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El día después de la Hummer

Martes, Mayo 26th, 2009

Ya pasaron más de 72 horas y aún no saben qué harán con la camioneta Hummer H3 que se sacaron en la rifa de Elba Esther, ello tienen en común Luis Eduardo Limón Alarcón y César Sánchez Castellanos.

El primero, estudiante de 24 años, se mueve todos los días en una camioneta Jeep modelo 93 a sus clases en la facultad de Ingeniería Química, allá en Ciudad Universitaria.

“¿Qué vamos a hacer con la camioneta?”, fue lo que, ni tardo ni perezoso, le preguntó su papá, maestro de profesión al igual que su madre. De hecho, fue una amiga de ella, Ana María Alarcón de Martino a quien le hizo el favor, literalmente, de comprarle el boleto con el número 07305.

“Ahora ya veremos”, es lo que respondió este joven que no tiene novia pero que no pierde la esperanza de que la poderosa Hummer logre levantar aunque sea un alma en pena. Por lo pronto quienes ya se apuntaron fueron sus amigos de parranda, que piden a gritos “el remojo”.

Luis Eduardo, quien hasta hace poco trabajaba como bar man en un bar del centro de la ciudad tiene claro que el regalito le saldrá un poco caro y es por ello que la piensa. Y es que calcula en 12 mil pesos el pago por re emplazamiento, así como otros 30 mil pesos por concepto de tenencia y seguro del año; cantidades que no está dispuesto a pagar de su bolsa.

Aunque en los hechos nunca creyó que realmente se podía llevar el premio mayor, tampoco le causó conflicto el origen de las unidades de móviles, o sea que, en pocas palabras, las marrullerías de Elba Esther lo tienen sin cuidado.

Renegado a bordo

Dividiendo su vida entre Quecholac y la capital poblana, César Sánchez Castellanos, “la hace” de maestro de educación física por un rato, mientras que en sus horas libres se la juega como Robocop.

Desde hace diez años trabaja diez horas a la semana en la Escuela Primaria 5 de Mayo de 1862, ubicada en el municipio perteneciente a la región de Tepeaca. Sin embargo, cuando no es maestro se viste con el uniforme de la Policía Municipal de Puebla.

Con la gorra puesta, lentes oscuros y la playera de la selección mexicana, este maestro se escapó un rato del sector 4 para presentarse la mañana de este martes ante los medios de comunicación.

A sus 32 años, sin esposa ni hijos que mantener, tampoco tiene idea del gasto que representa tener una camioneta Hummer. Lo que sí tiene claro es su agradecimiento con su líder, Cirilo Salas Hernández, secretario General de la sección 51 del SNTE. De hecho, éste lo presentó como uno de los profesores defensores del sindicato, de ahí que hasta consideró que “su buena suerte” fue un premio a su trabajo y obediencia pues en el pasado resguardó las instalaciones de esta sección para que no fueran tomadas por los disidentes en la Colonia El Cerrito.

Vaya, estando los cebollazos a la orden del día, este atleta profesor presume que le compró el boleto ganador a la secretaria de Organización de la sección sólo por solidaridad pues tenían que vender todos a la fuerza pero nunca creyó que “se le haría”.

Foto: Arturo Alfaro

¿Y mi Hummer, ‘ama?

Lunes, Mayo 25th, 2009

¡Elba Esther, regálame una hummer!”, así se llama el grupo en Facebook que alberga a 14 cibernautas comandados por Aarón Suárez Castañeda. Aunque en el dicho tooodo mundo quisiera una de estas unidades móviles todo terreno, en los hechos pocos realmente sabrían qué hacer si del cielo les cayera esta camioneta. Aspectos económicos, de estereotipos, éticos y prácticos influyen en ello.

Yo tenía un boleto con mi nombre, mi nombre completo. Un boleto que mi papá pagó. Un boleto que llevaba el folio 00570. El regalo de mi progenitor costó 100 pesos, cantidad que fue depositada junto con otros 999 mil 900 pesos en la cuenta número 60-53084219-8 del Banco Santander Serfín en su sucursal Palma Norte del Estado de México. Fue un tal José Bonfilio Hernández Arellano quien me arrebató el premio mayor. Sin embargo merecido se lo tiene pues contrario a mí, sí pertenece al sistema educativo y se esfuerza todos los días en impartir Educación Física a los alumnos de la escuela secundaria “Jacinto Uk de los Santos Canek” en Ciudad Azteca.

