La Sierra amenazada

Lesly Mellado May

Los pueblos de la Sierra Norte de Puebla están amenazados. Los hombres del dinero han puesto los ojos en su riqueza natural.

Los yacimientos de minerales que en otro tiempo eran financieramente inviables, ahora se han convertido en un gran negocio.

El conflicto en Tetela de Ocampo por el proyecto de minería a cielo abierto ganó espacio en los medios de comunicación, incluso a nivel internacional, porque el propietario de la concesión para extraer oro y plata es el magnate Carlos Slim.

Además, la oposición es encabezada por un grupo de mestizos, algunos de ellos de origen tetelense pero arraigados en la capital poblana y que tienen vínculos con las élites mediáticas.

Pero a la par de los proyectos mineros, se ha establecido la creación de una serie de plantas hidroeléctricas para abastecer esa industria.

Esta infraestructura pretende instalarse en pueblos indígenas y aunque hay organizaciones importantes, de larga vida y que cuentan con la solidaridad de instituciones como la Universidad Iberoamericana, no han logrado tener los mismos espacios de difusión.

Florencio Carlos Zavaleta, de la Unidad Indígena Totonaca Nahua (Unitona), denunció que los pueblos originarios no han sido tomados en cuenta para la realización de esos proyectos, las empresas ya han asomado sus colmillos: quieren comprar tierras a precios irrisorios con la promesa de dar empleos.

Las riberas de los ríos serranos, afluentes del Tecolutla, son parte de un engranaje para sacar la riqueza a costa del deterioro del medio día ambiente, lo que ha generado oposición.

Comexhidro y Grupo México (minera de cobre) son las empresas que pretenden construir hidroeléctricas en:

Río Ajajalpan, en los municipios de Ahuacatlán, Olintla y Bienvenido.

Río Zempoala, en Xochitlán, Jonotla, Vicente Guerrero y Zozocolco.

Río Apulco, Zacapoaxtla y Ayotoxco.

A la par del despojo de tierras y el deterioro al medio ambiente, existe el riesgo de que los indígenas sean desplazados hacia “ciudades rurales” o “centros integrales de servicios”. Unitona tiene registrada la creación de una en Tlamanca, municipio de Tepetzintla, donde quieren llevar a los indígenas para que tengan una “nueva y mejor forma de vida”.

Se trata de un proceso de desplazamiento en bien de los grandes capitales, de nueva cuenta la ambición amenaza a los pueblos originarios que se asentaron en la serranía sin imaginar que bajo su refugio yacen tesoros.

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