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El Dalai Lama y la mota

Miércoles, Octubre 16th, 2013

A propósito de la visita del Dalai Lama a México, en la que por cierto brindó una conferencia en Centro Fox -propiedad del ex mandatario Vicente Fox – donde aprobó el uso medicinal de la marihuana, estos son algunos datos curiosos del líder espiritual tibetano que debemos saber para poder conversar con los fans de esta santidad.

1. Su nombre original es Lhamo Dondhup; no obstante, fue rebautizado por los monjes tibetanos como Tenzin Gyatso, a la edad de los cuatro años, luego de realizarle pruebas sobre la reencarnación del décimo tercer Dalai Lama.

2. El niño que nació el 6 de julio de 1935 recibió su instrucción en el Palacio de Potala, del Tibet, hasta que por culpa de la ocupación de China se refugió en el exilio, en una morada secreta de la India.

3. De acuerdo con el budismo, el Dalai Lama es una emanación de Buda, por lo que sus seguidores le respetan y viven sus enseñanzas de vida, que le valió en 1989 el premio Nobel de la Paz, por sus esfuerzos pacíficos de liberar al Tíbet de China.

Entre las frases más sobresalientes del Dalai Lama, se encuentran:

“La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás”.

“El enojo es uno de los problemas más serios que el mundo enfrenta hoy”.

“La esencia del cristianismo y el budismo es la misma: la práctica del amor, para lo cual es necesario poner énfasis en el perdón y compartir el sufrimiento ajeno”.

“Honrar a Dios es fundamental, pero también lo es respetar a nuestro prójimo. De hecho la verdadera adoración a Dios es posible cuando uno respeta a su prójimo”.

“Si queremos morir bien, tenemos que aprender a vivir bien”.

“Mi religión es simple; mi religión es la bondad”.

El Chicharito, el mole y Puebla: orgullos patrios

Miércoles, Junio 29th, 2011

Mientras en la Sub 22 del Tri, ocho “angelitos” fueron expulsados por sucumbir a la calentura cuando estaban en plena concentración, hay una figura del futbol mexicano que tiene casi casi un altar en cada hogar de la República Mexicana. Javier “el Chicharito” Hernández, es pues la figura que los mexicanos más admiramos, respetamos e irradia orgullo nacional o al menos así lo concluyó la última encuesta de Consulta Mitofsky titulada “Orgullos del Mexicano 2011”.

Nuevamente, la empresa comandada por Roy Campos entrevistó a mil mexicanos sobre las personas y las cosas que les dan orgullo o que presumirían en caso de salir de viaje a otro país; música, comida, bebida, cantante, ciudad y deporte. A continuación los resultados más sobresalientes:

La música ranchera es considerada por los mexicanos como la que podemos presumir, muy por encima de la Folklórica, la banda, la norteña, la balada o la salsa.

En la comida a presumir destaca el mole, dos veces más que el pozole y tres veces más que las enchiladas. Ahora los tacos y los tamales son superados por los ‘antojitos’. El mole es mas orgullo en la parte centro y sur del país, mientras que el pozole en el bajío.

Irrumpe ‘el Chicharito’ Hernández en primer lugar y ‘el Canelo’ Álvarez en quinto lugar, por lo que se pueden considerar las nuevas estrellas deportivas a nivel popular, destacando la ausencia de Adrián González el deportista mexicano mejor pagado de toda la historia y líder de bateo actualmente en las grandes ligas.

Vicente Fernández es el cantante que genera más orgullo a los mexicanos.

Las ciudades mexicanas que más se presumirían en caso de tener que hacerlo son Guadalajara, Ciudad de México, Veracruz, Acapulco, Monterrey, Morelia, Cancún, Oaxaca, Mérida, Guanajuato y Puebla destaca en décimo lugar.

Sí de beber se trata, el tequila es por mucho el orgullo mexicano, seguido de la cerveza, el mezcal y el pulque.

Benito Juárez, es hoy el personaje histórico que provoca más orgullo, seguido de Miguel Hidalgo, Pancho Villa y Emiliano Zapata, todo muy similar a 2005.

El Callejón del Beso

Lunes, Noviembre 15th, 2010

Después de mucho pensarlo decidí acompañar a mi familia en un viaje por la ruta del Bicentenario. Aunque no pisaríamos cada punto de los lugares que se consideran la cuna de la Independencia de México, mi madre me prometió recorrer León, Guanajuato, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, Celaya y Querétaro.

A sabiendas de que en el trayecto el griterío de los chamaquitos que tengo por sobrinos me recordaría la importancia que siempre le he dado a cumplir con mi trabajo los 365 días del año, acepté la invitación de mi padre más movida por el chantaje emocional que por escaparme de la rutina diaria.

Y ahí estábamos, en la ciudad sede del famoso festival Cervantino. “¿Dónde queda el Callejón del Beso?” era lo único que preguntaba nada más por saciar mi curiosidad y ver ese rincón en el que las parejas tienen que detenerse si es que realmente quieren regresar a sus respectivos hogares y decir que pisaron Guanajuato.

“Ya no existe”, decían unos de mis parientes. “Ya prohibieron los besos”, completó por ahí otro integrante de la excursión al estilo “Mi Pobre Angelito”. Total que después de caminar y caminar, escuchamos a un grupo de boy scouts que no dejaban de gritar y animar a las decenas de personas arremolinadas en el mentado Callejón del Beso.

Leí que hace año y medio, los guanajuatenses célebres por inventarse leyes santurronas como la que prohíbe el uso de las minifaldas o peor aún la de pedir limosna, también determinaron por la vía jurídica que a toda aquél que se sorprendiera siguiendo la tradición que indica la leyenda de este callejón (osea agarrarse a los besos) sería consignado por las autoridades.

Pues resulta que en pleno domingo a las nueve de la noche en ese estrecho espacio de 68 centímetros ubicado en las faldas del cerro del Gallo, habíamos cerca de cien personas haciendo fila para subir al tercer escalón y darnos un beso de amor para merecer esos 7 años de felicidad, como lo indica la leyenda popular. Y la policía…. bien gracias. Y no es que quisiera que me llevaran presa sino que me intrigó la falta de elementos de seguridad pública que vigilen que a los turistas nos traten bien en tiempos en los que la paranoia por los asaltos, balaceras y demás nos tiene con el “Jesús en la boca”, dirá mi abuelita.

Regresando a los besos, a grandes rasgos, los lugareños cuentan que en los balcones edificados en el siglo XVIII, un par de enamorados cuyas familias les prohibían verse, se citaban clandestinamente para darle rienda suelta a sus pasiones. Todo iba bien hasta que el padre de Doña Ana, como se llamaba la susodicha, la descubrió en el momento de besarse con Don Carlos y ahí mismo la mató clavándole una daga en el pecho.