/**/
Viernes, 04 Mayo 2018 18:09

Isla de perros: Amistad y fantasía en stop motion

Por  Staff Puebla On Line

Pocas cosas tan naturalmente andersonianas como el stop motion. Wes Anderson se caracteriza por la creación de mundos que parecen esculpidos, desviados unos cuantos grados hacia la irrealidad. Sus personajes en live action a veces incluso se desenvuelven como si el mismo cineasta los fotografiara a toma fija, moviendo las partes del cuerpo de sus actores a su antojo, con rapidez y precisión. De ahí que El fantástico Sr. Zorro, su última incursión en dicha técnica, encajara a la perfección en su momento al lado de películas como Rushmore y Los excéntricos Tenenbaum.

Isla de perros  también es hija inconfundible de ese estilo y maestría artesanal: está lejos de ser el mejor trabajo del cineasta texano (cosa difícil es ser la siguiente después de El Gran Hotel Budapest), pero es una vitrina de exuberancias que, por lo mismo, luce su capacidad de control, exactitud y detalle. Es, de hecho, la película en la que más se siente el control y el calculo

 

Isla de perros tiene todo: todo lo considerado “andersoniano”, todo el talento que se asocia con él, todo lo que en Occidente se relaciona con “lo japonés”, todas las ideas que el cineasta quiso ligar. Tiene los diálogos disparados, la obsesión con las simetrías (exaltadas ahora por la división de la pantalla en perfectas mitades), las explosiones de color, los patrones, la historia dividida en pequeños capítulos.

Es una rareza voluntariosa, que combina  tres conceptos que parecerían totalmente inconexos: perros parlantes exiliados, una fantasía occidentalizada y exacerbada de Japón, y una suerte de alegoría política –probablemente accidental– que no es usual en la filmografía de Anderson. Se podría decir incluso que es en donde el cineasta ha ejercitado más el control y la exactitud.

Tal como sucedió con El fantástico Sr. Zorro, Isla de perros es protagonizada por criaturas peludas animadas (y unos cuantos humanos) con técnicas que le dan un aire antiguo a la animación. Anderson nunca ha sido partidario de los trucos novedosos que dotarían de mayor fluidez o realismo a sus personajes. Esto suma a su ambiente retrofuturista, que se presenta más como un futuro de un pasado indefinido que como el futuro de nuestro presente.

Fuente: CINEPREMIERE

Servicios

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PUEBLA PUEBLA