El 9 de julio de 2011, Facundo Cabral estuvo en el lugar y tiempo equivocado y perdió la vida de la manera más vil al caer víctima de un atentado que no estaba dirigido a él. Famoso por contar historias y hacer poesía que después se convertirían en canciones de trova, este “vagabundo de primera clase” falleció el día en que su patria, Argentina, celebra su independencia.

Entre el profundo y amplio legado que heredó al mundo, está “No soy de aquí, no soy de allá”, tema que se convertiría en un himno a la libertad que fue adoptado en todo el planeta.

En sus presentaciones y entrevistas, Cabral solía siempre recital aquel pensamiento célebre en el que confesaba que él a lo único que le tenía miedo era a los pendejos porque, decía, “son muchos y eligen presidentes”. Para escucharlo, dale play al siguiente video:

A la fecha, dos de los asesinos de Cabral (los sicarios Bryon Cortez Lima y René Lima Muralles) fueron condenados a 93 años de prisión por un tribunal guatemalteco en marzo pasado, mientras que un tercero (Gustavo Camey Amaya) a 78 años, cuando otros dos que participaron del ataque permanecen prófugos.

Rodolfo Enrique Facundo Cabral, murió a las 74 años, de un modo inesperado, violento y en una tierra lejana. La biografía de este genio tiene rasgos que siempre han llamado la atención. Nacido en La Plata, junto a su madre y seis hermanos, Cabral se trasladó a la ciudad de Ushuaia con pocos años de vida, desde donde llegó a Tandil a los 8, iniciándose como cantante a los 22 en Mar del Plata, luego de una adolescencia tumultuosa que incluyó su internación en un reformatorio.

Trovador y trotamundos antes que cualquier otra cosa, Cabral visitó y actuó en 165 países, con conciertos en lugares como el Lincoln Center de Nueva York, la Catedral de Toledo y el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.

Por su actitud de vida y su mensaje de esperanza abierto a toda la humanidad fue declarado Mensajero Mundial de la Paz de la Unesco en 1996, y en 2008 recibió el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Esta joven exhuberante acaparó la pantalla cuando el debate presidencial apenas iniciaba. Julia Orayen, una playmate contratada por el IFE para fungir como la “edecán oficial” llevó y trajo la urna para que Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota, Gabriel Quadri y Andrés Manuel López Obrador, sacaran el turno en que intervendrían.

El contenido de sus intentos de propuestas, los lugares comunes y demagógicos así como el pin pon contra Peña Nieto paso a segundo término en las redes sociales, donde #Playmate, Julia Orayen y la Edecan del IFE, se colocaron como Trending Topic hasta entrada la madrugada del lunes.

Fue tanta la euforia por Julia Orayen, que más de uno salió a buscarla entre las portadas de Playboy de 2008. En la trasmisión, la mirada de Gabriel Quadri no pudo resistirse a los encantos traseros de esta mujer y esta fue la imagen que aún sigue dando la vuelta en el ciberespacio.

Entre sus escuetas propuestas, Josefina Vázquez Mota mencionó que creará escuelas de tiempo completo, iniciativa que los pequeños de inmediato reprobaron:

Curiosamente “nadie iba preparado” pero sacaban sus fotos, estadísticas, cuentas y papeles para abrir fuego contra el adversario. Al Peje primero lo cortaron cuando iba a sacar una imagen de Peña Nieto con su antecesor en el cargo, Arturo Montiel, acusado de enriquecimiento ilícito y corrupción. Minutos después sacó una nueva fotografía pero la colocó al reves:

Total que, en resumen, si usted quiere saber cómo quedó el debate, aquí está la respuestas:

Que hubo diez, quince o hasta veinte mil personas en el mitin que encabezó ayer Andrés Manuel López Obrador en la Plaza de la Concordia de San Pedro Cholula. Que ahí el famosísimo Peje prometió bajar el sueldo de los funcionarios de primer nivel, empezando por él, en caso de llegar a ser presidente de México. Que bajará el precio del gas, la gasolina y la luz. Que protegerá los recursos de la patria del capitalismo, etc, etc. Al fin y al cabo, se trata de un discurso de campaña.

Las imágenes que circulan del candidato del Movimiento Progresista en su visita de este miércoles nos muestran a sus miles de simpatizantes – niños, mujeres y hombres de todas las edades- apostadas frente al orador que hace ya doce años llegó a la jefatura del gobierno del Distrito Federal.

Aquí las impresiones de algunos momentos peculiares que captó la lente del reportero Arturo Alfaro y que compartió a través de su cuenta en Twitter.

Contrario al priísta Enrique Peña Nieto, el candidato de la izquierda, no recurre al gel para que su copete se mantenga quieto. Para muestra, este momento en que el fuerte viento anunciaba el aguacero que obligó a terminar el evento.

Quien no pierde oportunidad de abrazar a su líder espiritual es José Juan Espinosa Torres. El Niño Naranja aprovechó la confusión de los “vientos huracanados” para darle un buen apretón a su candidato presidencial. ¿Qué le diría?.

Roxana Luna Porquillo, la perredista que lidera una de las tribus del sol azteca y que se coló como candidata en la lista de plurinominales demostró su astucia para hacerse notar. No sólo llevó a la plancha cholulteca un globo aerostático con su nombre de un lado y con la leyenda de “AMLO Presidente 2012” del otro lado, sino también acorraló al Peje, quien realizó el siguiente gesto, cual rock star atosigado por sus fans.

“El ‘pérame tantito’ de Bartlett”, se titula la siguiente foto que no necesita más explicación. La cara del sujeto de atrás tampoco tiene desperdicio.

