Archivo de Marzo de 2009

Un derecho y 2 millones 800 mil puntos de revés

Lunes, 23 de Marzo de 2009

Lesly Mellado May

Una joven de 15 años está tirada en una tina llena de hielo. Tiene el útero lleno de sal de uvas Picot, una hemorragia y una temperatura corporal tan alta que delira.

Estamos a casi dos semanas de que el PRIAN aprobó una retrógrada reforma Constitucional que da al traste con los derechos de las mujeres, y no ha habido más que riachuelos de tinta y voz en contra de ésta.

¿Y la sociedad civil?, me pregunta un amigo.

L a sociedad civil, la sofisticada, apenas si pudo moverse. Amén de que son sólo algunos cuantos los que pertenecen a ese grupo, no tuvieron tiempo de organizar marchas, foros y obligar a algunos diputados a votar en contra.

Poco se puede hacer contra los designios del gran legislador, por algo… por todo, dicen que Puebla es un museo de sitio del viejo país.

Y la otra sociedad civil, la del pueblo, está ocupada en sobrevivir.

Un intelectual de la derecha me dedicó un par de horas para discutir sobre la pertinencia de legislar para proteger su muy particular concepción sobre la familia y la vida. Uno de sus argumentos principales era que el Estado debía ocuparse de los niños no deseados, y así evitar los abortos. Con toda la querencia que le tengo, le replique que las casas hogar están muy lejos de su ideal cristiano.

Un par de días después, platiqué con un profesor de secundaria y preparatoria de un municipio serrano. Le conté indignada sobre la reforma, lo que dicen los custodios de la moral y las buenas costumbres, y lo que padecen las mujeres pobres con aborteros clandestinos, esos sí, inmorales.

Se rió de las luchas ideológicas entre liberales y conservadores; y del mercado negro de los abortos.

Me recordó que él trabaja para “Los olvidados” de Buñuel. Buena parte de sus alumnos son hijos de personas que apenas si tienen para comer hoy, sin saber si al día siguiente tendrán para lo básico como tortillas, frijoles o huevo.  Los jóvenes, que suben sus promedios a cambio de una taquiza, no tienen expectativa de seguir estudiando más allá de la instrucción básica porque el único camino para sobrevivir es trabajar.

Las niñas que se embarazan cortan de tajo cualquier posibilidad de elevar su calidad de vida. En primera instancia, reciben una madriza de los padres, y luego malos tratos de los suegros, si es que acaso son aceptadas por ellos. Las diputadas tendrían que ver sus rostros y conocer sus historias para ver si tienen la desvergüenza  de volver a votar a favor de lo que les ordena su patrón.

Las jóvenes ni siquiera tienen para pagar un aborto clandestino, por más “barato” que sea. Así que cualquier receta “casera” es buena. Una estudiante de secundaria llegó al extremo de meterse por  la vagina el contenido de varios sobres de sal de uvas Picot. La receta resultó, pero tuvo un sangrado y fiebre que milagrosamente fueron aplacados por su novio y un quinteto de amigas que estuvieron a su lado en el aborto.

El caso no fue registrado por médico alguno, no fue necesario que fuera al doctor. La muchacha vive. Su profesor opina que el aborto debe despenalizarse.

Seguramente los regidores de su municipio aprobarán la reforma Constitucional fraguada por la ultraderecha; y nadie en el pueblo lo sabrá porque las sesiones de Cabildo son a puerta cerrada.

En algo coincidimos el ideólogo de derecha, el profesor serrano y yo: ninguno de los tres tiene la razón absoluta.

La reforma  aprobada el 12 de marzo no fue pensada para todos, sólo para unos cuantos, para los que tienen la vida resuelta económicamente, para los que pueden maquillar cualquier acto que ellos califican como inmoral, para los que pueden resolver con dinero y sin angustia un embarazo no deseado, para los que utilizan cubiertos para comer santos y tienen aromatizantes para disipar el tufo de los demonios que zurran.

