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La Oveja Negra

Jueves, Octubre 30th, 2014

Un día de septiembre estaba atorada en el tráfico del centro histórico. Mientras la fila de autos avanzaba volteé la mirada al cielo y me espanté al ver a un hombre colgado de una casona que está en la esquina de la 4 poniente y la 9 norte. Después vi a un zoombi asomado a la azotea y al mirar a los ventanales vi más mounstruos ensangrentados. Caí en la cuenta que eran parte de la decoración del lugar. ¿Qué venden ahí?, pregunté en voz alta.

La curiosidad me llevó a ver el letrero gigante de la fachada sobre la 9 norte. “La Oveja Negra”, decía. Días después confirmé que se trata de una peculiar tienda de disfraces en Puebla. La exposición no era anticipada al Halloween, sino que todo el año, todo el tiempo hay motivo para sacar a la gente de la rutina y ponerle un disfraz.

Resulta que desde hace 25 años, esta tienda cien por ciento poblana ofrece al público la posibilidad de convertirse en Santaclaus, borrego, duende, mariposa, Blancanieves, Cenicienta, hada madrina, IronMan, Spiderman, Batman, Gatubela o hasta ídolo patrio como Miguel Hidalgo. La temática es lo de menos, ahí hay de todo, máscaras, trajes, vestidos, pelucas, adornos, accesorios, maquillaje, zapatos, etc.

En su perfil en Facebook, La Oveja Negra suma más de cinco mil “Me Gusta” y en esta temporada se la ha pasado respondiendo la pregunta del millón: “¿Tienen disfraz de Maléfica?”. Sí, para todas las edades con todo y cuernos. Pero no sólo la hada oscura es la más cotizada de la temporada, también lo es la muñeca amada por los adictos al terror, la sangre y lo sobrenatural: Anabelle, la cual ya hasta se pasea por el zócalo de Puebla.

Del #NoBraDay al #Chichispalabanda

Lunes, Octubre 13th, 2014

Este lunes nos amanecimos con la novedad de que era el #NoBraDay, una iniciativa para que las mujeres anduviéramos sin sostén durante todo el día como una medida más para concientizar sobre el cáncer de mamá en este octubre pintado de rosa por tal causa.

Yo soy de las tantas que sienten un miniorgasmo cuando llego a casa y libero la presión de andar al menos 10 horas con el resorte, las varillas y los tirantes sosteniendo el busto. Siempre que puedo me pongo cómoda en una camiseta ligera y hay días en que me doy mis mañas para ir al trabajo sin brassier, así que ayer me uní a la causa con gloria y sin pena.

Sin embargo, me llamó la atención de las reacciones en Twitter. Algunas “amigas” le dieron vuelo a la hilacha y en lugar de mostrar una imagen artística o estética de cómo habían formado parte de la campaña, se soltaron el pudor y enseñaron a las “lolas” en tercera dimensión, sobre todo aquellas que pagaron jugosas cantidades por sus silicones. Del otro lado, también estaban los hombres que reclamaban evidencias del #NoBraDay y algunos hasta se molestaron porque se sintieron defraudados de no ver “bubbies” lloviendo en trending topic.

Creo que es una lástima que una causa como el cáncer de mama caiga en el morbo de los varones con el cerebro entre las piernas, así como en el narcisismo de las féminas que ponen todas sus neuronas en el tamaño de sus tetas o en cuanto pedazo de carne puedan presumir más en público.

Día rosa

Martes, Octubre 19th, 2010

Ayer fue un día rosa. Otoño es el mes de la solidaridad para aquellas que libran la batalla y el 19 de octubre, es el Día Mundial del Cáncer de Mama. Aunque la exploración personal es algo que las mujeres debemos tener presente los 365 días del año, es en esta temporada cuando los moñitos rosas se ponen de moda.

Según la Organización Mundial de Salud, cada 30 segundos en algún lugar del mundo se diagnostica un cáncer de mama. ¡Que miedo!. Aún recuerdo cómo hace ocho años, un comercial despertó mi curiosidad porque por vez primera llamaba al cáncer de mama con todas sus letras y hasta explicaba cómo debía una alzar un brazo y luego el otro para buscarse alguna anomalía.

Un día lluvioso de septiembre, desperté, recordé esa imagen y lo primero que hice al abrir los ojos fue revisarme el busto. Me sentí una “bolita” en el seno derecho. Al apretarla dolía un poco. Tenía apenas 21 años.

La primera opción fue hacer válido mi seguro universitario. Visité sólo un par de ocasiones la clínica 1 del IMSS. En la segunda cita la doctora de Medicina General me dijo “Te voy a dar pase a oncología”. Me quedé helada. “Oncología es como para los que ya tienen algo grave”, me repetía a bordo de la combi que me llevaba a casa.

“¡Ay no! ¡Qué tal si es cáncer!”, fue lo primero que me dijo mi mamá cuando le conté cómo me había ido en la consulta. Vino la angustia. Dos semanas después (recordemos que el Seguro Social las enfermedades se atienden con calma y bajo cita programada) esperé mi turno para ser revisada por el especialista.

Me exploró. Revisó el ultrasonido que me había hecho en un servicio particular para consultar una segunda opinión. “Es un fibroadenoma, te voy a programar tu cirugía”. Me apaniqué. ¡Cirugía!, repetí una y otra vez la palabrita con tal de perder el pánico al bisturí y una sala de operaciones.

“Te voy a dejar como nueva porque estás muy jovencita”, me prometió uno de los mejores oncólogos que tiene el Hospital de Especialidades de San José.  Después de mi graduación como Licenciada en Comunicación, días antes de la Navidad, osea tres meses después de aquella mañana la “bolita” ya había crecido y cada vez resultaba más molesta.

Acudí a la cita. Esta vez si iba acompañada. Mi mamá rezaba con los familiares de la decena de chicas que hacían fila junto conmigo en los pasillos de los quirófanos. A una le quitarían diez, a otra cinco de un lado y tres de otro.

Después de haber buscado en Google todo lo referente a los fibroadenomas me tranquilicé un poco. “Lo tenemos que sacar y revisar para verificar que no contenga células cancerigenas”, me explicó el doctor ante mi insistencia sobre si no podíamos desbaratar la “bolita” con medicamento o un masaje especial.

Y, gracias a Dios, la cosa esa resultó benigna y hoy ya ni se nota que me abrieron. Resulta que este tipo de fibrosis corresponde a quistes benignos que afectan a la mayoría de las mujeres menores de 30 años, pero sólo aquellos abultamientos de más de 3 centímetros son los que deben extirparse.

La moraleja de la historia es que una no debe confiarse y sí estar atenta de cualquier anomalía, por si acaso. Más vale prevenir que lamentar.

A continuación un video de la cantante Soraya, quien padeció cáncer de mama durante seis años y perdió la batalla el 10 de mayo de 2006.