Fue hasta la madrugada del viernes cuando la idea de tener una Hummer H3 me inquietó… “¡y que me la fuera sacando!”… pensaba una o dos veces por hora este 22 de mayo. Y esa naturaleza humana de rechazar la felicidad me hacía pensar: “me quedaría muy grandota, mejor no…. ¡Y luego la tenencia!… ¡y la gasolina!… ¡el seguro!…. ¡¿y dónde la guardo?!… ¿Qué tal que me confunden con un narco?… no, definitivo, no gracias”…. O sea lo de menos era que el premio fuera producto de una marrullería de la líder sindical más odiada en México, lo de menos era que el bendito sorteo “Por nuestras escuelas, hagamos la tarea” haya resultado un mero parche al descaro y el cinismo con que apapacha a sus 55 dirigentes en los estados, ofendiendo al resto de los mexicanos a quienes urge un trabajo para poder alimentar a sus hijos.

Igual pensaron algunos de los 53 ganadores que este fin de semana recibieron una llamada que les cambió la vida. “No va conmigo”, respondió Margarita Sánchez Zamudio al periódico noroeste.com. La maestra jubilada de 60 años ganó la camioneta correspondiente a la sección 53 del SNTE. Sin la menor emoción confesó que no la va a manejar y que aún no sabía qué haría con la camioneta porque ella y sus hijos ya tenían cada quien su auto, modestos “como debe ser”.

Otros más. A sus cinco años de edad, Airaní Contreras Aragón ya tiene una camioneta, misma que ni su madre podrá manejar aún pues se encuentra en un hospital de Oaxaca recuperándose de una cirugía. A kilómetros de distancia, Roberto Hernández Badillo por fin tendrá un medio para llegar a las comunidades indígenas donde imparte clases desde hace 15 años. Para construir su casa en Jaltocan, comunidad enclavada en la Sierra Huasteca de Hidalgo, este noble maestro de educación física tuvo que vender su auto y desempolvar la bicicleta, así que en él, Elba Esther ya tiene un amigo, de esos que le hacen falta.

Un caso curioso ocurrió en Coahuila. El afortunado ganador resultó ser Carlos Moreira Valdés, ni más ni menos que el líder de la sección 38 del SNTE, ni más ni 

menos que el hermano del gobernador de ese estado, Humberto Moreira. Para no verse mal no le quedó otra que donar el ostentoso premio a una casa que alberga a menores en situación vulnerable.

Aquí en tierras poblanas los flamantes ganadores son un estudiante de la BUAP: Luis Eduardo Limón Alarcón, y un maestro de Quecholac: César Sánchez Castellanos. El primero, incluso fue felicitado por la dirigencia sindical de la sección 23 a través de una inserción de prensa en El Sol de Puebla.

En fin, los “suertudos” ganadores ahora tendrán uno de dos problemas. Por un lado podrán apretarse el cinturón para pagar una tenencia cercana a los 90 mil pesos, llenar el tanque de gasolina cuyo rendimiento es de aproximadamente 5 kilómetros por litro cuando otras camionetas requieren de un litro para hasta 13 kilómetros, entre otras complicaciones que acarrea tener una camioneta de lujo.

Por otra parte, siempre queda la opción de venderla al mejor postor. Si se quiere sacar jugo al bien se pueden obtener hasta 575 mil 900 pesos, si se remata ante la escasa demanda se puede dejar en 484 mil pesos. La cuestión es ¿quién va a querer comprarla?

Y una última pregunta, a las 53 hummer rifadas hay que sumar las dos correspondientes a las secciones del estado de Morelos y la 22 de Oaxaca, cuyos comités directivos se rehusaron a participar. Hasta donde sé, la maestra fue muy estricta en su indicación de darla sólo para la rifa en aras de aplacar el tsunami que levantó hace un año. Luego entonces ¿Dónde quedaron esas hummer?

Por cierto, el millón de pesos recaudado en cada sección sindical se destinará a la dignificación de 10 escuelas, según esto las más necesitadas. Sin embargo a cada una le corresponderán cien mil pesos, mismos que, si los arquitectos, ingenieros y albañiles no me desmienten, alcanzarán para construir sólo un salón de usos múltiples (sin equipamento) o bien los baños públicos o un par de aulas, pero no más.