Más de 350 millones de personas padecen en vida la depresión. Ese trastorno silencioso llevó a Robin Williams a lidiar durante sus años mozos con el alcohol y la droga, y finalmente lo condujo a quitarse la vida.

La primera vez que supe de él fue cuando mi papá rentó “Papá por siempre” (Mrs. Doubtfire, 1993); sin embargo, este actor hollywoodense ya había conmovido a muchos con “Buenos Días Vietnam” (1987), “La Sociedad de los Poetas Muertos” (1989), “Hook” (1991).

Este martes, algunos medios reportaban que en tan solo las primeras 15 horas después de que se difundió en redes sociales la muerte del actor de 63 años, el nombre de Robin Williams se mencionó 7 millones 390 mil veces en Twitter a lo largo y ancho del globo terráqueo.

A raíz del suicidió con el que la sonrisa de Robin Williams terminó con su tristeza, se ha mencionado de todo en internet, cómo se suicidó, la depresión en que vivía, los 20 años que llevaba sobrio y la recaída que tuvo hace poco.

Para dejar a un lado el drama y quedarnos con lo mejor de él que entregó en sus personajes, aquí dejamos los cortos de cinco de sus mejores películas:

La Sociedad de los Poetas Muertos (Dead Poets Society, 1989)
Un drama clásico del cine que muestra todo el potencial para enseñar que puede llegar a tener un profesor universitario y cómo esas enseñanzas pueden abarcar los aspectos más insospechados de la vida.

Papá por Siempre (Mrs. Doubtfire, 1993)
Esta película es una justa y equilibrada combinación de drama y humor. Robin Williams se ganó el corazón al vestirse de una nana de la tercera edad para reconquistar a su familia.

Mente Indomable (Good Will Hunting, 1997)
Este drama le valió a Robin Williams el Oscar por mejor actor de reparto al interpretar a un comprensivo y amable terapeuta que debe ayudar a Matt Damon a encontrar su camino en la vida.

Patch Adams (Doctor de la risa, 1998)
Robin Williams interpretó al Dr. Patch Adams, un famoso médico estadounidense, activista social y diplomático que funda un instituto para ayudar a niños huérfanos, pacientes y otras personas… vestido de payaso. Basado en la historia real del impulsor de la risoterapia.

Jumanji (2008)

Robin Williams interpretó a “Alan Parris” queda atrapado en un juego de mesa mágico y muy antiguo, Jumanji, durante 25 años. Cuando finalmente es liberado por dos niños, una manada de animales exóticos también es liberada. Alan deberá salvar a su pueblo de la destrucción.

Ya había escrito que tomarse una “selfie” con nuestro smartphone era nice hasta que Ellen Degeneres abarató la técnica de autotomarse una foto con el celular en la entrega del Oscar en marzo pasado. Pues bien, la tendencia se ha desbordado a tal grado que ahora existen las “selfies fail”. Éstas, son aquellas que mentes brillantes se toman justo en los momentos menos oportunos.

Los que saben del tema no específican si les gana el cinismo o simplemente no tienen visión de lo que representa tomar el celular justo en ese momento.

A continuación 10 momentos de “selfies fail” que están llenando las redes sociales por lo absurdas y rídiculas. Encontraremos al bombero o la enfermera retratándose en instantes que deberían estar concentrados en su trabajo, a personas a punto de morir por una peligrosa situación como ser corneados por un toro, arrollados por un tren o alcanzados por una explosión, así como fánaticos que interrumpen un partido de futbol.

Se vale soltar la carcajada.

Cuando ingresé a la BUAP mi credencial de estudiante tenía una leyenda. “Orgullosamente universitario”. Y así lo asumí. Cursé la Licenciatura en Comunicación en tiempos de Enrique Doger y de entonces a la fecha he ido observando cómo la máxima casa de estudios ha ido creciendo a pasos agigantados más allá de nombres, de rectores y de cuestiones políticas.

Hoy el quehacer universitario está bajo la batuta de Alfonso Esparza Ortíz. Frecuentemente recorro el Complejo Cultural Universitario así como las calles del Centro Histórico donde hay algunas facultades de la universidad y veo con asombro la evolución que ha tenido la BUAP en los últimos 15 años. Sin embargo, quedé estupefacta hace unas semanas que, después de 10 años, pisé Ciudad Universitaria. Las facultades que solía visitar siguen ahí pero ahora tienen color, hay jardínes, ciclovías, edificios más modernos, un transporte que te lleva de la 24 sur al Bulevar Valsequillo y hasta plumas en los estacionamientos.

Esta semana se presentó la nueva imagen corporativa de la BUAP. Contrario a lo que pasó en la UPAEP cuando les quitaron el águila y hasta hubo manifestaciones, aquí se ha cuidado preservar (aunque no iguales) los símbolos que dan sentido al alma universitaria: el ave Fénix y la Diosa de la Sabiduría (Minerva o Atenea).