A propósito de Don Manuel Bartlett Díaz (como algunos conservadores le llaman), dio la nota con el mega abucheo que se llevó por parte de los izquierdistas que no simpatizan con la idea de que se les haya metido hasta la cocina en aras de repetir como Senador. Y es que al príista le recordaron con unas fotografías montadas en pancartas gigantes, los tiempos aquellos en los que caminaba al lado de Carlos Salinas de Gortari, después de que lo llevó a Los Pinos gracias a la famosa “caída del sistema” en 1988.

Ahora bien, la concentración también sirvió para que los fans de AMLO se hicieran de su kit. Cual “llévelo, llévelo”, se vendían sombrillas de 30 pesos, playeras de 40 pesos, DVD de a 15 pesitos y las calcomanías de cinco o diez pesos.

Cuando yo vine a este mundo, agonizaba el sexenio de José López Portillo como presidente de México. Las elecciones de 1982 estaban por imponer a Miguel de la Madrid Hurtado, nombre con el que crecí en mis primeros años, cuando aún no tomaba conciencia de lo que significaba el poder, la política y todos los enjuagues que el maridaje entre ambos conceptos conlleva.

Bien reza el dicho mexicano “No hay muerto malo ni novia fea”. Ahora que el señor ex presidente murió, llueven los mensajes en las redes sociales que desean que “descanse en paz” o que aluden a “lo bueno que era”, “el gran político que fue” o “lo mucho que hizo por México”. Yo no voy a escribir nada de eso porque, siendo honestos, ni lo conocí, ni le deseo el cielo ni el infierno. Creo más bien en el sabio karma y que “así le irá…”.

De los años en que De La Madrid gobernó al país, recuerdo cuatro cosas: el temblor de 1985, el mundial de futbol de 1986 y la llamada caída del sistema en 1988. De la crisis económica a la que todo mundo se refiere con él, no hablo porque creo que desde que nací la patria está en descomposición económica.

Lo que el sexenio de Miguel de la Madrid me enseñó fue el del derecho que como mexicanos tenemos para votar y elegir a quien se nos de la regalada gana, aun cuando la democracia haya sido secuestrada o sea una rebelde que se vende al mejor postor. Bendito Dios, mi papá no fue de esos que muchas amigas tenían y que decían que tenían que votar por el PRI o se quedarían sin trabajo. Aún en los peores años de la precariedad económica, mi mamá nunca cambió su credencial por un litro de leche o un kilo de tortillas.

Era 1988 y mi papá compraba La Jornada. Yo no sabía la importancia de que el tal Cuauhtémoc Cárdenas ganara o no en las votaciones de ese año pero escuchaba que era la opción para acabar con los dinosaurios del PRI. Y aquí debo aclarar que en esos días mi padre no formaba parte de ningún partido, como en ese entonces le iba al sol azteca, después simpatizó con los azules y años más tarde se unió a causas Panalistas.

En medio del bombardeo electoral, llegó el día de la elección y entonces escuchaba a todo mundo hablar de que se “cayó el sistema”. Como si se tratara de un partido de futbol, entendí que había perdido el equipo al que le íbamos y que ahora el nuevo presidente era Carlos Salinas de Gortari.

Hoy, quienes sí tienen memoria, recuerdan que fue el entonces secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, el poblano Manuel Bartlett, quien ayudó a que en la elección de hace 24 años, votaran hasta los muertos.

“Recibí un país con grandes problemas y lo dejo con problemas”, fueron las palabras que el hombre que dejo de respirar a los 77 años víctima de enfisema pulmonar, pronunció al abandonar el poder y disponerse a disfrutar de una cómoda pensión que estaba estipulada en el Presupuesto de Egresos de la Federación. Según versiones periodísticas para este 2012, a cada uno de los 5 ex presidentes se le destinaría más de 41 millones de pesos este año. ¿Descanse en Paz?

Los hashtag “Dice AMLO” y “La Chingada” se colocaron como Tren Topic en Twitter este jueves a raíz de la declaración de Andrés Manuel López Obrador en la que aseguró que si en la elección presidencial de este año no le favorece, “ahora sí” – dijo – se va a ir a “La Chingada”.

Más allá de un lejano lugar ubicado en el imaginario colectivo como el autoexilio, el destierro, el limbo o algo por el estilo, lo que el famoso Peje tal vez quiso decir, es que se va a ir a su casa de descansado ubicada en Palenque, Chiapas.

Y es que según Isaín Mandujano reporta a la revista Proceso, “La Chingada” corresponde a una quinta de tres hectáreas que se ubica en el estado del sureste del país en el que el candidato de izquierda suele refugiarse para tomar un descanso.

“Un camino rústico guiado por unas palmeras de cocos te conducen hasta la casa desde la entrada frente a la Unión Ganadera Regional”, comentó el autor del reportaje en su perfil en Facebook, donde también reveló que en el lugar hay una pequeña laguna y está ubicado a 284 kilómetros al norte de la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez.

Además, compartió la foto tomada por Derky Wilner Pérez, editor de la revista Líderes Políticos, en la que, detrás de los matorrales se aprecia la casa que, hay que decirlo, tampoco se aprecia como una mansión de lujo,

“Tengo menos vigor, eso sí. Porque ya estoy muy cansado. ¿Te acuerdas en tu casa que te dije que si la elección era limpia y libre, si perdía, me iba yo a ir a La Chingada? ¿Te acuerdas? Y ahora sí. Es que yo tengo una quinta que me dejaron mis padres”, fueron las palabras que pronunció el suspirante presidencial y que hoy están en boca de todo mundo. Para escucharlo dale clic al siguiente video.