Conocí a Jenni Rivera gracias a “Inolvidable” una letra del ahora célebre Espinoza Paz que me “llegaba” en aquellos años. Después de esta etapa de “ardidez” seguí escuchándola por mero gusto. Fue en agosto de 2010 cuando tuve la oportunidad de asistir a su primer y único concierto en el Auditorio Siglo XXI, me sorprendió la conexión que tenía con sus “comadres” como ella llamaba a las mujeres que se identificaban con ella y con las que brindaba en sus maratónicos conciertos.

Lo mismo con whisky, tequila, cognac, cerveza o brandy, la famosa Diva de la Banda encabezaba auténticas sesiones de catarsis en sus conciertos pues en nombre de ella y de sus fans “se la mentaba” a todos los especímenes masculinos y también dedicaba decenas de melodías a los culpables de las desgracias femeninas.

En mayo de 2011, en la víspera del Día de la Madre, tuve la oportunidad de asistir al Palenque de la Feria de Puebla. Minutos antes de salir al ruedo, en medio de un fuerte dispositivo platicó brevemente con los medios de comunicación. Sin poses ni pelos en la lengua hablaba de los escándalos en los que siempre estaba involucrada pero también expresaba su fe por seguir creyendo en la vida, por levantarse de cada caída y seguir dando lo mejor de sí a sus hijos.

Este domingo la muerte de Janney Dolores Rivera Saavedra causó conmoción entre gruperos y no gruperos. Creo que la moraleja una vez más es que la vida es muy frágil y lo olvidamos, un día sí y otro también…