CON SU “ENCANTO PENDENCIERO”, ENRIQUE DOGER RESUCITA AL PRI… AL MENOS EN ÁNIMO

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Con su perfil combativo y ese “encanto pendenciero” -tomo prestados los adjetivos- que encuentran en su estilo sus seguidores, Enrique Doger Guerrero revivió desde el pasado miércoles el ánimo electoral de los priístas poblanos, quienes en muchos municipios del estado, hay que reconocerlo, comenzaban a tirar la toalla y a darse por derrotados a 40 días de la elección. El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con el spot que lanzó y que está en los pautados del Instituto Nacional Electoral (INE), a pesar de que será seguramente impugnado, recuperó terreno y hasta levantó a más de uno de la hamaca del pesimismo.

El spot en el que ataca con fiereza –tal vez hasta rudeza innecesaria- a la candidata de Por Puebla al Frente, Martha Érika Alonso Hidalgo, sepultó –al menos temporalmente- las dudas sobre su fidelidad priísta e incendió el entusiasmo.

En otras palabras: Doger ganó credibilidad, lo cual en tiempos de “vacas flacas” para el PRI, ya es decir mucho.

Así se sintió ya en sus mítines de este jueves, primero en Los Reyes de Juárez y luego en Acatzingo, territorio además del diputado federal con licencia, ex priísta y ahora candidato de MORENA al Senado, el operador marinista Alejandro Armenta Mier.

Dicho sea de paso, el neomorenista es profundamente repudiado en esa zona del estado por quienes en el tricolor antes lo impulsaron y a quienes les debe mucho. De traidor no lo bajan.

De ahí que fue más significativo el buen talante de los priístas de la zona con Doger en los encuentros a los que también asistió el candidato del PRI a la Cámara Alta en primera fórmula, Juan Carlos Lastiri Quirós, quien calladamente pero ahí va subiendo en las encuestas.

El candidato a Casa Puebla recibió halagos y ofrecimiento de apoyo incondicional del candidato a la diputación local por el Distrito 13, Chalón Ramos Fuentes, lo mismo que de Francisco Ramírez Gómez, abanderado a presidencia municipal de Acatzingo, y de varios más.

Pareciera que viene un segundo aire para el Revolucionario Institucional y sus candidatos de la mano del ex alcalde capitalino.

Qué tan bueno es ahora el ambiente en torno al ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), que hace 3 días hasta la delegada del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), María Esther Scherman Leaño, salió a “brigadear“.

Con bandera y matraca, la experimentada política jalisciense, quien no había salido prácticamente de su oficina y de quien aún muchos dudan sobre su verdadero compromiso con los candidatos del PRI, sudó la camiseta.

Eso sí, aparentemente ella sigue teniendo repulsión a los medios de comunicación poblanos. Que su compadre Javier Casique le dé alguna clase al respecto.

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En este complicadísimo proceso electoral, Doger avanza con algo que en apariencia es tan sencillo, pero que en su contexto y el del PRI, es profundamente significativo, una inyección vital para los priístas que no ven la suya desde 2010: carácter -carácter por no decirlo de otra forma-.

Las quejas de las “poquísimas” sombrillas y lonas que les ha dado y que llegan sin recursos sonantes, sobre todo en los municipios, se han matizado.

La acusación en casa de que el candidato a la gubernatura negoció con el morenovallismo se extinguió. Temporalmente al menos.

En el cuartel dogerista los rostros son otros.

La metamorfosis ha ido de las ojeras y la palidez a las sonrisas.

Sus colaboradores aseguran, además, que esto apenas empieza.

Aún hay misiles que Doger va a soltar, en el momento adecuado, contra el morenista Luis Miguel Barbosa Huerta.

Con Barbosa la disputa tiene ya, además, un matiz personal, porque el senador con licencia lo minimizó, incluso se burló de su estatura y de su tercer lugar en las encuestas al inicio de la campaña, y luego –como todo mundo sabe- se metió con quien ni las peores mafias se meten: la familia.

A ver si Barbosa sigue pensando que Doger es “chiquito”.

No lo creo, a la luz de los hechos.

También el doctor guarda críticas para la panista Martha Erika Alonso.

Los respectivos dardos serán soltados antes o durante el debate, la única oportunidad real que, pese al formato, el candidato del PRI tendrá para terminar de meterse a la competencia, pese a que muchos sesudos analistas lo daban por muerto antes incluso de empezar la guerra por Casa Puebla.

Con su estilo irónico, con simpatía ácida y la experiencia como político que siempre ha venido de atrás, Doger revivió al PRI.

El reto es que el ánimo –al menos eso- prevalezca de aquí al 1 de julio.

Que no se trate de un impulso festivo que luego se torne en pesada cruda.

gar_pro@hotmail.com

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