2013: un PAN dividido y un PRI con el cuchillo entre los dientes

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Dos visiones contrapuestas -y por tanto excluyentes una de la otra- son las que hoy, nuevamente, tienen enfrentados a los ya de por sí divididos panistas de Puebla de cara a la elección de su candidato a la presidencia municipal para 2013.

Parece –y es- simple, y hasta obvio, pero no está de más recordarlo.

Por un lado, está la postura de El Yunque y del panismo tradicional, y por el otro, la del morenovallismo y sus referentes y actores.

La ultraderecha ya ha mandado claramente el mensaje de que independientemente de la opinión que tenga el gobernador, el candidato o la candidata surgirá del voto de los militantes y simpatizantes –o adherentes- del PAN, pues así lo marcan los estatutos y los lineamientos internos.

Personajes como el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez; la delegada de la Sedesol, Myriam Arabián, o el dirigente estatal de Acción Nacional, Juan Carlos Mondragón, reconocen el derecho de Moreno Valle a opinar, e incluso a vetar, pero están en contra, totalmente, de que su supuesta condición de “primer panista del estado” le alcance para imponer al candidato de su preferencia.

Lo anterior incluso en el caso de que el procedimiento para elegirlo sea a través de una designación directa del Comité Ejecutivo Nacional.

En otras palabras: para la ultraderecha, dueña (todavía) del padrón y de la estructura en la ciudad de Puebla, el gobernador puede –y debe- opinar, pero de ninguna forma definir por sí solo quién representará al partido en la contienda 2013.

Una contienda sumamente importante, no sólo porque el periodo de gobierno se extiende, por primera y única vez, a 4 años y 8 meses, sino debido a que muy probablemente, el próximo presidente municipal se pondrá en la antesala de Casa Puebla.

Enfrente, está la otra visión, la que abandera la mayoría de los morenovallistas que aspiran, y suspiran, por relevar en su cargo a Eduardo Rivera Pérez.

Ellos están convencidos que de la voluntad del gobernador debe surgir el candidato o la candidata; que el único aval que cuenta es el del “jefe”, como le dicen; y que fuera de Fernando Manzanilla, Antonio Gali Fayad, Amy Camacho y Jorge Aguilar no hay sino el precipicio.

¿Cuál postura prevalecerá?

Todo depende:

1. De cómo el PAN termine de gestionar internamente su fracaso electoral del pasado 1 de julio.

2. De cuál facción se termine apoderando del control del partido –el calderonismo pide mano-, y

3.- De qué tan capaces sean, por un lado, el morenovallismo de tomar por asalto el Comité Directivo Estatal (en octubre próximo) y, por el otro, El (debilitado) Yunque de resistir el asedio que ya se viene venir desde Casa Puebla.

En esta lucha no hay –ni habrá- puntos intermedios.

Es todo o nada.

Vida o muerte.

El ganador, ganará todo.

Y el perdedor, perderá todo.

Ambos grupos lo saben y ya se preparan para la guerra.

Una guerra que, como decía Nietzsche, volverá estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.

Y todo, en beneficio de un PRI que, de regreso a la Presidencia de la República, ya aguarda a la vuelta de la esquina, con el cuchillo entre los dientes.

(¿Quieres que te lo cuente otra vez?)

***

Hay que tomar en cuenta que El Yunque no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Este miércoles, empezaron los movimientos en el PAN poblano de cara al 2013.

El reposicionamiento de fuerzas y el acomodo de piezas ya están en marcha.

Cuentan que durante la sesión del Comité Municipal renunció Oswaldo Jiménez López como secretario general.

En su lugar fue designada Guadalupe Leal Rodríguez, una posición directa del edil Eduardo Rivera a través de Eduardo Morales Garduño.

También dejó su cargo Dolores Gabino, secretaria de Promoción Política de la Mujer del Comité Directivo Estatal.

Aseguran que la ultraderecha ya va perfilando a quienes disputarán al morenovallismo las candidaturas a diputados locales.

gar_pro@hotmail.com

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