LA PANTOMIMA DEL FRAUDE CONTRA LA VERDAD ARITMÉTICA

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Ni una sola prueba del supuesto “fraude” orquestado desde la más “siniestra” oscuridad han podido presentar los morenistas que se han convertido en portavoces de una pantomima. Debatir con ellos es buscar el diálogo con una piedra. A pesar de la fortaleza de los fundamentos aritméticos que demuestran que, al igual que en otras entidades, en Puebla se dio un voto diferenciado a favor de Martha Érika Alonso Hidalgo, se atrincheran, sordos, tras su farsa. Y tan débil es ésta, que en su impugnación del proceso, ese supuesto maquillaje de cifras no es causal para su demanda de nulidad.

Una a una, las acusaciones de las huestes del candidato derrotado, Luis Miguel Barbosa Huerta, han encontrado una explicación tan clara, que terminan por derrumbarse.

Primero, renegaron del Programa de Resultados Preliminares (PREP) y aseguraron que hubo mano negra.

Sin embargo, vino el recuento parcial del Instituto Estatal Electoral (IEE), ante todas las miradas públicas, y fueron depuradas las posibles fallas en las cifras.

Con el nuevo escrutinio y cómputo parcial incluso se amplió la victoria de la hoy gobernadora electa.

En paralelo, Barbosa fue modificando su discurso, al verse sin argumentos.

Primero quería que reconocieran su “triunfo”, ahora ya no quiere más que la nulidad.

Los morenistas alegaron que hubo hechos de violencia y sí, sin duda los hubo, pero todos están claramente identificados, se están atendiendo, investigando y sancionando, y no se trata de un clima generalizado, casi de guerra en todo el estado, como han querido hacer creer con un discurso incendiario.

Ninguno de esos hechos ha tenido injerencia determinante en los resultados de los procesos, local y federal, en los que MORENA fue el gran ganador.

Lo del laboratorio del Hotel M&M, que alegaron y alegan, para clonar actas, ya fue desechado por la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), por si alguno lo ha olvidado.

Pero la mayor de las mentiras de la horda de barbosistas irreflexivos que gritan “fraude, fraude”, pero no revisan siquiera los datos, está en las cifras que muestran el comportamiento de los poblanos, con un claro voto diferenciado.

Ese sufragio que, al fin de cuentas, es derecho y voluntad de los ciudadanos, y que ocurrió no solamente en Puebla, sino también en Jalisco, Chiapas y Yucatán, por citar solamente algunas de las entidades en que también se eligió gobernador.

Las evidencias aritméticas son irrefutables.

Por ejemplo, por el cobijo de cinco partidos a su candidatura y las distintas combinaciones para sufragar que se dieron en este proceso, no hay que olvidar, concurrente, se presentaron más de 50 posibilidades para que se pudiera votara por opciones distintas, pero confluyendo en la elección de gobernadora por Alonso Hidalgo.

La posibilidad matemática le favoreció legalmente.

Sin embargo, los falsarios del “fraude” no explican eso a los poblanos. Es más, es información que ocultan.

Sobre el voto cruzado, Puebla no es, ni remotamente, un caso de excepción.

En el estado de Chiapas, la diferencia comparativa de los votos que la alianza Juntos Haremos Historia (MORENA-PT-PES) obtuvo en la elección para Presidente de la República, contra los que logró para la candidatura de Rutilio Escandón Cadenas a gobernador, favorecen a López Obrador en 23 por ciento.

Es decir, 23 por ciento de los chiapanecos que votaron por la opción de MORENA a la Presidencia no lo hicieron para la gubernatura.

Ese mismo porcentaje se repite en Puebla, en donde más de 583 mil poblanos que sí votaron por el ahora virtual presidente electo despreciaron la opción de Barbosa para Casa Puebla.

Y así ocurrió en la Ciudad de México, con 8 por ciento de diferencia entre una y otra elección; en Veracruz de 9 por ciento y en Tabasco de 16 por ciento, por citar los estados en donde efectivamente ganó la opción lopezobradorista.

De ahí que nada raro sea que, en el caso poblano, muchos de esos votos que comulgaron con la opción de Andrés Manuel pero rechazaron la de Barbosa, hayan terminado sumando para la panista Martha Érika.

Esto queda muy claro cuando se revisa que Alonso Hidalgo obtuvo 505 mil 256 votos más que su correligionario y candidato de la alianza panista Por México al Frente a la Presidencia, Ricardo Anaya Cortés.

Pero el nuestro no fue el único estado o “caso extraño”, sino que ese fue un comportamiento consistente en casi todo el país.

De nuevo, eso se llama voto diferenciado.

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Y así se dio también en los casos de las votaciones del proceso federal a diputados federales y senadores, también en la mayoría de las entidades federativas.

En esos casos, en Puebla, más de 120 mil personas sufragaron por las opciones de la alianza PAN-PRD-MC, pero no hicieron lo mismo en el caso de la presidencial, por Anaya.

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Todos estos comparativos son sobre las mismas cifras de cada opción, lo que deja absoluta claridad del comportamiento de los votos del pasado 1 de julio en nuestra entidad.

El voto diferenciado se dio de manera descendente, de Presidente de la República a gobernador, pero también ocurrió de forma ascendente, de alcaldías, diputaciones locales y federales y senadores, hacia la determinación de gobernador, en este caso gobernadora.

Por ejemplo, en la capital, Martha Érika logró más de 28 mil votos por arriba de su compañero de coalición y candidato a la alcaldía, Eduardo Rivera.

En tanto, en la alianza lopezobradorista las cosas fueron a la inversa, pues la presidenta municipal electa, Claudia Rivera Vivanco, logró casi 25 mil sufragios más que Barbosa.

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A la luz de las pruebas aritméticas, más se desnuda la narrativa del fraude como una simulación para lograr en la mesa lo que no se consiguió en las urnas.

No contento con la acusación de “fraude, fraude” en la elección de gobernador, Barbosa también puso recientemente en tela de juicio la designación de los diputados plurinominales locales.

Dijo que se venía un “nuevo fraude”.

Nada ocurrió y los partidos de Juntos Haremos Historia tienen mayoría con 22 de 41 legisladores locales.

No hay pruebas y ni siquiera consistencia en las denuncias.

Esto llega a tal grado que de las tres causales de nulidad que presentó Barbosa, no se hace alusión a ninguno de los argumentos que, en cambio, sí repite una y otra vez a los medios de comunicación.

En su documento, el candidato derrotado alega: a) Rebase de gastos de tope de campaña; b) Uso inequitativo de los medios de comunicación social, y c) Violación a los principios constitucionales rectores de la elección.

¿Y las cifras falsificadas del PREP y el conteo del IEE?

¿Y las boletas clonadas?

¿Y la violencia generalizada?

No, pues no les dieron para una argumentación jurídica.

El fraude pareciera ser la poco ingeniosa falacia de acusadores muy poco escrupulosos.

gar_pro@hotmail.com

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