Ahora bien… ¿cómo han evolucionado el escudo de la BUAP? Aquí un recuento:

De acuerdo con Wikipedia, este emblema data de 1937 e inició como un escudo clásico francés. “En la parte inferior hay una nube, de ella brotan lenguas de fuego y entre el fuego surge el Ave Fénix, hiriéndose el pecho, destruyéndose. En la parte media superior está la cabeza de Atenea, diosa griega de la sabiduría, portando yelmo con la visera levantada y el morrión adornado con crines de caballo”. Y es que nada mejor que esta especie alada para recordar las veces que la comunidad universitaria ha tenido que reinventarse ante los embates de la historia.

¿Se acuerdan de Andrew Almazán? Sí, el llamado ñiño genio que en 2007 alborotó a Puebla cuando llegó a la UDLAP a estudiar dos licenciaturas: Psicología y Medicina. Pues este joven hoy ya tiene 19 años y sigue dando de que hablar por sus logros académicos al más puro estilo del emblemático Doogie Howser.

Resulta que después de su atropellada salida de la universidad cholulteca, Andrew migró a la capital del país donde se tituló por la UNAM de Medicina y Psicología, además de que obtuvo el grado de Maestría en Educación por el Instituto Tecnológico de Monterrey y hoy cursa el doctorado en Innovación Educativa.

Según un reporte del diario digital Al Momento, este fin de semana Andrew viajó a China para acudir a la Federación de Sobredotados del Pacífico Asiático en donde expone sus investigaciones y recibirá un reconocimiento.

Además de su coeficiente intelectual marcado en 162 puntos, este chico presume de ser un erudito en el ajedrez y políglota, ya que domina el idioma inglés, francés, latín y chino mandarín.

En los últimos seis años en que estuvo desaparecido del terreno local, Andrew se ha dedicado a estudiar el perfil de los niños con inteligencia superior, al grado de diseñar un modelo educativo especial para este tipo de mentes brillantes, así como fundar el Centro de Atención al Talento (CEDAT) con la intención de ubicar a menores con capacidades especiales, evitar que sean relegados o discriminados y promover que el gobierno ponga enfásis en el programa de educación especial que requieren quienes pasan la media nacional de 87 puntos.

“México está por debajo de la media de inteligencia mundial, que es de 100 puntos. Los países con mayor puntaje, que ronda los 115 puntos, son China, Japón, Corea y Singapur. Del otro lado, la nación con la media más baja es Etiopia, con 57 puntos, muy poco si se considera que 70 significa algún retraso mental”, explicó el propio Almazán Anaya a Al Momento.

En el mundo sólo hay dos santuarios de luciérnagas. Uno está en Nueva Zelanda y otro en Nanacamilpa, municipio de Tlaxcala. Sí, aquí en nuestro vecino estado.

Sin mucho planearlo nos aventuramos en la carretera. Teníamos una tarde libre y ¿por qué no aprovecharla para escaparse del ruido citadino?. Había que estar a las ocho de la noche a más tardar pues estos luminosos insectos sólo se aparean entre las 8:30 y 9:30 de la noche. De la autopista de Puebla hasta la entrada al bosque de Piedra Canteada nos hicimos 90 minutos en auto.

El azul del cielo aún podía distinguirse, sin embargo, al momento de internarnos entre los pinos de más de 30 metros de altura, íbamos perdiendo visibilidad. Al subir la primera vereda nos sorprendieron las primeras gotas de un aguacero que no cesó en 30 minutos. Nos empapamos. Pero ¿qué más daba?, era parte de la experiencia con la naturaleza

Con la sola luz de las colas de centenas de luciérnagas seguimos introduciéndonos por caminos estrechos enmarcados por estampas propias de la Navidad, por aquello de las luces intermitentes que adornan a los árboles en diciembre.

Además de una fábula sobre cómo es que de entre todo el reino animal las luciernágas fueron premiadas con el don de irradiar luz propia, Rafa, nuestro guía de apenas 19 años, nos explicó que para algunos este tipo de insectos son considerados hadas que curan el alma, así que nos recomendó dejar ahí, en ese bosque, cualquier aflicción, pena o deseo reprimido y reconfortarnos con el espectáculo que la sabia naturaleza nos ofrecía.

Que si los machos sobrevuelan titilando en busca de una hembra que los aguarda casi a ras de suelo con la luz de su cuerpo prendida sin intermitencia. Que a la hora de reproducirse, como todas las especies, apagan la luz. Que ella depósita sus, regularmente, 40 huevecillos en la corteza de los árboles. Y que al final, los bebés no conocerán a su madre porque el tiempo de vida es muy corto. Todos esos y otros más son datos que enriquecerán nuestra cultura general, pero que vale la pena conocer respirando aire fresco, el olor a pino, sentir el velo de la oscura noche y quedar “lampareado” al final del recorrido tras el cual yo recomendaría quedarse a acampar.