Posts Tagged ‘Guiza’

Egipto

Lunes, Enero 31st, 2011

Por años soñé con viajar a Egipto. Me repetí mil veces “no puedo casarme sin antes ir a Egipto”. Quería pisar el desierto. Quería ver con mis propios ojos que las mujeres caminaran por las calles con la burka cubriéndoles el cuerpo de pies a cabeza. Anhelaba respirar el aire de los musulmanes. Fantaseaba con el interior de las Pirámides de Guiza y me preguntaba qué tan cierto sería eso del “Nilo… ni lo huelas”.

Hoy, hace tres años, salí por primera vez de mi México para aventurarme en uno de los países que pertenece a dos continentes (África y Asia). Aunque huí sola de Puebla, realmente nunca lo estuve del todo. Además de otras tres mexicanas con las que coincidí la mayor parte del recorrido turístico, los guías egipcios eran parte del paisaje.

Shadi, Badri y Michael nos enseñaron, cada uno por separado, cómo era la vida allá. Lo primero que supimos fue que su presidente gobernaba desde 1981, osea ¡tenía mi edad al frente de un país que hasta 1965 había sido dirigido por un Rey!. Además, las leyendas urbanas sobre Hosni Mubarak estaban a la orden del día. De entrada, tal cual faraón del siglo XX, solía pegar propaganda con su imagen fresca y juvenil como en sus años mozos, pues no le agradaba que el pueblo viera lo que el paso de los años había hecho con él. Otros más decían que era muy rara la ocasión en que él salía a la calle por lo que solo se aparecía cuando tocaba el referéndum en el que se autoproclamaba nuevamente vencedor de unas elecciones en las que la democracia no estaba invitada. También estaban los que circulaban el rumor de que en realidad el ejecutivo había muerto hacía tiempo y que quien ya tomaba las decisiones era su hijo.

El día siguiente al vuelo que abordé con destino a El Cairo se agudizó uno de tantos conflictos entre palestinos e israelís. “¿Qué saben del muro que rompieron en la franja limítrofe con Gaza?”, preguntábamos. La desinformación que imperaba en el país tuvo entonces explicación: no estaban enterados de nada. De hecho, lo que se decía del otro lado del mundo de su país, rara vez llegaba a sus oídos. La mayoría de la prensa, para no variar, pintaba una realidad a modo, favoreciendo al sistema político que no se esmeraba precisamente en sacar de la extrema pobreza a más de 80 millones de habitantes.

Los guías de turistas son, junto con los maestros y los médicos, quienes gozan de cierto estatus social. Mínimo hablan tres idiomas y se saben de pe a pa la historia de los Faraones de Alejandría hasta Luxor (la antigua Tebas). Son ellos los que “conocen el mundo” gracias a los 15 millones de extranjeros que visitan esa patria en todo un año.

Salvo el corredor de la avenida principal y los barrios en los que los árabes llegan a “recrearse”, el resto de las calles luce llena de polvo. Los camellos y autos arcaicos conviven en el mismo espacio. Las reglas viales no existen y resulta imposible cruzar las calles o dejar de oír el bullicio de los cláxones o la gente murmurando en lengua árabe.

Cristianos y musulmanes cohabitan en la misma tierra. Las mezquitas encienden las bocinas cinco veces al día. Las mujeres deben entrar sin mostrar un solo centímetro de piel y su lugar está hasta atrás del recinto. Las bodas arregladas aún son la constante y nadie puede ligarse a una chica sin antes haber solicitado al padre el permiso para cortejarla. Los edificios en obra negra adornan la mayoría de las calles porque nadie puede casarse sino tiene un lugar en donde iniciar la nueva familia, es por eso que los padres deciden construir a sus hijos un piso arriba de la vivienda original.

“No es que es esté permitido tener muchas mujeres”, nos explicó Badri, lo que pasa es que si un amigo falta, el otro tiene el compromiso de ver por su familia. Y así a cada situación machista, los musulmanes encontraban una razón de ser. Lo que no se explicaban era qué hacían cuatro mujeres solteras de más de 27 años solas en ese país. “¿Qué pasa con los hombres de México?”, nos decían al mismo tiempo que nos advertían que si nos descuidábamos cualquiera podría vendernos a cambio de un camello.

A su vez, los cristianos presumen el barrio copto que incluye una pequeña cueva en la que se refugiaron, Jesús, María y José cuando la Biblia cuenta que huyeron de la maldad de Herodes rumbo a Egipto. Son solo el 5 por ciento de la población y llevan marcada en la piel la cruz de esta secta.

El arte de “regatear”, la obligada propina hasta a quien te da la mano para montar el camello, los impresionantes templos y las incontables viviendas irregulares edificadas lo mismo sobre un cementerio (La ciudad de los muertos) que sobre tumbas de faraones (Valle de los Reyes), son sólo algunos de los tesoros culturales que este país tiene para el mundo.

Por eso me dio tristeza el negro amanecer de 2011 cuando leí la noticia de que un coche bomba mató a 25 personas que salían de los oficios religiosos del año nuevo en una iglesia cristiana en El Cairo. Por eso es que me duele leer todos los días la situación que viven los egipcios desde hace una semana. Ojalá la sangre derramada por 150 personas hasta ahora valga la pena y sea el principio de una nueva era para el pueblo del algodón, el papiro y los mejores perfumes. Hoy que las pirámides están abandonadas y los aeropuertos se desbordan de gente que huye temerosa del golpe de estado. Se la debemos.