Papa Francisco, Coppola y el miedo a los mosquitos

Lesly Mellado May

“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?”, preguntó el Papa Francisco durante su visita a Michoacán el pasado mes de febrero

“Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación”, se respondió el clérigo.

En Ecatepec, hizo suyo el deseo de un país “donde no haya necesidad de emigrar para soñar, de ser explotado para trabajar, de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”.

A cuatro meses de su visita a México manda como nuncio apostólico a Franco Coppola, quien ha trabajado en zonas de conflicto. Esas son sus cartas credenciales: Nacido el 31 de marzo de 1957 en la localidad de Maglie, provincia sureña de Lecce, fue ordenado sacerdote el 12 de septiembre de 1981 por la Arquidiócesis de Otranto, en Italia. Es doctor en derecho canónico. Tras haber cursado sus estudios en la Academia Eclesiástica Pontificia, entró al Servicio Diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1993. Ha sido destinado a las representaciones pontificias del Líbano, Burundi, Colombia y Polonia.

COPPOLA EN CENTROÁFRICA

Aleteia, sitio web de una red de católicos, difundió en junio de 2014 la visión del ahora nuncio apostólico en México sobre el conflicto en Centroáfrica.

Aquí el texto:

Se está atenuando la tensión en Centroáfrica después del ataque lanzado el miércoles pasado por los milicianos islámicos contra la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Bangui, en el que perdieron la vida al menos 19 personas que se habían refugiado en esta parroquia. Sobre la situación en la capital habla el nuncio en Centroáfrica mons. Franco Coppola.

“Se puede decir que poco a poco se está volviendo a la normalidad. El ataque sucedió el miércoles por la tarde; nunca había pasado algo parecido hasta ahora, por tanto, claramente ha provocado una ola de indignación popular, la gente se ha encontrado desprotegida, indefensa ante un ataque que por primera vez afectaba a un lugar sagrado. Esto ha provocado una gran indignación, un levantamiento popular que se ha expresado con gran rabia…

Después, el pasado viernes, la presidenta Samba Panza, que se encontraba en el extranjero, ha vuelto y ha invitado a la gente a autocontrolarse, ha prometido investigaciones, también el desarme de esa zona de la capital que hasta ahora no se había desarmado y ha ordenado tres días de luto nacional. Esto ha hecho que la gente se sintiese, por lo menos, tomada en consideración, y ha reducido la violencia de las protestas. Hay un clima de espera: para ver si las medidas anunciadas por la presidenta y por el gobierno son eficaces y si son puestas en práctica”.

¿Hay riesgo de que se vuelva a producir en Centroáfrica una guerra civil o una guerra de religiones?, le preguntan al nuncio.

“Ya hay guerra civil. Hay dos milicias centroafricanas que se hacen la guerra. Por desgracia el hecho de que la comunidad internacional, las fuerzas armadas internaciones no son suficientes para garantizar ni la seguridad ni el entendimiento entre las dos partes, hace que la población se sienta protegida por estas milicias.

La parte cristiana se siente protegida por las milicias antimusulmanas y la parte musulmana se siente protegida por las milicias Seleka que son de mayoría musulmana. Esto es muy peligroso. No es absolutamente una guerra de religiones en el sentido clásico, no es un problema religioso, teológico, no se quiere la conversión de los demás. Es un problema de control del poder”.

– ¿Una lucha de poder que mira también a las riquezas del país?

“Sin duda. Este país tiene un subsuelo muy rico y esto apetece mucho. El desorden colabora con el aprovechamiento descontrolado de los recursos”.

– ¿Cuál es su llamamiento a la comunidad internacional?

“Que actúen rápido porque es verdad que el Consejo de Seguridad ha decidido el despliegue de Cascos azules, pero su llegada está prevista para finales de septiembre. Desde hoy a septiembre faltan todavía varios meses. La situación puede empeorar en el futuro.

Por desgracia, las fuerzas internacionales presentes en el momento no parecen capaces de controlar la situación; parecen estar por debajo de los que sería necesario. Falta buena voluntad y falta número. Digamos que no parecen haberse dado cuenta de lo complejo que es el problema, que hay necesidad de mandar un número mayor de fuerzas. Centroáfrica es un país dos veces más grande que Italia: ¿Cómo se puede pensar que 5500 soldados pueden controlar un territorio de estas dimensiones? Este es el problema. Las fuerzas que hasta ahora han llegado son claramente insuficientes. Naciones Unidas han decidido un despliegue de casi 12.000 personas, el doble que ahora. Debería ser una medida, esperemos, suficiente. Pero esto sucederá en septiembre, y estamos a principios de junio…”

FRANCISCO, COPPOLA Y EL MIEDO A LOS MOSQUITOS

Para noviembre de 2015, el Papa Francisco estaba de visita en Centroáfrica. Aquí la nota difundida por Notimex.

El Papa Francisco llegó esta mañana a la República Centroafricana, última etapa de su gira por África bajo fuertes medidas de seguridad.

El Papa fue acogido a su llegada por el Jefe de Estado de la Transición, Catherine Samba-Panza y por el Nuncio Apostólico Mons. Franco Coppola. Estuvieron presentes otras autoridades del país así como obispos y una representación de fieles.

El Pontífice arribó este domingo a las 10:00 horas locales al aeropuerto de M’Poko en Bangui, la capital de República Centroafricana, donde celebrará una misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui.

Desde su independencia en 1960, la República Centroafricana, con una población de unos cinco millones de habitantes es el séptimo país más pobre del mundo y el quinto más violento.

Días antes de su viaje, el ejército francés manifestó a la guardia del pontífice que consideraba su visita a la República Centroafricana como “de alto riesgo” y se mostró preocupado por su seguridad.

Al respecto, Francisco, quien pisa por primera vez tierra africana, dijo que, para él, “el único peligro son los mosquitos”.

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