AMLO Y MARIO MARÍN, LA CONEXIÓN PUEBLA

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Acostumbrado a jugar con cartas marcadas, el ex gobernador Mario Marín Torres encontró en el actual pragmatismo -ese que se despoja con facilidad de los principios- de Andrés Manuel López Obrador, la oportunidad ideal para pactar apoyos a favor del Movimiento Regeneración Nacional en Puebla, mientras también respalda a algunos candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Desde hace tiempo, el góber precioso tiene como conexión con el lopezobradorismo a Christian Eduardo Macip Rodríguez, quien sella compromisos y define estrategias morenistas-marinistas con el multimillonario Alfonso Romo Garza, coordinador del Proyecto de Nación de MORENA y quien será el jefe de gabinete, si el tres veces candidato llega finalmente a Los Pinos.

Hay que ver las fichitas con que el “honesto” tabasqueño ha decidido, ahora sí, firmar en el estado y en este 2018 la alianza soterrada que, al igual que a nivel nacional con la maquiavélica Elba Esther Gordillo, rechazó en 2006.

Para López Obrador son ahora tiempos de sumar, con quien sea, al costo que sea.

Es la búsqueda obsesiva, patológica, del poder por el poder, que le han reprochado sus adversarios.

Christian Eduardo, conocido por sus documentados escándalos etílicos y prepotencia, es hijo de Eduardo Macip Zúñiga, quien fue director del Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (Soapap) en el tramo final del marinismo, con una larga estela de anomalías durante su gestión.

Los Macip son socios de Marín en varios negocios, como las Industrias Citrícolas de Montemorelos S.A., División Puebla.

De hecho, Macip Rodríguez es uno de los operadores del dinero que Mario Marín robó a los poblanos y así lo sabe su gente y sus cercanos.

Christian Eduardo Macip aparece también con cargos en otras siete empresas, en Madrid, España, donde el ex gobernador de triste memoria también ha invertido su fortuna mal habida.

Sin embargo, no es su único eslabón marinista con la cúpula de MORENA.

La otra conexión de Marín con el lopezobradorismo viene por el lado del migrante, su amigo muy cercano, José González, conocido como “El Rey del Tomate” poblano.

La apuesta de Mario Marín es sencilla: ir con el puntero, lograr -como ya hizo- infiltrar a sus cercanos y apoyar aquí a esos candidatos.

De ahí, concretar el sueño de paulatinamente regresar al ejercicio político, al poder, abiertamente, y cobrar venganza de Rafael Moreno Valle, quien lo sacó de Casa Puebla en 2010.

Pero esa meta, incluso con la complacencia y conocimiento de López Obrador, tiene un Plan B, para no soltar del todo a sus pupilos priístas.

El góber precioso trae acuerdos con el neoleonés Alfonso Romo para apoyar a AMLO en Puebla, mientras juega con dos cartas, Enrique Doger Guerrero y Luis Miguel Barbosa Huerta, para la gubernatura.

Pero además la estrategia se despliega para otros cargos: Marín impulsa a su muy querido pupilo Alejandro Armenta Mier y a su ahijada Nancy de la Sierra Arámburo, para el Senado de la República, sin descobijar a su ex secretario particular, Ramón Fernández Solana, para diputado federal por un distrito de la capital.

La trama, sin embargo, ha dejado ver las manos que mueven sus hilos.

Macip y González llevan y traen la información y las propuestas a Romo Garza.

López Obrador palomea y Mario Marín opera.

Es el Pacto MorenoMarinista por Puebla.

Un pacto, además, por el que corren muchos, muchos millones de pesos para el sostenimiento de las campañas de sus favoritos.

Pero ésa, como diría el clásico, es otra historia.

gar_pro@hotmail.com

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