El sábado la ciudad de Puebla amaneció igual que todos los días. La gente “normal” hizo su vida social como de costumbre: fue al centro comercial, al mercado, a misa y comió en algún restaurante con la familia, en el peor de los casos se habrá enclaustrado en su casa a ver películas y el futbol.

La diferencia del fin de semana, que para muchos pasó desapercibida, es que el ayuntamiento de Puebla dejó el color morado y ahora tiene una identidad gráfica casi igualita a la que distingue al gobernador Rafael Moreno Valle Rosas. En sus sitios de internet y cuentas oficiales, las dependencias de la comuna capitalina, fueron las que vieron los primeros toques del “cambio” derivado del fin de la era del panista Eduardo Rivera Pérez como alcalde para iniciar la gestión de cuatro años con ocho meses bajo el mando de Tony Gali Fayad.

Entre la estrategia digital que se emprendió, destacaron los hashtags #CiudaddeProgreso y #ProgresoconTony, ya que como “Puebla hoy es mejor” - como rezaba Lalo Rivera los últimos 30 días de su mandato-, pues lo que sigue, en el entendido de quien es el as de Moreno Valle, es el progreso.

La verdad es que la llegada de Tony Gali nos agarró a todos ya sin el factor sorpresa del Día D, muchos lo sentimos como un simple acto protocolario que tenía que cumplirse. Y es que el ex secretario de Infraestructura no dio paso a que el electorado lo extrañara y aguardara su llegada con emoción, pues nunca dejó de estar expuesto en medios de comunicación y llevaba medio año asistiendo a los eventos de Rivera Pérez.

Sin embargo, para el círculo rojo, estas cosas de la toma de protesta siempre son una oportunidad de volver a las reglas no escritas de la real politik, esas es las que hay que aparecerse para salir en la foto (porque ya sabemos qué ocurre con el que se mueve), así como cumplir con el besamanos y la salutación obligada para ver si todavía se alcanza un hueso, aunque sea de segunda roída.

Aquí un resumen del primer fin de semana de Tony Gali en el que hubo fila para congraciarse, estrenó sitio oficial, prometió seguridad, 300 videocámaras nuevas y continuar con el pavimento hidráulico del Bulevar Norte.

En donde ya cuentan las horas para checar su tarjeta de salida sin retorno es en el Palacio Municipal. Como dirá el colectivo popular “haiga sido como haiga sido” (sic), Lalo Rivera concluye este viernes su mandato como presidente municipal de Puebla.

El alcalde panista ha vivido una semana de contrastes. En redes sociales se la ha pasado agradeciendo las felicitaciones por su reciente cumpleaños número 42 el viernes pasado, así como las decenas de mensajes que recibe en Twitter y Facebook por parte de simpatizantes que “no quisieran que se fuera” o que le agradecen “lo mucho que hizo por la capital”.

Sin embargo, en el terreno real, Eduardo Rivera debió tragar saliva y enfrentar el estira y afloja con sus propios regidores para que su última cuenta pública fuera aprobada por el cabildo que hasta mañana él encabeza.

Lo cierto es que al público en general poco o nada le importa la rebatinga política que hizo sudar al todavía edil panista, pues en cafés, restaurantes, consultorios, farmacias, estéticas y hasta lavados de auto, llueven los ejemplares de todas las revistas de “socialité” en las que la familia Rivera Pérez llena las portadas y reproducen, casi casi, el informe de gobierno que ofreció apenas el 4 de febrero en el CCU de la BUAP.

Asi como la edición ESPECIAL Eduardo Rivera y Liliana Ortiz ya está en circulación @eduardorivera01 #Puebla pic.twitter.com/UyZELqysRK

— REVISTA ÚNICA (@larevista_unica) febrero 12, 2014

El alcalde Eduardo Rivera se despide en bicicleta. #Puebla http://t.co/iR8RVmhF2L pic.twitter.com/ObDIzgt47V — Revista 360 Grados (@revista360) febrero 6, 2014

La semana pasada creo haber visto una foto en el periódico en la que se ve al gobernador del estado Rafael Moreno Valle Rosas inaugurando una obra y a su lado figuraba el presidente municipal electo, Tony Gali Fayad.

