En medio de la lucha feroz por el control del PAN tras la debacle del 1 de julio, se prevé la visita de su líder nacional, Gustavo Madero, para este jueves en Puebla.
Como ha venido haciendo el presidente Calderón desde hace semanas, el dirigente se reunirá con consejeros nacionales, con los que repartirá culpas de la derrota en el estado gobernado por el panista Rafael Moreno Valle.
En Puebla, el PAN perdió la elección presidencial –aún peor: JVM terminó en la tercera posición-; su candidato al Senado, Javier Lozano, será legislador “de panzazo”, y únicamente logró ganar 4 de los 16 distritos en juego.
En crisis, Acción Nacional se juega su futuro y Madero no se quiere dormir en sus laureles:
O reúne a su alrededor los consensos suficientes para mantenerse en la dirigencia hasta el 1 de diciembre, es decir, o logra “trascender” a Calderón, o éste, junto con su grupo, terminará por apoderarse del partido para imponer lo que ha venido calificando como su “refundación”.
Una refundación que no sería sino un secuestro por quien, en los hechos, pretende convertirse en el Plutarco Elías Calles del PAN: un sujeto que, desde las sombras, mueva los hilos del blanquiazul, decida candidaturas y lleve la voz cantante en la negociación e interlocución con el nuevo gobierno, el de Peña Nieto.
Madero viene en busca del apoyo de, entre otros, Rafael Moreno Valle, gobernador que empieza a cubrir los vacíos de liderazgo que la debacle electoral ha dejado en el panismo nacional y que ya mueve sus piezas de cara al 2013 poblano.
Madero busca afianzarse en la dirigencia y evitar la toma del partido.
Para ello, debe cerrar el paso al calderonismo, pero solo no podrá hacerlo.
Necesita aliados y eso busca entre el panismo poblano.
¿Los encontrará?
El primer escenario de las batallas que se avecinan será el Consejo Nacional del próximo 11 de agosto, donde se discutirá la propuesta de reforma estatutaria que promueve Calderón y que Madero y sus huestes buscan derrotar.
Sí, suenan los tambores de guerra en Acción Nacional.