LYDIA CACHO, MARIO MARÍN, AMLO Y SÁNCHEZ CORDERO: EL EFECTO BÚMERAN DE LA HISTORIA

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Hace poco más de 11 años, la hoy ministra en retiro y secretaria de Gobernación de la Cuarta Transformación (4T), Olga Sánchez Cordero, consideró que Lydia Cacho no sufrió la violación grave a sus garantías individuales en su detención ilegal, que no existió “prueba contundente” de la culpa de Mario Marín y, con su voto definitivo en la sesión del 29 de noviembre de 2007 del Pleno de la SCJN, selló la mayoría a favor de la exoneración del entonces gobernador poblano. Las veredas del servicio público y su actividad política la colocaron este jueves en la obligación de encabezar las disculpas públicas a la periodista, a nombre del Estado Mexicano, por lo mismo que antes negó. El efecto búmeran de la historia terminó por alcanzar a la hoy lopezobradorista.

La incómoda ironía se da en cumplimiento a la resolución que sobre el caso emitió la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 31 de julio del año pasado, ante la solicitud de Cacho Ribeiro y la organización Artículo 19.

En ésta, el Comité para los Derechos Humanos determinó que su arresto en Cancún,Quintana Roo, en diciembre de 2005, traslado a Puebla y todos los hechos ocurridos, violentaron “una serie de derechos humanos”.

Asimismo, se incurrió en “violencia de género dado el trato sexualizado” que se le dio a la autora de Los Demonios del Edén.

La disculpa pública del Estado, ahora encabezado por el gobierno lopezobradorista, es parte del dictamen del CDH de la ONU que reconoce que la escritora fue víctima también de tortura física y psicológica y persecución.

Además de las excusas, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que conocía muy bien este antecedente de Sánchez Cordero al nombrarla titular de Gobernación, deberá realizar “una investigación imparcial, pronta y exhaustiva sobre los hechos”.

También “procesar, juzgar y castigar con penas adecuadas a las personas halladas responsable de las violaciones cometidas”.

Y, finalmente, “ofrecer compensación adecuada a Lydia Cacho”.

Es decir: van por las cabezas de Mario Marín y sus dos principales cómplices: la ex procuradora Blanca Villeda y el ex jefe policiaco Adolfo Karam, además de la jueza Rosa Celia Pérez, el ex presidente del TSJ Guillermo Pacheco Pulido -hoy apuntado para la gubernatura interina- y el empresario Kamel Nacif.

¡Cómo da vueltas la vida!

Hoy se han vuelto a encontrar, en posiciones muy distintas, los pasos de Sánchez Cordero, Mario Marín y Lydia Cacho, en el contexto de la Presidencia de López Obrador.

Hay que hacer memoria, para entender la magnitud de mordacidad de la historia en este caso.

La entonces ministra en funciones Olga Sánchez Cordero fue clave en la resolución final del caso.

Entonces, con seis a cuatro votos -considerado el de ella definitivo-, salvó al llamado góber precioso del proceso que lo hubiera llevado a la destitución, desafuero y enjuiciamiento por tortura y detención arbitraria.

La hoy secretaria de Gobernación de la 4T entonces acuñó el histórico, por negativo, argumento de que Cacho había sufrido “tortura psicológica”, pero no física y que, en conclusión, no era para tanto.

Así quedó registrado en la memoria colectiva.

En este espacio, en diciembre de 2017, perfilamos el tema, en la entrega “AMLO, SU GABINETE Y LA SUCIA E INDELEBLE MANCHA DE MARIO MARÍN”.

http://www.pueblaonline.com.mx/garganta_prof/?p=10089#.XDfNC1xKjIV

“La aprehensión ilegal de la autora de Los Demonios del Edén, libro que expone las redes de pederastia en Cancún, Quintana Roo, en las que se involucró al empresario textilero Kamel Nacif -amigo de Marín-, y luego el desenlace del caso en la Corte, persigue y es una mancha indeleble en la trayectoria de Sánchez Cordero.

“La histórica decisión que a finales de noviembre de 2007 tomó el pleno de la SCJN tuvo como cardíaca definición el voto de esa ministra.

“Sin ella, no se podría entender el festejo con la ya clásica frase ‘¡ya chingamos!’, que el abogado Alonso Aguilar Zínzer soltó al conocer la resolución, a favor de su precioso cliente”.

Hasta aquí la referencia de aquel texto

En aquella sesión definitiva del Pleno de la SCJN, Olga Sánchez dijo que Lydia Cacho sufrió “tortura psicológica” durante el trayecto de Cancún a Puebla, pero eso no implicaba “violación grave de sus garantías individuales”.

Le sugirió “defenderse con los mecanismos jurídicos existentes”.

Además, en la sesión del Pleno de la SCJN del 29 de noviembre de 2007, Sánchez Cordero aportó el elemento primordial para la final exoneración de Mario Marín:

“No existe una prueba contundente, ni el enlace de ellas, en donde nos permitan afirmar, sin lugar a dudas, que efectivamente el gobernador de Puebla dictó esas órdenes para que se concretara esta violación” aludida.

Poco más de 13 años después de su detención, ahora el gobierno lopezobradorista, deberá realizar, como admitió el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, “una investigación imparcial, pronta y exhaustiva sobre los hechos denunciados”.

Ofreció también, en cumplimiento a la resolución de la ONU, “procesar, juzgar y castigar a las personas halladas responsables de las violaciones cometidas”.

En realidad no se reabrirá el caso, pues ha seguido vigente.

Los delitos cometidos, como dijo Lydia Cacho en entrevista este mismo jueves, no han prescrito.

Por lo pronto, la historia ya hizo su parte.

Para Sánchez Cordero, entonces solamente sufrió Lydia “tortura psicológica”, pero no no fue para tanto.

Pues ahora Olga sufrió un irónico revés de la historia.

Pero tampoco es para mucho.

gar_pro@hotmail.com

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