo solitario, por lo que buena parte de la película está dedicada a presentar a los nuevos jugadores: Flash, o Barry Allen (Ezra Miller), el listillo veloz; Aquaman, o Arthur Curry (Jason Momoa), el tipo duro musculoso y tatuado que vive bajo el agua; y Cyborg, Victor Stone (Ray Fisher), un hombre-máquina hecho de metal y mucha actitud.

Originalmente, la Liga de la Justicia de América fue reunida en 1960, mientras que la película se desenvuelve en la actualidad… o al menos una versión similar. El mundo está en duelo por Superman, al igual que Louis Lane (una Amy Adams llorosa y desperdiciada). Pero todo está por empeorar, porque obviamente debe suceder eso, lo que lleva a Batman-Bruce y a Maravilla-Diana a reunir al trío antes mencionado. Algunas de las mejores escenas de la película tratan la introducción de estos personajes, que llegan a contar sus historias —de Atlantis y de ciudades llenas de infortunios— mientras muestran sus poderes e idiosincrasias, cual desfile de belleza.

Liga de la Justicia encuentra un buen ritmo en cuanto queda establecido el equipo. Mientras Batman-Bruce se preocupa y Maravilla-Diana sonríe, los novatos buscan sus posiciones. Flash tiene los mejores chistes y Miller logra que la mayoría de ellos sean graciosos, en buena medida gracias a su actitud de fanático asustadizo. En ocasiones es muy “Ay, caramba”, pero también es muy humano, y Miller te mantiene absorto, al igual que Momoa (conocido por Game of Thrones), quien se mueve bien entre la comedia y la seriedad. Cuando Aquaman se toma toda una botella de licor antes de sumirse al mar, la película logra esa mezcla clásica de los cómics de suma seriedad con levedad burlona.

Fuente: 24HORAS.CL

Servicios

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PUEBLA PUEBLA