Archive for Noviembre, 2017

Baño Mixto

Viernes, Noviembre 24th, 2017

Pienso. Me tomo una selfie. La subo a Facebook. Y luego existo. Este sería el nuevo cogito ergo sum que René Descartes regaló al racionalismo occidental. De cómo se teje el lazo entre dos seres completamente desconocidos que coinciden en un sanitario, trata Baño Mixto, una singular puesta en escena hecha en Puebla.

Lo que pasa en este baño mixto no es el hilo negro, es el hilo con el que hemos bordado nuestras relaciones amorosas, una, dos, tres o las veces que hemos necesitado de un suéter que nos cubra del frío, que nos proteja de la soledad, que nos abrigue esperanzas o caliente el cuerpo, el corazón y las hormonas.

Al fin y al cabo ¿qué es el amor?. Nadie lo sabe con exactitud. Todos hablan de él. Muchos presumen en su nombre. Otros tantos gozan con su falta. Lo cierto es que inicia con una mirada. Con ver en los ojos del de enfrente la imagen de lo que no es, de lo que nos falta, de esa descarga eléctrica que apague nuestra sed.

Baño Mixto aborda un encuentro casual en tiempos de Whatsapp, con la crudeza que implica vaciar nuestra existencia en las redes sociales. Es un guión salpicado de sarcasmo, donde los emojis, las alertas y los memes están antes que el contacto físico, ese que está en peligro de extinción.

En medio de risas, orgasmos fingidos y reflexiones de chavorucos, los dos personajes nos dan cuenta de que estas nuevas formas de comunicación enmascaran la inseguridad, el miedo al rechazo, el temor a la frustración por caer en amor otra vez y otros tantos detalles que se juegan en el juego del enamoramiento.

Este fin de semana Paola Aguilar y Luis Paraguirre, despedirán su temporada en El Nicho, un foro escénico que alberga a producciones alternativas, locales y talentosas. Si no lo conocen, pueden aprovechar este sábado 25 de noviembre para darse una vuelta por la 15 oriente número 8, justo frente al Parque de El Carmen.

Con la muerte por delante

Jueves, Noviembre 2nd, 2017

Nadie puede vivir sólo en la realidad. Para poder vivir es necesario creer en algo falso, algo que nos permita soportar la vida, al menos así lo plantea en su Tratado de la Desesperación, el filósofo danés, Soren Kierkegaard, considerado padre del existencialismo. Y así nacen las ilusiones, la fantasía. Como en estos días en los que muchos eligen creer en el más allá. En el cielo o el infierno.

Lo que pasa es que yo no tengo fe. Eso dice mi madre. Quien hace 10 años me mandó a rezar muy fuerte y pedirle a Dios que me quitara una tristeza honda que me oprimía el pecho. La misma que hace 20 me escribió una carta que enlistaba las razones para vivir. “Estás viva porque yo te necesito”, es la frase que siempre recuerdo.

Esta semana de festejos en honor a la muerte y los fieles difuntos, recordaba cómo es que yo de niña tenía tanto miedo a la muerte, a la oscuridad y a la soledad; hasta que encontré más razones para preferir eso a lo aburrido, falso, vacío o paradójico que puede resultar vivir.

Observo a las chicas que rondan los 20. Temían morir en el temblor. Se preocupan por la firma de la tarea, por el 8 en el examen o por la combi que las hace llegar tarde. Tienen expectativas en eso que muchos llaman el “destino” o la vida, o en su inconsciente que las guiará a su deseo.

Algunas aún son vírgenes, otras sueñan con encontrar el amor verdadero, otras suponen que tendrán hijos, también están las que no creen en el matrimonio ni en amores eternos, y hasta las que están decididas a no engendrar. Hoy parece que hay más opciones que las que yo tuve cuando fui a la universidad por primera vez.

Tienen la vida por delante. Aún no reciben una quincena completa para ellas solitas. Un cheque o un depósito de nómina que gastar en maquillaje, zapatos, accesorios, discos, ropa, viajes, cine, regalos para el novio, conciertos, la renta de su departamento de soltera, o el coche del que siempre han estado enamoradas. Aún no lidian con la fama de ser licenciadas, con la gente con la que hay que coexistir en una empresa, o en otra, o en otra; con jefes que te delegan responsabilidades, con la auto explotación, con un corazón roto de a de veras.

“Tú tienes la muerte por delante”, me dijo mi analista cuando recité en el diván por enésima vez mi falta de querer. “Y eso es un fantasma”, remató. Pero esa es otra historia.

Día de Muertos – Ximena Berenguer “Nadiezda”