¿Les conté que en diciembre pasado unos malandrines se metieron a robar a la casa de mis papás? Bueno, pues ayer los angelitos regresaron para despecharse otra vez con cuchara grande, sin embargo, gracias a Dios, en esta ocasión el hecho sólo quedo en un mero intento pues al parecer algo los ahuyentó y sólo alcanzaron a botar la primera chapa del ahora “bunker” en que se ha convertido el hogar en el que viví los últimos 17 años.

Realmente es indignante que en tan solo tres meses irrumpan así como así en el único espacio en el que uno debería sentirse tranquilo. Cuando apenas nos estamos reponiendo del trauma y la paranoia que deja el que alguien se meta a tu casa, resulta que en martes a plena luz del día, cualquier sujeto pasa con la intención de violar las chapas.

Desde hace un par de meses, en varias calles de la zona hay mantas colocadas con la leyenda “Vecino Vigilante” y una señal en la que se rechaza a los ladrones, lo cual habla de que la tranquilidad en esas colonias es algo en proceso de extinción.

Cuando no le robaron al negocio de la suegra de mi hermana, resulta que ya le estaban robando las llantas de su camioneta a la vecina y así todo un cuento de nunca acabar. ¿Y los policías? ¿Y el dinero de mis impuestos que, por cierto, por momentos son mayores que el salario que tengo registrado ante el IMSS?

En fin, es horrible que nuestra ciudad esté secuestrada por ladrones de autopartes y delincuentes que acechen los hogares. Es nefasto que los funcionarios y políticos mantengan en el discurso palabras como “combate a la delincuencia” o “blindar la seguridad” cuando en la realidad, la gente común y corriente apenas puede conciliar el sueño.

Basta como referencia el hecho de que en la comparecencia que el Secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Amadeo Lara Terrón, destacó el número de seguidores que la dependencia tiene en Twitter, pero no precisó que de acuerdo a indicadores nacionales, en Puebla durante el 2011 se reportaron 18 mil 549 robos.

Tal vez, el motivo del por qué se disparó en 4 por ciento la inseguridad pública a la llegada de Eduardo Rivera Pérez al ayuntamiento de Puebla tiene que ver con que operaron con apenas mil 580 policías, cifra 33 por ciento a la que manejó Blanca Alcalá en su último año de administración. Ahora bien, la disminución tiene que ver, en parte, a los elementos que fueron dados de baja por no aprobar las pruebas de control de confianza, es decir, o no pasaron el antidoping (o sea se drogaban) o eran corruptos. Luego entonces, seguramente, esos angelitos desempleados son los que andan paseando por la capital vigilando a ver a quien le joden la vida.

Dicen que en el aparatoso operativo de la 46 poniente, además de detener a 53 personas también se decomisaron 20 toneladas de autopartes robadas. Todo el dispositivo fue de lo más escandaloso. Toda la tarde de este miércoles no se habló de otra cosa.

El Secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado, llegó “muy muy” acompañado de elementos de la Policía Federal Preventiva, la AFI, la PGR, la policía estatal, la ministerial y hasta el ejército, al parecer, osea la cosa era apantallar a las cámaras y a los transeúntes que igual y andaban buscando sus espejos que en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron.

Fluía en las redes sociales la información. Como siempre, todos, todos los medios de comunicación, periodistas, reporteros y hasta civiles subían, casi desesperadamente, los detalles del bendito operativo. Que si había llegado el ejército, que si habían “agarrado” a menores de edad, que si tenían 51 coches asegurados, que 20 toneladas decomisadas (extraoficialmente), y así escribían y escribían.

Total que ninguno de los señores comprometidos, creo yo, con su audiencia, respondió a mi pregunta en Twitter. Y es que, yo supuse que, aprovechando que estaban limpiando los negocios, tal vez alguien podría recoger mi par de espejos, mis cuatro tapones y mi llanta con todo y rin que en menos de medio año los distribuidores de los “empresarios” de esas calles le quitaron a mi auto.

Sería genial que de todo esto salieran beneficios tangibles para los ciudadanos comunes y corrientes que al final de cuentas somos los que pagamos los platos rotos de la inseguridad. Así que si algún suspirante a alcalde, gobernador o presidente quiere mi voto y el de otros cuantos, bien podría elaborar una propuesta en la que en operativos como este uno pudiera reclamar lo que le robaron, total, más vale tenerlos de repuesto por aquello de que uno se vuelva cliente consentido de los robacoches.

Seguramente, a la mitad de los 53 detenidos este miércoles los veremos en un par de días nuevamente en el mismo lugar y con la misma gente. No es la primera vez que llegan y “limpian” y a los ocho días resulta que el aire regresó el polvo y el cochinero sigue igual o peor. Así que hasta no ver resuelto el problema de raíz, yo no les creo nada.

Mi postura la comparten unos tantos que también así lo expresaron en Facebook y Twitter. Aquí algunos que hasta le escribieron a Rafa Gobernador: