Blanca Alcalá: enriquecimiento… ¿muy explicable?

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Un paquete con una serie de documentos bastante comprometedores para la ex presidenta municipal de Puebla Blanca Alcalá Ruiz, empezó a circular hace unos días.

Se trata, en términos generales, de expedientes lo suficiente respaldados para por lo menos dejar en duda el repetitivo discurso de honestidad que, junto con el del victimismo, suele presentar en público la candidata del PRI al Senado.

Durante tres años al frente del ayuntamiento de la ciudad más importante de Puebla, Blanca Alcalá tuvo beneficios oficiales por 2 millones 880 mil pesos, producto de un salario mensual de 80 mil pesos nominales.

A esa cifra, se lee en parte del paquete de documentos a los cuales tuvo acceso este reportero, hay que descontarle el 15 por ciento, es decir, los 432 mil pesos que supuestamente habría donado, como parte de una de sus promesas de campaña, al Fondo Semilla para Proyectos de los Emprendedores.

La ganancia personal de la ex alcaldesa quedaría, entonces, en 2 millones 448 mil pesos, una cifra que de cualquier forma –por diversas razones- no encuentra correspondencia con el número y la calidad de las propiedades que habría adquirido tan solo en 2011.

Y es que: ¿cómo le hizo para comprar un departamento de lujo en el Distrito Federal?

¿Cómo para hacerse de dos pisos completos en las Torres Ejecutivas JV en Puebla?

Uno para la oficina de la futura senadora.

Y el otro para una consultora y una constructora que codirige junto con su socia y guardiana de todos sus secretos, su ex secretaria de Administración, Gabriela García Maldonado.

Y es que según los documentos, que abren muchísimas líneas de investigación paralelas, Blanca Alcalá habría gastado unos 35 millones de pesos en la compra de los tres bienes inmuebles y su equipamiento.

El multicitado paquete, que apenas estamos revisando a profundidad, detalla montos, nombres, ubicaciones y fechas.

No hay margen de error.

Enamorada del poder, y de sus beneficios, la ex presidenta municipal no obró al parecer de forma distinta a los principales colaboradores del góber precioso, Mario Marín, de quien ella siempre intentó diferenciarse a partir de la falsa premisa, ya se sabe, de la “honestidad”.

(Otro de los expedientes, por ejemplo, ofrece pelos y señales de los acuerdos que cerró y mantuvo con dos despachos de publirrelacionistas del Distrito Federal en su deseo, frustrado a la postre, de convertirse en la candidata del PRI a la gubernatura. Uno con Grupo Consultores de Margarita Jiménez Urraca, por un importe de más de 7 millones de pesos, y otro con la Agencia AP de Otto Granados Roldán, a quien pagó por tres años igualas de 300 mil pesos mensuales para un total de 10 millones de pesos).

Se desconoce si esta información, más la que aparece en el paquete y que por el momento aquí no se reporta, está en manos del Órgano de Fiscalización Superior, que, según ha trascendido, le observó como potencialmente irregulares mil 100 millones de pesos de su última cuenta pública, pendiente de aprobación a la fecha.

Lo que sí se sabe es que el enriquecimiento ¿muy explicable? de Blanca Alcalá Ruiz será tema de la agenda de Puebla en los siguientes meses, tal vez años, y que hoy sólo nos asomamos a la punta del iceberg.

Sin exagerar, inhabilitaciones y hasta órdenes de aprehensión podrían estar en el futuro inmediato de la aspirante a senadora, quien debería empezar a saber diferenciar la gran distancia que hay entre datos duros y guerras sucias, las que arguye por sistema cada vez que se le cuestiona.

Por si algo faltara:

“De obrera a abeja africana”, tal es el título del libro que alguien prepara y donde se cuenta la verdadera historia de Blanca Alcalá.

Es decir:

Cómo las malditas circunstancias la llevan a la política.

Cómo de una humilde y sencilla servidora pública acabaría por transformarse en una millonaria obsesionada con el poder.

Y cómo, finalmente, se convirtió en todo lo que un día juró odiar.

gar_pro@hotmail.com

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