EL PONZOÑOSO ELBISMO, INCRUSTADO EN MORENA

foto-elba

De encontrarla, en lapidario juicio de valor, como una de las cabezas de la “mafia del poder” y responsabilizarla directamente del “fraude” de 2006, Andrés Manuel López Obrador ha modificado en los últimos 12 años su discurso y los adjetivos contra la ex presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, de quien ya no emite críticas y hasta la justifica.

El candidato presidencial de Juntos Haremos Historia (MORENA-PT-PES) ha acogido en el seno del Movimiento Regeneración Nacional a familiares y a los principales alfiles de maestra, al grado de darles candidaturas para los procesos federal y local en Puebla. Hay actualmente en la esencia del lopezobradorismo, incrustado, el tóxico ADN del elbismo

Aquel pacto que el tabasqueño rechazó con Elba 15 días antes de la jornada electoral de 2006 -reconocido por él mismo-, finalmente se ha sellado para este 2018 y antes tuvo un tímido ensayo en el proceso mexiquense de hace un año, en que Morena quedó segundo.

El contubernio AMLO-Elba, en el que va de por medio la entrega de las decisiones en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y tumbar la Reforma Educativa, están acuñadas al margen del Partido Nueva Alianza (Panal), con el que su fundadora, ha trascendido, ya ha roto.

Hoy, a nivel nacional en varios estados del país, incluido Puebla, los elbistas operan, arriman el apoyo magisterial y aparecerán en las boletas con MORENA.

José Fernando González, yerno de Gordillo y ex subsecretario de Educación Básica de la SEP de Felipe Calderón, es el operador de las redes magisteriales para López Obrador, y un hábil adulador del candidato a Los Pinos.

El nieto de la mujer que vive en arresto domiciliario en su lujoso piso de Polanco, en la Ciudad de México, el ex diputado federal René Fujiwara Montelongo, está enteramente sumado al lopezobradorismo, el que considera “cambiará el rostro de las instituciones” del país.

Y la historia se repite en otras entidades, en donde líderes magisteriales que han caminado su trayectoria al lado de la profesora chiapaneca, se vienen sumando al proyecto del AMLO.

En Puebla, la designación del ex priísta y ex morenovallista Guillermo Aréchiga Santamaría como candidato de la alianza Juntos Haremos Historia a una diputación federal, es la inequívoca carta de presentación del elbismo en MORENA.

El ex diputado federal priísta, ex presidente del Congreso del estado de la mano del morenovallismo, ex integrante del Panal, ex secretario de Gobierno del ayuntamiento capitalino, lo único que no es, y todos los tenemos claro, es ex elbista.

Desde hace más de 24 años, Aréchiga es su alfil.

Fue líder magisterial de la Sección 51 y luego décadas ha sido brazo ejecutor y consentido de Elba.

Su lealtad a la maestra está, como Primer Mandamiento de su Credo, por “sobre todas las cosas”.

Con él y también relacionado con el elbismo, como candidato de MORENA a diputado federal llegó el inestable ex diputado priísta y ex panalista Héctor Alonso Granados.

Ellos encabezan la cargada de Elba Esther a favor de López Obrador en Puebla.

Ese mismo AMLO que ahora se refiere a ella, la “salinista” -así despectivamente la tachaba antes- con cariño y sobre su arresto domiciliario, luego de 4 años de prisión por lavado de dinero, apenas dijo:

“No haré leña del árbol caído. La prisión domiciliaria a Elba simplemente es su derecho… Ya está retirada y en situación delicada”.

Por supuesto es una frase disfraz, pues Elba sigue siendo poderosa y, efectivamente, las redes magisteriales le garantizan al candidato morenista lo que le faltó en 2006.

Pues el magisterio actúa en dos vías: acarrea votos y, también y puede que hasta más importante, tiene estructura humana para cuidar urnas.

Al lado de su marinismo declarado, los candidatos de MORENA andan junto al elbismo.

¿Quién lo hubiera imaginado?

gar_pro@hotmail.com

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.