EL PANISMO, DEL CIELO AL INFIERNO EN APENAS MIL DÍAS

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El 2 de junio, cuando en seis entidades se llegue a las urnas -incluida Puebla-, habrán pasado poco más de mil días de los triunfos históricos del panismo en siete gubernaturas el 5 de junio de 2016. Aquel día, el futuro del PAN se veía luminoso. Su entonces presidente, Ricardo Anaya, había vencido a los grupos internos que buscaban atajar su candidatura presidencial. Fue una jornada dulce para él, su grupo y el albiazul entero. Hoy, el panorama es muy distinto: las divisiones, las pugnas y hasta la tragedia tienen al Partido Acción Nacional a las puertas de la debacle, con la previsión de será arrasado en todos los comicios. Mil días bastaron al panismo para ir del cielo al infierno.

Tras ese primer domingo de junio de 2016, el PAN incluso soñaba con derrotar a Andrés Manuel López Obrador.

Daba la impresión de que era viable.

Arrasó en Puebla con Tony Gali. Su victoria más contundente.

Ganó en Durango, con José Rosas Aispuro; Veracruz con Miguel Ángel Yunes.

Quintana Roo, con Carlos Joaquín González; Aguascalientes, con Martín Orozco Sandoval.

Y los triunfos se repitieron en Tamaulipas y Chihuahua, con Francisco García Cabeza de Vaca y Javier Corral Jurado, respectivamente.

En varias de esas victorias, la influencia y trabajo del morenovallismo fue fundamental.

En toda su historia, desde su fundación el 16 de septiembre de 1939, jamás el PAN tuvo tanta fuerza, como ese domingo en que estuvieron en disputa 12 gubernaturas.

Sin embargo, mil días después el panorama es negro.

Pasó de radiante a muy oscuro.

Tras la derrota de Ricardo Anaya Cortés, quien nunca alcanzó a tener todo el apoyo de sus correligionarios en su candidatura presidencial, se enfatizó la caída.

Vinieron muy manifiestas -y con mucha beligerancia- las diputas internas.

Pasaron por la renovación de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y el enfrentamiento de los grupos dominantes.

Tocó a las bancadas del Congreso de la Unión y, especialmente, al Senado de la República.

Sin duda, la salida de panistas emblemáticos, como Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, también ha tenido efectos negativos.

Tras el cisma, que incluso se vio atravesado por la tragedia, el panismo se enfrenta a la posibilidad de tener su peor elección de muchos años el próximo domingo 2 de junio.

En las cinco entidades que habrá comicios, en donde todas el PAN es gobierno, salvo el caso especial poblano, con un gobierno interino, no hay buenas previsiones.

En Puebla y Baja California, con gubernaturas en disputa, los números tienen al albiazul muy abajo.

La posibilidad de derrota se avizora también en Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, en donde se eligen alcaldías, diputaciones o las dos.

Poco más de un millar de días bastaron para la catástrofe que viene.

El 2 de junio esos mil días se estarán cumpliendo con una nueva cita en las urnas.

El PAN tocó el cielo.

Hoy está a las puertas del infierno.

gar_pro@hotmail.com

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