Para nadie es un secreto que el ganador de las elecciones del pasado 7 de julio fue el alfil del mandatario estatal. Luego entonces, me ha hecho mucho ruido, el que en los últimos días en la radio lluevan notas de “Tony Gali para acá” y “Tony Gali para allá”… ¿pues qué no ya pasaron los tiempos de campaña?.

En mi época de reportera viví la transición entre Luis Paredes Moctezuma y Enrique Doger Guerrero, después me tocó ver cómo éste le paso la estafeta a Blanca Alcalá y luego ya desde otra trinchera vi a lo lejos la llegada de Eduardo Rivera Pérez al famoso Charlie Hall.

En todos los casos, el que llegaba aguardó hasta el último día de la administración del alcalde saliente para figurar en actos públicos. Sí, salían a declarar de vez en cuando, daban alguna postura sobre temas de coyuntura y hasta los primeros días de enero o febrero presentaban a sus respectivos gabinetes. Vaya, la transición se daba sin tanta exposición mediática.

Hoy, me parece de mal gusto el juego mediático al que se presta Tony Gali cuando todavía faltan cinco meses y medio para que inicie sus funciones como edil de la capital poblana y - desde mi humilde punto de vista - no le dé su lugar a Eduardo Rivera Pérez. Siento que es como cuando el patriarca está agonizando y los herederos ya reparten la herencia sin el menor tacto.

Ayer me quejaba de eso en Twitter y en un arranque de desesperación por tantos tuits aludiendo a @tonygalifayad mencioné que tanto paseo en eventos públicos me parecían una falta de higiene política y que la culpa la tenía Eduardo Rivera por dejado, por aquellas versiones que circulan en torno a que ha permitido diversas “imposiciones” desde Casa Puebla.

Un boot de inmediato reaccionó y me respondió que “hablaba por la herida”, otro tuitero con la cuenta @jefetony me hizo la observación de que esos “paseos” eran para que el panista se empapara de todo en aras de la continuidad para que tengamos “la ciudad que todos queremos”.

Fue el propio “Lalo” Rivera quien me hizo la noche al responderme y hacerme saber que valoraba mi opinión. El detalle de tomar el tiempo para explicarme a mí - una de las ciudadanas que confió su voto a él hace tres años - que no se trataba de imposiciones, sino de un trabajo coordinado por el bien de la ciudad y que para él las críticas son bienvenidas pues lo hacen crecer; me confirman que más que un político que sólo quiere quedar bien, es un ser humano que entiende el verdadero sentido del servicio público, o cuando menos no menosprecia el poder de las redes sociales.

Me queda claro que Puebla es ya la ciudad que no queremos. Todos los días amanecemos con la noticia de que algún gandalla robó aquí o allá y el caso quedo impune. Este sábado le tocó a otro amigo, Gerardo Rojas, quien iba acompañado de otro reportero, Jesse Brena. No imagino el trauma de ser abordados por unos supuestos policías estatales y enfrentar el atropello de ser levantados, humillados, golpeados, amenazados, despojados de sus pertenencias y aventados en medio de la nada en plena madrugada.

Este domingo en medio del escándalo, un tipo con dos dedos de cerebro escribió lo siguiente como comentario de la nota sobre el hecho: “La verdad los reporteros también no son una perita en dulce…se sienten intocables por traer un micrófono o una camarita”. Creo que más allá de la profesión se trata de la gravedad de ser víctima de a quienes – se supone- se les paga de nuestros impuestos por salvaguardar a la ciudadanía, trátese de quien se trate.

Gerardo es de los reporteros que ha crecido profesionalmente por su trabajo y dedicación, que no suele andar “charoleando” y mucho menos fanfarroneando con una credencial de tal o cual medio. Da coraje que sujetos sin escrúpulos abusen de hombres como él que se distinguen por su buena educación, por ser siempre amable y ser cero gandalla.