El tiempo pondrá a cada quien en su lugar… que cada santo tiene su pasado, y cada pecador, su futuro.


Punto de cruz a la razón

Martes, 17 de Marzo de 2009

Lesly Mellado May

Los que juzgan

no han sentido

el amor, el dolor

y en el vientre

unos latidos…

Y se enredan en prejuicios

y el amor, se quedó

en unos cuantos latidos…

Fernando Ubiergo

La reforma constitucional aprobada el pasado jueves, que cierra el paso a la despenalización del aborto, las sociedades de convivencia y la muerte digna, es un insulto a la razón.

Seguramente, priistas y panistas se dedican a normar la vida privada porque no pueden con lo público.

Cómo se puede explicar que ambos partidos estén más interesados en hacer  una constitución con su muy particular visión de moral y buenas costumbres; que por cerrar el paso al crimen organizado que el año pasado entró por la puerta grande con atentados contra  funcionarios públicos.

Si tanto les importa la protección de la vida, por qué no se ocupan de los operativos militares en la sierra norte de Puebla que impiden circular con seguridad por las carreteras a niños y mujeres que viajan solos y que se tienen que bajar de sus vehículos en los retenes quedando a merced de los soldados.

Cómo es posible que les aterre un aborto, pero no los niños que padecen desnutrición, que se llevan puñados de tierra a la boca y que no tienen ni un abrigo para cubrirse del frío. ¿Qué hacen por ellos?

¿Por qué los panistas no se han ocupado de vigilar que realmente funcione el Instituto de Medición de Pobreza?

Porque meterse en la vida privada es más fácil. No es lo mismo decirle a una mujer asustada, embarazada y sin dinero, que si aborta irá a parar a la cárcel; que pararse frente a un jefe de algún cartel y decirle que tienen prohibido el paso en el territorio poblano.

Para hacer eso se necesitan algo más que rosarios, moral y buenas costumbres ¿verdad?

 

Estrellas bordadas en lentejuela

Miércoles, 11 de Marzo de 2009

Lesly Mellado May

El Complejo Cultural Universitario de la BUAP resultó como una gran caja de regalo cuidosa y costosamente decorada y de grandes dimensiones, pero cuando la abrimos, dentro no había más que un par de calcetines chinos estampados con flores de colores fluorescentes que se mercan en cualquier tianguis sobre ruedas.

Ese fue el comentario de un universitario ilustrado, indignado por la política cultural que guía el nuevo recinto ubicado en la zona “nice” del área metropolitana.

Y su ira no es para menos, al abrir el sitio www.complejocultural.buap.mx lo primero que aparece es la publicidad para un concierto de Enrique Iglesias, y después, una gran foto de Niurka y los Mascabrothers promocionando “El tenorio cómico”.

Hasta la semana pasada, los anuncios no tenían la leyenda que hoy se puede leer “evento externo al complejo”; quizá se pusieron como parte de un conjuro para mitigar las críticas por la organización de espectáculos de dudosa calidad en la que llamamos la máxima casa de estudios del estado.

El recinto que costó 800 millones de pesos, según la versión oficial fue creado para: “Promover y difundir el arte y la cultura; así como integrar el conocimiento científico y tecnológico de la comunidad universitaria, con la finalidad de cimentar valores que permitan actuar e interactuar con sensibilidad, conocimiento y calidad humana ante la sociedad y todos los exponentes de la cultura. Desarrollando el humanismo crítico como parte de nuestro quehacer y compromiso Universitario”.

Tal vez por culto al humanismo crítico, en la BUAP se presentará Adal Ramones con sus monólogos tour 2009; y se promociona como si fuera propio un seminario organizado y realizado en el Museo Amparo. A esto súmele el Campeonato Mundial de Marcas, FIA WTCC Race of México; exhibición de autos y banderazo de salida, el próximo martes 17 de marzo.

De la BUAP hay dos espectáculos: el ballet folclórico y dos funciones de la obra de teatro “Zorros chinos”, un homenaje a Emilio Carballido, dirigida por David Ramírez. Lo que se agradece es la Muestra Internacional de Cine, que cabe decir también exhiben salas comerciales.

