Las mil promesas de Eduardo Rivera

Lesly Mellado May

Bien dicen que prometer no empobrece, y el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera, ni por asomo está pobre.

Esto dijo el 14 de febrero de 2011 en su toma de posesión:

Pavimentaremos vialidades en concreto hidráulico con una inversión de 1200 millones de pesos, que representa tan solo en el primer año 292 kilómetros, equivalentes a 1,146 calles, o para darnos una idea la distancia que existe de Puebla al puerto de Veracruz.

“Pero independiente a este esfuerzo conjunto, el ayuntamiento con recursos propios y buscando recursos adicionales, iniciará con una inversión de 319 millones de pesos, cuidará y pavimentará en juntas auxiliares y colonias de la periferia 176 kilómetros, equivalente a 693 calles. Es decir dos veces la distancia de Puebla al Distrito Federal.

(…) Vamos a iniciar el círculo virtuoso pavimentando con concreto hidráulico, pavimentando en zonas marginadas y cumpliendo con creces las mil calles que prometimos en campaña”.

Cual promesa de 14 de febrero, fue flor de un día. Este es el resultado oficial del programa de Mil Calles:

“Eduardo Rivera Pérez entregó la calle número mil en la central de Abasto, con lo que se da cumplimiento al compromiso de emitido en la pasada campaña electoral, de pavimentar Mil nuevas calles en su primer año de gestión, invirtiendo más de 431 millones de pesos, monto histórico para el municipio de Puebla en materia de vialidades”.

Se pavimentaron un total de 681 mil 300 metros cuadrados, el 86 por ciento de esta superficie está ubicada en juntas auxiliares del municipio.

Lo que pasó:

No fueron 1146 calles de concreto hidráulico, en su mayoría las mil vías se pavimentaron con asfalto y algunas con adoquín.

Para justificar que una calle valía por 7 o 20 (y no es broma), el ayuntamiento inventó una sofisticadísima fórmula que nunca alcancé a comprender.

Y sobre la inversión tampoco lograron aclarar los números.

Lo que opino es que Eduardo Rivera no tenía claro el programa de pavimentación, a pesar de que en teoría tuvo medio año para diseñarlo y también para preparar su discurso de toma de posesión.

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