Tan no se trata de un caso aislado que los casos en los que los cuerpos policiacos (de todas las corporaciones) están coludidos con los rateros saltan a la vista. Apenas el fin de semana pasado, a una amiga vecina también le vaciaron su habitación en la que tenía todo lo que podría haber acumulado en los últimos años de trabajo. Mención aparte merece otra amiga a cuyo esposo asaltaron hace un par de meses afuera de su casa unos agentes que iban a bordo de una patrulla del municipio de Puebla.

En menos de tres meses, en dos ocasiones los amantes de lo ajeno trasgredieron la puerta del hogar de mis padres, aunque por fortuna la segunda ocasión ya no tuvieron éxito en su operación, nadie nos quita de la cabeza que los “vigilantes” que pasan dos veces por semana por sus 15 pesitos tuvieron que ver con ese atraco. Uno hace los rondines bajo la licencia de la Policía Auxiliar de San Baltasar Campeche, mientras que otro se presentó con un oficio de la Policía Auxiliar de San Francisco Totimehuacan. Para el caso es lo mismo porque además del robo a casa habitación que se ha disparado en la zona, tampoco casualmente ninguno de los dos estuvo cuando a mi auto lo dejaron sin espejos, después sin medallones en los rines, luego sin placa y ya la última ocasión sin las cuatro llantas.

Podría seguir con una inmensa lista de casos a gente común, corriente y cercana que le han abierto el negocio, atracado el hogar, ultrajado el auto o sobornado policías y agentes de tránsito… esta es la realidad que vivimos los ciudadanos por cortesía del gobierno municipal de Eduardo Rivera Pérez, a quien el tema de la inseguridad pública lo ha rebasado por completo, bien podría pedir ayuda al Chapulín Colorado.

“Fue el presidente a mi escuela, está muy guapo, bien amable, bien sencillo”, fue lo primero que me dijo mi mamá este lunes cuando regresó del trabajo. Por más de 15 años, ha sido maestra de la escuela primaria “Fundadores de Puebla” que se ubica en la colonia Loma Bella.

Muy emocionada me contó que Eduardo Rivera Pérez llegó muy puntual al inmueble educativo de la 105 poniente so pretexto del inicio de los festejos por el 481 aniversario de la fundación de la ciudad de Puebla.

Justo cuando sonó el timbre y los alumnos se acomodaron en bloques para dar inicio a la ceremonia de rutina de cada lunes. “Llevó al cronista de la ciudad, muy joven también… les fue narrando a los niños cómo se fundó Puebla, muy ameno, se los contó como un cuento y los tenía entretenidos”, me siguió platicando mi mamá sobre la encomienda que ayer por la mañana realizó Juan Pablo Salazar.

Contenta por ver que el alcalde que eligió no se portó “payaso”, “sangrón” o como el típico político engreído, la maestra Marthita describió la escena que más le conmovió: “Tomó el micrófono inalámbrico y se dirigió a los chiquitos que estaban a un lado, atravesó el patio y les preguntó qué querían ser de grande… uno le dijo que soldado, otro que doctor y así, entonces les dijo: ‘muy bien, ustedes van a ser el futuro y deben de querer mucho a Puebla, ¿quieren que le cantemos las mañanitas?’”. Dice mi mamá que creyó que “se iba a hacer…” pero para su sorpresa empezó con el tradicional “Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David…” y toditas las estrofas entonó con todo y la porra de pilón.

Fue así como el buen Lalo (que podrá tener otros defectos menos el de descortés o mal educado) conquistó a las maestras de la primaria pública y también a las mamás de los pequeños que se colaron para tomarse alguna foto del recuerdo, cosa a la que nuestro edil ya está más que acostumbrado.

Entre las mañanitas y el festejo patrio por el 481 aniversario de la fundación de la ciudad que trazaron los mismísimos ángeles, el director de la escuela primaria matutina, aprovechó para pedirle el apoyo al presidente municipal a fin de que haya más computadoras en el aula de medios que la misma Blanca Alcalá, años atrás fue a inaugurarles; así que habrá que ver que tanto cumple con las demandas ciudadanas o la visita queda en mera cortesía.