La fascinación del rector Enrique Agüera por la cultura televisiva es bien conocida y está documentada. Una que me tocó presenciar fue la entrega de un premio a la India María. La alta jerarquía universitaria esperó que la prensa se marchara para recibir en el tercer patio del Carolino a la cómica como parte de los festejos de la mujer universitaria en 2006.

Lilia Cedillo, vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura, declaró una joya de la antropología nacional: “Le damos el premio porque la India María ha ayudado a dignificar la imagen de los indígenas”.

Para iniciar el ciclo escolar 2008, Agüera ofreció a los estudiantes de nuevo ingreso una presentación de los Mascabrothers en el polideportivo Ignacio Manuel Altamirano. Y las fotos no tienen pierde: el deleite de él y sus funcionarios resulta  envidiable para quienes sólo pueden ver a los cómicos a través de la televisión.

Aunque en la página web del Complejo Cultural Universitario se justifique que el concierto de Enrique Iglesias y “El tenorio cómico” no son eventos de la BUAP, yo preguntaría por qué tienen sitio de privilegio en la cartelera.

Iglesias, Ramones y los Mascabrothers son parte de la cultura fabricada por la televisión, por qué un espacio de la universidad pública es utilizado por ellos… Tal vez son expuestos ante los universitarios para que hagan un análisis científico sobre la capacidad desbordada de algunos humanos para decir idioteces.

En lo privado nos puede o no gustar la cultura de masas, pero si se trata de política cultural universitaria habría que refinarse ¿o no?

Punto atrás en el vientre

Domingo, 8 de Marzo de 2009
Lesly Mellado May

Que nadie en el Congreso del estado se atreva a mandar rosas ni chocolates, que nadie se atreva a hablar del Día Internacional de la Cursilería, porque en eso han convertido el 8 de marzo.

Las que menos derecho tienen a hacer de la fecha un día de abrazos y discursos de género son nuestras diputadas locales.

Las cuotas de género en la vida pública siempre me han parecido una burla, de nada sirve que por ley las curules del Congreso sean ocupadas por mujeres, si nada hacen por procurar mejores condiciones de vida para nosotras.

El reclamo sentido y profundo tiene que ver con la fallida iniciativa de despenalizar el aborto en Puebla.

Para andar en la fiesta del 8 de marzo, las diputadas están muy vivarachas; pero no para decir esta boca es mía cuando los hombres de la derecha política y la jerarquía católica hacen mancuerna para abortar una propuesta de ley (a ver por qué no los castigan por andar de abortadores).

Presumieron  su tibieza desde la campaña de 2007. Las hoy diputadas por el PRI Angélica Hernández, Malinalli García y Bárbara Ganime ofrecieron una conferencia de prensa memorable. Estaba en debate la instalación de parquímetros. La pregunta era obligada, pero ellas esquivaron diciendo que su trabajo en el Congreso estaría enfocado a las mujeres. Y no faltó quien se burló: “las mujeres tienen coches… y los estacionan en el Centro Histórico”.

Las entonces candidatas pensaron que ahí terminarían sus problemas, pero no fue así. Como insistieron tanto en el tema de género, la otra pregunta también fue obligada: ¿Presentarán una iniciativa de ley para despenalizar el aborto?

Sus rostros quedaron descompuestos, se miraron unas otras para ver quién era la valiente que respondía. Empezaron a tropezarse con su propia lengua, así que no faltó la reportera que les dijo que la respuesta era muy fácil y no había más que dos opciones: sí o no.

Pero ellas siguieron con sus argucias, malas, por cierto. Hasta que Malinalli le puso punto final con una contundente sentencia soltada como un balbuceo: “Yo diría que hay que preguntarles a los hombres qué opinan”.

En la sesión del pasado jueves del Congreso local, la priista  Rocío García Olmedo presentó un punto de acuerdo quejándose porque el gobierno federal decidió acotar la posibilidad de abortar a las mujeres que han sido violadas.

