El ridículo de Darío (¿o Darío, el ridículo?)

Arturo Luna Silva

Decían que Rafael Moreno Valle no sería el candidato del PAN a la gubernatura, pues El Yunque “nunca, nunca lo dejaría pasar”.

Juraban que el Frente Amplio Antimarinista no se concretaría, dado que tenían totalmente “bajo control” a los grupos dominantes al interior del PRD, que “ni de loco” se aliaría su enemigo histórico: el PAN.

Y presumían que el SNTE estaba más que “amarrado”, que Elba Esther Gordillo “abandonaría” a su pupilo Moreno Valle y que se la “jugaría” con el PRI, Mario Marín y Javier López Zavala en Puebla.

Pero lo cierto hoy es:

Que Moreno Valle sí es el candidato de Acción y no sólo eso: también de un amplio frente opositor.

Que precisamente la unión de fuerzas entre PAN, PRD, Convergencia y PANAL es todo un hecho.

Y que Nueva Alianza, la franquicia electoral de Elba Esther Gordillo, y la poderosa y temible estructura del SNTE están sumados no a López Zavala, sino al Frente Amplio Antimarinista.

Si tuviesen que presentar un examen sobre estrategia y prospectiva política, de seguro reprobaban.

Y es que de tres, tres fallaron.

Sigan haciendo sus cuentas alegres.

Y pensando que ya ganaron.

A ver si la realidad no los acaba encarando.

***

Por cierto:

Si hay alguien que quedó mal, muy mal parado tras concretarse el apoyo del SNTE al candidato del Frente Amplio Antimarinista al gobierno del estado, Rafael Moreno Valle, es Darío Carmona García.

Y es que no una, varias veces el secretario de Educación Pública le juró y perjuró a Javier López Zavala que el Partido Nueva Alianza apoyaría su candidatura.

Y no sólo eso: le aseguró que Elba Esther Gordillo se la jugaría con el PRI en Puebla, no con el PAN, el PRD y Convergencia, como finalmente sucedió.

Resulta que Carmona García presumía de su gran relación con Fernando González Sánchez.

Aseguraba que el yerno incómodo de la profesora casi, casi comía de su mano.

Que Fernando González, todopoderoso subsecretario de Educación Básica de la SEP federal, le debía varios favores.

Que, por ejemplo, sólo él, Carmona García, había dado la cara por el pariente de la profesora al inicio del sexenio de Felipe Calderón, cuando éste fue duramente cuestionado por la mayoría de los secretarios estatales de Educación del país, al ser nombrado como subsecretario federal del ramo.

A principios de noviembre de 2009, Darío se animó y le dijo a López Zavala que ya.

Que ya había lavado, secado y planchado.

Es decir, que Fernando González ya había convencido a su suegra de la conveniencia de que tanto el SNTE como el PANAL se sumaran al proyecto del ex secretario de Desarrollo Social del gobierno marinista.

Y que era cuestión de días para que Elba Esther Gordillo enviara señales de que apostaría por López Zavala.

Señales que nunca llegaron.

Porque todo fue un engaño, que se tragó por completo Carmona y con éste, a final de cuentas, el hoy candidato priísta al gobierno estatal.

Darío pecó de ingenuo o de plano perdió la brújula, pues Fernando González nunca cabildeó con su suegra.

Sacó lo que quiso de Puebla.

Y ni los insultantes millones y millones de pesos que el gobierno del estado de Puebla canalizó al magisterio, es decir, a la Gordillo, sirvieron para conseguir un poquito de lealtad o agradecimiento.

En lo personal, muchas veces escuché de boca de connotados zavalistas, con una soberbia digna de diván, que Elba Esther Gordillo ya no estaba con Moreno Valle.

También vi cómo éste se carcajeaba cada vez que esos rumores o dichos llegaban a sus oídos.

El tiempo le dio la razón a Rafael.

¡Vaya ridículo el de Darío!

De pena ajena.

gar_pro@hotmail.com

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