ESPN informa que el Barça cerró la temporada en el Camp Nou celebrando un doblete que tuvo a Andrés Iniesta, en su despedida después de 22 años en el club, como gran protagonista.

Ante una Real Sociedad de dos caras, la amable en el primer tiempo y la dura en la continuación, el campeón tuvo que apretar los dientes para sacar un triunfo trabajado, por 1-0 y gracias al solitario gol, golazo, de Coutinho.

En una noche exenta de presión, con la temporada decidida tanto para el Barça como para la Real Sociedad, el partido fue durante muchos minutos de guante blanco, destacando por lo inexplicable una durísima entrada de Raúl Navas a Dembélé que puso los pelos de punta a todo el mundo e hizo temer que el joven francés pudiera sufrir una lesión de consideración.

En su último juego con el Barcelona, Andrés Iniesta disputa el baón con Asier Illartamendi, de la Real Sociedad. Getty Images/Quality Sports Images

Por fortuna, no fue tal.

El balón rondó las dos áreas sin excesivas ocasiones en una primera mitad en la que se repitieron las ovaciones a Iniesta, especialmente activo y líder indiscutible en el juego ofensivo azulgrana por la ausencia de Messi, quien comenzó la noche discretamente sentado en el banquillo.

Piqué pudo anotar el 1-0 a la salida de un corner, encontrándose el balón en el pie de forma inesperada y rematando mansamente a las manos de Moya en la primera ocasión local, a la que siguió un remate de Rakitic que se marchó fuera por poco en plena efervescencia de Dembélé por la banda derecha, muy activo y peligroso para convertirse en el mejor acompañante del capitán hasta que, rozándose el descanso, recibió la entrada a destiempo de Navas, recibida con tanta extrañeza como enfado por la hinchada y que condujo el choque, sin más, al descanso.

Repentina tensión

Curiosamente, la segunda mitad pareció otro partido distinto. La Real dio un paso al frente, tanto en futbol como en intensidad, y las buenas maneras del primer acto dieron paso a un escenario contrastante, con mayor despliegue físico y, en ocasiones, entradas duras.

El Barça comprendió la necesidad de variar el planteamiento y jugar más el balón en combinación, razón por la que Valverde solventó la entrada de Denis Suárez en lugar de Dembélé y casi de manera inmediata llegó el gol, un golazo de Coutinho con una rosca imposible de alcanzar para Moya.

El gol refrescó las ganas azulgranas, pero no rebajó las realistas, cuyos jugadores perseveraron en busca del empate, respondiendo el entrenador azulgrana con la entrada de Messi por Coutinho, para que acompañase a Iniesta por última vez y colocar en el escenario la búsqueda de ese 2-0 que pasase a la historia como el gol 6,000 en la historia liguera del Barça.

Messi lo buscó con ganas y lo rozó en un par de ocasiones. También anduvo cerca de conseguirlo Iniesta, lo que habría sido un broche de oro tan inesperado como monumental en su última noche y que no se produjo, pues a 10 minutos del final, Valverde le cambió por Paco Alcácer.

Iniesta se fue saludado, cuando no, abrazado por todos los jugadores, compañeros y rivales y hasta por el árbitro mientras atronaba su nombre coreado por una hinchada que de ahí al final, prácticamente hasta se olvidó del encuentro para seguir recordándole.

Se acabó la noche en el Camp Nou tal como había empezado, con el 8 infinito en boca de todo mundo, el Barça celebrando el doblete y bajando el telón a una temporada sobresaliente. Sin matrícula de honor, pero sí extraordinaria.