Si bien la inseguridad que vivimos está de miedo, el asesinato de cuentahabientes a manos de parásitos sociales es un horror, la negligencia de las autoridades de todos los níveles es por demás cuestionable así como la red de criminales que opera - parece ser - con el pleno consentimiento de los señores banqueros es ofensiva; nada de eso justifica que la muerte de un joven recién egresado de la carrera de Teatro de la UDLAP sea utilizada como bandera política.

Creo que los candidatos y políticos deberían persignarse antes de nombrar a Diego Chaires, cuyo nombre ha sido prácticamente prostituido las últimas 48 horas. Está bien que el tema de la inseguridad es primordial en sus “propuestas” de campaña pero que no se cuelguen del trágico suceso en el que este joven de apenas 24 años perdió la vida.

El video publicado por Teatro Puebla en You Tube sumó 71 mil 264 reproducciones, 162 Me Gusta y 31 No Me Gusta, en las primeras 24 horas en el canal. En las imágenes que se muestran durante 1 minuto con 49 segundos, creo que se lucra con el morbo del crimen que terminó en la 31 poniente y el Bulevar Atlixco.

“Descanse en Paz, Diego Chaires (22 de Mayo de 1989 - 21 de Mayo de 2013)”, dice el título del audiovisual que para los más cercanos al actor, recientemente afiliado a la ANDA, representa una burda manera de rendirle homenaje ya que ni siquiera está correcta la fecha de su nacimiento puesto que él cumplió años el 2 de mayo de este año y no iba a cumplir años al otro día de su asesinato.

“Hoy martes 21 de mayo de 2013, nuestro amigo Diego Chaires murió victima de la inseguridad en Puebla, esperamos que su muerte no quede impune y que se haga justicia, por desgracia el castigo a los culpables no nos regresará a Diego pero queremos pensar que en Puebla esto no puede seguir pasando”, se lee en la descripción del video en homenaje al joven que formaba parte de la producción de la película Mamá y aunque radicaba en la Ciudad de México, se encontraba filmando en Puebla.

¿Les conté que en diciembre pasado unos malandrines se metieron a robar a la casa de mis papás? Bueno, pues ayer los angelitos regresaron para despecharse otra vez con cuchara grande, sin embargo, gracias a Dios, en esta ocasión el hecho sólo quedo en un mero intento pues al parecer algo los ahuyentó y sólo alcanzaron a botar la primera chapa del ahora “bunker” en que se ha convertido el hogar en el que viví los últimos 17 años.

Realmente es indignante que en tan solo tres meses irrumpan así como así en el único espacio en el que uno debería sentirse tranquilo. Cuando apenas nos estamos reponiendo del trauma y la paranoia que deja el que alguien se meta a tu casa, resulta que en martes a plena luz del día, cualquier sujeto pasa con la intención de violar las chapas.

Desde hace un par de meses, en varias calles de la zona hay mantas colocadas con la leyenda “Vecino Vigilante” y una señal en la que se rechaza a los ladrones, lo cual habla de que la tranquilidad en esas colonias es algo en proceso de extinción.

Cuando no le robaron al negocio de la suegra de mi hermana, resulta que ya le estaban robando las llantas de su camioneta a la vecina y así todo un cuento de nunca acabar. ¿Y los policías? ¿Y el dinero de mis impuestos que, por cierto, por momentos son mayores que el salario que tengo registrado ante el IMSS?

En fin, es horrible que nuestra ciudad esté secuestrada por ladrones de autopartes y delincuentes que acechen los hogares. Es nefasto que los funcionarios y políticos mantengan en el discurso palabras como “combate a la delincuencia” o “blindar la seguridad” cuando en la realidad, la gente común y corriente apenas puede conciliar el sueño.

Basta como referencia el hecho de que en la comparecencia que el Secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Amadeo Lara Terrón, destacó el número de seguidores que la dependencia tiene en Twitter, pero no precisó que de acuerdo a indicadores nacionales, en Puebla durante el 2011 se reportaron 18 mil 549 robos.

Tal vez, el motivo del por qué se disparó en 4 por ciento la inseguridad pública a la llegada de Eduardo Rivera Pérez al ayuntamiento de Puebla tiene que ver con que operaron con apenas mil 580 policías, cifra 33 por ciento a la que manejó Blanca Alcalá en su último año de administración. Ahora bien, la disminución tiene que ver, en parte, a los elementos que fueron dados de baja por no aprobar las pruebas de control de confianza, es decir, o no pasaron el antidoping (o sea se drogaban) o eran corruptos. Luego entonces, seguramente, esos angelitos desempleados son los que andan paseando por la capital vigilando a ver a quien le joden la vida.

“¿Puebla estado seguro?, PURAS MENTIRAS”, escribió el viernes en su muro en Facebook el delegado de la Profeco, Bernardo Hinojosa Polo, quien después de esa entrada contó al mundo entero que el miércoles pasado los amantes de lo ajeno entraron a robar a su casa. Pero la cosa no para ahí, ya entrado en confesiones, el panista reveló que en los últimos seis meses han robado en las casas de la mitad de sus vecinos.

En un momento de catarsis colectiva, el joven defensor de los derechos de los consumidores también nos contó que en año y medio ya le han robado 3 llantas con todo y rin.

Ojalá la moraleja de esta tragicomedia fuera que nuestro delegado debería ir a Catemaco a hacerse una limpia o algo por el estilo, sin embargo, las opiniones que precedieron a este comentario subido a la red social más grande del mundo virtual fue una cascada de experiencias sobre asaltos y violencia en las calles.

“El año pasado nos asaltaron en la clínica donde yo trabajo, se llevaron mi bolsa y dinero, en plena mañana”, contó Caliope.

“Yo vi balazos enfrente del Sanborns de Angelopolis esta semana por eso trato de ir sólo si es muy necesario”, escribió Nomali Sánchez.

Ahora bien, las quejas por la descomposición social no es exclusiva de Puebla, ya que un par de amigos de Bernardo le recordaron que en el Distrito Federal y Cuernavaca la situación es de miedo. Las historias van desde el “a mi me vaciaron mi depa hace dos meses”, hasta el lugar común “y lo único que te dicen los policías es: ¿por qué no contratan a un vigilante?”.

Sobre las pertenencias de Bernardo Hinojosa que ahora andan deambulando en el mundo de la fayuca se encuentra una televisión, un reloj, alcancías, fotos, tarjetas y llaves. “En lugar de alarma se antoja poner un rifle”, respondió en una de esas el siempre bien portado delegado.

Los demonios andan sueltos (ahora sí de a de veras). Hoy nadie está exento de ser blanco de la delincuencia. Lo menos que puede a uno ocurrirle es que en el instante en que voltas a despedirte de tu comadre tu bolso desaparezca. Lo peor, amanecer tirado a las faldas del Popocatépetl (¡si pasa eh!) sin auto, sin celular y sin cartera, pero por fortuna, con vida para contarlo. A continuación nueve consejos cruciales para salvarnos a nosotros mismos en caso de que al Chapulín Colorado no le llegue nuestra suplica de socorro.