Arzobispo fotografiado en el baño

Lesly Mellado May

En las casi dos décadas que he trabajado en periódicos, me ha tocado de todo. En mi lista de los absurdos estaba en primer sitio la “ceremonia” que organizó (en 2002) el equipo del entonces presidente municipal de Puebla, Mario Marín Torres, para que inaugurara los topes, sí, los topes que están frente a la Universidad Iberoamericana.

Pero hoy aquel suceso fue desbancado ¿a quién en el ayuntamiento de Puebla se le ocurrió hacer un acto con bombo y platillo para inaugurar unos baños públicos en la Catedral?

Quizá se justificaría que algún laico de “mala fe” expusiera al monumento emblemático del catolicismo poblano (una joya colonial en la que hasta los ángeles –dicen- la hicieron de grúas para subir las campañas a la torre) a ser sede para desalojar el vientre.

Pero no, fue un gobierno panista, el primero de El Yunque, encabezado por uno de los más ilustres alumnos de la UPAEP, el que tuvo el desatino de colocar al máximo jerarca de los católicos en Puebla, al arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, en el sitio justo para ser fotografiado junto a un retrete.

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