De hecho, en el periódico digital e-consulta sostuvo sobre ese tema un apasionado debate con el diputado federal panista Antonio Díaz García.

Pero la pasión de García no fue más allá de las letras. Yo le preguntaría por qué si defiende en artículos periodísticos el derecho de las mujeres a abortar,  a un año de labor legislativa no ha presentado una iniciativa de ley en la materia.

Sobre la oposición de Malinalli García y Bárbara Ganime para despenalizar el aborto, sólo cabe decir que los panistas estarán contentos: ya tienen a dos adeptas.


La primera puntada

Lunes, 2 de Marzo de 2009

Lesly Mellado May

Efraín transita por el río González. Lo acompaña el rugido del motor de su lancha y el susurro  del Edén. Lleva una carga peculiar de San Juan Bautista (Villahermosa) a la costa del Golfo de México.
Su suegro Alfonso vive en Jalapita, una ranchería que nació junto con el siglo XX a cuenta de familias que llegaron de Jalapa, Tabasco.
Alfonso es  campesino, comerciante, alfabetizador, cronista y un gran lector en esas tierras donde el río González se encuentra con el mar.
Corren los años cincuenta y en ese rincón del Edén se tejen encajes e historias.
Efraín tiene un encargo importante cada semana. Como no hay carretera, sale de Villa Cuauhtémoc (ubicada junto a Jalapita)  a las 2 de la mañana en su lancha cargada de productos del mar y el monte. Llega a Villahermosa cerca del mediodía y tiene como parada obligada la panadería de su tío Facundo ubicada  en el primer cuadro de la ciudad.
Ahí mismo compra los periódicos, no sólo del día, de toda la semana.
Regresa entonces a las aguas del río. Su suegro, Alfonso,  lo recibe como siempre con una taza de café y con los anteojos dispuestos para llenarse los ojos del mundo, para enterarse cómo se mueve y transcurre la humanidad, aunque sea con una semana de retraso.
Y mientras su esposa Celita borda encajes para los nietos, y recorre sola ríos, mares y pantanos para ver a sus hijas ya casadas en Ciudad del Carmen e Isla Mujeres… Alfonso teje con imponente letra la historia de Jalapita.
Así comenzó a escribirse “Encaje ancho” con pluma de pavorreal y tinta china en una libreta forrada de piel, con letra dibujada que daba cuenta exacta de cuando los Rodríguez llegaron a la orilla del mar y del río a hacer historia en patios tapizados de copra, entre matas de cacao y árboles de mango.
En esa y muchas otras libretas, Alfonso escribía a diario lo que pasaba en la ranchería: nacimientos, muertes, obras, faenas, matrimonios y jolgorios. No era una estadística vulgar, cada anotación era bien pensada y detallada como si hacía norte (mal tiempo) o el calor era abrumador. Lo que sí era estadística pura era lo que ganaba y perdía en sus negocios, información que también anotaba religiosamente.
En  casa de su hijo, al que también llamó Alfonso y que recién murió en noviembre, están las libretas con sus apuntes, sus ejemplares de El Universal, y los libros por los que caminó el mundo porque nunca salió del Edén.
Sus nietas  aún recuerdan el fervor con el que contaba cada detalle del Paseo de La Reforma, y de avenidas y monumentos de ciudades europeas que nunca pisó. También guardan en la memoria cuántos centavos y dulces les pagaba para que escucharan sus historias en el ocaso de su vida.
Murió de tristeza de padre, su hijo Israel se dedicó a mirar y contar el mundo a través de un extraño caleidoscopio desde  que tomó el bebedizo de una gitana… encontró el amor y perdió la razón.
La pluma y el tintero de Alfonso Rodríguez encontraron descanso el 24 de febrero de 1975; pero su palabra no.
Un par de meses después, un domingo entrando la noche, día de feria en Villahermosa, en una primavera extremadamente calurosa, nació una niña en medio de la zalamería y el luto… no podía ser de otra manera en el Edén.

El río González en la navidad de 1999