Pinches robacoches

El baldazo de agua fría que debe a uno estremecerle el cuerpo cuando abre la puerta y no ve el auto que estacionó frente a su casa u oficina tiene que ser digno de un estrés pos traumático, cuyo remedio estará en el sofá de un psiquiatra.

Por fortuna no lo he vivido. Lo que sí me ha tocado enfrentar una y otra y otra y otra vez es la sensación de haber sido ultrajada cuando el auto que me ha costado maratónicas jornadas de trabajo y desvelos amanece sin espejos, tapones o llantas.

Me declaro enemiga del materialismo y la avaricia. Por el contrario, creo que el dinero así como llega un día se va y así como se fue ayer mañana volverá. No pasa nada, la vida es más que eso. Lo que si no me simpatiza es el abuso, la gandalles y el cinismo.

Eduardo Rivera Pérez será simpático, guapo, amable, bondadoso y cualquier otro adjetivo calificativo que sus fans quieran ponerle pero en materia de seguridad pública yo nada más no veo firmeza, coraje y justicia.

Nuestro estrenado alcalde ha pasado los primeros ocho días de su trienio en puro bla, bla, bla y más bla. Se ha dedicado a tomarse la foto con los rectores de las universidades y algunos empresarios. Mientras eso ocurre en su esfera, los cuerpos de seguridad pública papalotean por las calles y hacen todo menos atrapar a los ladronzuelos que en un abrir y cerrar de ojos desvalijan autos.

Este lunes, cuando el señor “Lalo” presumía los 123 millones 500 pesos con los que contará gracias a una fructífera reunión en la ciudad de México con integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública, a mi auto le quitaban una llanta con todo y su rin de acero que deberé reponer por 2 mil 500 pesos que saldrán de mi salario de 6 mil pesos.

“Profesionalización, equipamiento, infraestructura, operación policial y prevención del delito son los rubros que se atenderán”, escribió su oficina de prensa en el boletín que repartieron por todos lados. ¿Y a mí eso que?, en términos reales cuando podré volver a dormir tranquila.

Hoy, con mi auto ultrajado dos veces en la última semana, no puedo dejar de asomarme a la ventana porque la colonia donde crecí segura se ha vuelto en un nido de ladrones de auto partes. Lo de menos es destinar lo poco o mucho que resulte del atraco, lo que me indigna es la mafia que opera a los ojos de las autoridades.

Ya en otra ocasión hace un par de años me tocó visitar la famosa 46, donde cínicamente te dicen “Ahorita busco tus espejos”, y el “tus” es de ¡tuyos de verdad!. Lo peor del caso es que la patrulla de la policía municipal se da sus vueltas y hace como que vigila el orden, no vaya a ser que asalten a esos pobres comerciantes que se ganan la vida a la buena.

Los dichosos fondos del Subsidio para la Seguridad de Municipios (Subsemun), esos que Eduardo Rivera “se trajo” de México serán divididos en los siguientes rubros:
• Profesionalización: 4 millones 429 mil pesos
• Equipamiento:        53 millones 744 mil 771 pesos
• Infraestructura:       2 millones 900 mil pesos
• Operación Policial: 24 millones 426 mil 229 pesos
• Prevención del delito:    9 millones 500 mil pesos
 
Temo que tristemente esos 123 millones 500 pesos con los que el panista contará para darnos seguridad no serán suficientes para acabar con la mafia de ladrones de auto partes. Más que palabras hacen falta hechos.

Apenas hace unos días cayó la banda de Las Ficheras ¿y luego entonces? algún día, alguien nos va a subsanar el daño ya no económico sino moral a quienes nos agraden en nuestro espacio. Fue precisamente un panista, Pablo Rodríguez Regordosa quien ofreció hace seis años, cuando pretendía ser presidente municipal, un seguro para el robo de autopartes. Esa propuesta yo sí se la compraba.