¿Cuál crisis?

¿Cuál crisis?, nos preguntábamos en Diciembre cuando veíamos los centros comerciales atascados de gente dándole duro al tarjetazo y a los  meses sin intereses. Era la Semana Santa, ya superado el espíritu de las compras navideñas, y seguimos preguntándonos con  más incredulidad que asombro ¿Cuál crisis?.

La historia como la viví va más o menos así. Imagine a varios miles de kilómetros de distancia, a mexicanos de todos los estados de la República Mexicana, de todos los olores, colores y sabores, lo mismo chilangos asalariados que pequeños empresarios tapatíos y hasta un par de familias enteras oriundas de Puebla, Oaxaca, Querétaro y el Estado de México; parejas de la tercera edad que se dedican ya sea a criar vacas cerca de Valle de Bravo o a atender un pequeño negocio en Moroleón; y claro está, las quinceañeras que iban acompañadas de la mamá y también, ¿por qué no? de la hermana.

Bueno una vez imaginado este grupo sui generis, visualícelo a los pies de las cataratas de Niágara,  en las calles de ensueño de Quebec, en los grandes centros comerciales subterráneos de Montreal o Toronto, o en alguno de los enormes casinos de Otawa.

Ahora, cuando uno piensa que la gente simplemente se dio un gusto y con mucho esfuerzo cambio sus devaluados pesos por poco más de mil dólares, la sorpresa es otra. Llegaron con una maleta en la que guardaron lo indispensable: una chamarra, calcetas y al menos dos suéteres para mitigar el crudo frío… diez días después cruzaron la estricta aduana de Canadá no sólo con esa maleta a punto de reventar, sino con otras dos llena de ropa y souvenirs de cada punto donde el guía turístico propuso hacer parada para las compras.

De tal suerte que sí tu próxima parada es este país del norte te recomiendo ir cambiando tus pesitos ahora que el dólar le ha dado una tregua a nuestra moneda tan sólida como un algodón de azúcar. ¿Qué si es barato? Basta con sacar el ábaco: comidas diarias de 30 dólares en promedio por persona, llaveros de 3 dólares, playeras, gorras y demás en 20 dólares, ropa de marca en tiendas outlet de 30 a 50 dólares, vino de 10 a 30 dólares, tours extras en 35 dólares, y así más o menos el nivel de vida.

Lo de menos es el gasto en las tiendas, lo de más son los impuestos que te borran el encanto de las gangas. Ejemplo: compras un disco compacto en rebaja en 9.90 dólares, una dice ¡ah muy bien, 100 pesos!, y al llegar a la caja te dicen “11.50 dollars”, ósea no son los casi tres pesos de IVA que uno suele pagar en las tiendas mexicanas, son 3 dólares que por momentos se convierten en 40 pesos.
 
Lo que ya tiene el impuesto agregado es el metro: 2 dólares con 75 centavos, algo así como 30 pesos, esto es, 15 veces más caro que el servicio de transporte colectivo que permite a millones de personas sobrevivir a la jornada diaria en el Distrito Federal.

En fin, volviendo al tema, la cosa no es de pesos y centavos, pues sólo 5 de los 53 viajeros tuvieron objeción en derramar el efectivo o usar las tarjetas de crédito a la hora de pasarse una semana de encanto en un país que vale la pena recorrer y donde por mucho se antoja vivir.

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