Periodistas con pies en la Tierra

Desde 1994, por cortesía de la ONU, el 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Es común que hoy todos los reporteros y obreros de la información solemos recriminar al sistema, al gobierno, a Dios y a los horóscopos por la censura que existe desde que existe el poder, osea siempre.

Más allá de evadir nuestra culpa por la autocensura que ejercemos en el día a día o recordar la triste realidad de la mayoría de los medios de comunicación de México y el mundo, vale la pena hacer un ejercicio de reflexión y preguntarnos si realmente estamos haciendo bien la parte que nos toca en el proceso de informar y comunicar.

El periodista Darío Dávila compartió a través de su blog Periodismo Indeleble 18 puntos para recordar cómo tener los pies en la tierra, dirigido a los periodistas. Aquí van:

1.Aunque tú estés obligado a escribir o a entregar cinco notas diarias, nadie está obligado a leerte.

2. Por favor no escribas para lucir tu prosa, para tu jefe, compañeros de redacción o para ese político al que quieres caerle bien.

3. Escribe para aquel que gastará unas monedas y tal vez no conozcas. A ese lector, entrégale pasión, buena estructura y ortografía.

4. Olvídate de una vez por todas de contar esa historia como cada año lo haces. Reconoce que a veces tus historias aburren no porque sean malas sino porque las narraste igual durante los últimos cinco años.

5. Ya sabemos que eres el más experimentado de la fuente. Pero eso no te hace mejor que los demás si no te actualizas y compartes ese conocimiento con los que vienen detrás.

6. No supongas, ni confabules. Confirma, precisa, aclara, corrige si es necesario.

7. Si piensas que puedes ser editor solo porque redactas bien, tal vez estás equivocado. Un buen editor nunca abandona la calle ni física ni virtual (redes). Tiene capacidad de memoria histórica para hacer navegar hasta buen puerto las historias de reporteros jóvenes y no tan jóvenes.

8. Procura que tus historias no aburran. Tú bien sabes que ya tienes muy ensayadas las estructuras de tus notas. Sabes cómo colocar un enorme párrafo de contexto para llenar. O dónde ubicar citas del personaje con largas comillas. Evítalo de una vez por todas. Esa fórmula ya no funciona. Por eso tus historias no impactan.

9. Jamás te sientes a escribir cuando no tienes claro por qué vas a contar esa historia.

10. Ya deja de personalizar las críticas que los editores o colegas hacen de tu trabajo. Mejor realiza una autopsia de qué está fallando. Concéntrate en mejorarlo gradualmente.

11. Nunca dejes de estar en tu redacción y conectarte con tus compañeros. Siempre es bueno ver a los ojos a las personas con las que damos forma a nuestras historias. Si tu fuente está muy lejos de tu redacción, organízate para invitar a comer a tus editores y hablar de tu trabajo o de la vida.

12. Si te sientes secuestrado en tu redacción como muchos periodistas que están haciendo cosas que no les gusta hacer, replantea tu ruta de vida profesional. Los pájaros no cantan por obligación. A veces la infelicidad se nota en historias o en reporteros que solo cumplen para ganar un salario solamente.

13. Tal vez no llegues a final de la quincena con el salario que ganas. Sobre este punto, valdría la pena que te preguntaras: ¿Mi salario lo gané o lo diseñé? Si lo ganas es probable que estés muy inconforme . Si lo diseñaste tal vez fue porque te seguiste actualizando, esforzándote por hacer las cosas de manera diferente, conectándote con periodistas para hacer alianzas o aprender de ellos y te desprendiste de la arrogancia y el ego que te hacía pensar que eras mejor que los demás.

14. Pregúntate si eres el empleado perfecto o el periodista inquieto. El empleado perfecto, obedece religiosamente. Si le piden que “haga más grande una nota”, la hace. Entrega cinco notas diarias. No cuestiona las decisiones de su jefe por más obvias o simples que estas sean. Entra a las 9 y se va a las 6 de la tarde. El periodista inquieto aprende que este trabajo es un traje que no se puede quitar a la hora de dormir.

15. Evita alardear que eres amigo de poderosos. Mejor presume de esa historia que reporteaste y que convocó a un barrio a cambiar su realidad.

16. Desprográmate de lo programado. Huye de las conferencias de prensa donde todos estarán, la fuente que todos consultarán y la boca del poderoso donde todos pondrán la misma grabadora.

17. Si eres de los jefes que quiere medir la gestión del desempeño de tu redacción por el número de notas publicadas, tal vez sea mejor que pidas trabajo en una fábrica donde se producen galletas. Las redacciones no son fábricas de párrafos, sino refinerías donde los ingenieros (editores) seleccionan el mejor combustible para volverlas historias que hagan pensar.

18. Lee mucho y a diferentes autores. Examina cómo resolvieron sus textos, de qué manera reportearon, cuánto tiempo les tomó editar esa pieza.

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