Fines muy concretos persigue la visita que este jueves realiza a Puebla la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Si bien hay grandes expectativas sobre la posibilidad de venga a anunciar -¡por fin!- al ganador de la contienda interna a la alcaldía capitalina, la verdad es que el tema no estará en la agenda de Ivonne Ortega Pacheco.
Las cosas siguen atoradas, no hay claridad sobre el asunto, y lo más probable es que la decisión –que debe pasar primero por el tamiz del presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong- vaya a postergarse un par de semanas más.
De hecho, la ex gobernadora de Yucatán no tiene contemplado reunirse siquiera con los tres más fuertes aspirantes: Enrique Agüera, Pepe Chedraui y Enrique Doger, quienes así tendrán que seguir ayunos de noticias o señales y sobre todo metidos en la conocida espiral de nervios e incertidumbre todavía por un buen rato más.
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Y si no es a resolver el grandísimo misterio de la candidatura del PRI por Puebla, ¿entonces a qué viene la secretaria general del CEN?
De acuerdo con fuentes enteradas de los detalles, Ivonne Ortega quiere reunirse con líderes y aspirantes de los municipios de la zona conurbada de la capital, como las Cholulas, Cuautlancingo, Coronango y Amozoc.
Busca reforzar la estructura electoral y empezar a definir estrategias de cara al 7 de julio, pues la dirigencia nacional ha detectado que es ahí donde está la fortaleza del PAN como marca y en especial del gobernador Rafael Moreno Valle.
Si el PRI logra construir un cerco, detener el avance panista y generar una especie de efecto dominó, es posible que esté en condiciones de competir de tú a tú en la ciudad de Puebla, donde una reciente encuesta pone al PAN en la delantera, con 34% de intención de voto, por 21% del PRI y apenas 9% del PRD.
Aseguran que Ivonne Ortega tiene perfectamente estudiado el escenario al cual se va a enfrentar en el estado y su visita obedece precisamente a eso: viene a poner manos a la obra, a sacudir al priísmo –dormido, maiceado y aterrado durante dos largos años de morenovallismo absoluto y hegemónico- y a evaluar la capacidad y la lealtad de sus soldados.
De paso, afirman, aprovechará para volver a leer la cartilla y recordarles que el CEN los vigila. Habrá premio para el que cierre filas con Peña Nieto pero también castigo para quien dé la espalda y traicione al ungido como Jefe Máximo del Revolucionario Institucional.
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Por cierto, durante su presencia en Puebla, la secretaria general del PRI conocerá una primera encuesta sobre el impacto que ha tenido a nivel local la aprehensión y el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo.
Y seguramente lo que verá no le gustará, pues de acuerdo con ese sondeo, el escándalo ciertamente sí ha quitado algunos puntos (no más de 4) al PAN y hundido al Partido Nueva Alianza, pero apenas ha arañado al gobernador Rafael Moreno Valle, aliado y amigo –hasta hoy- de la ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Según la encuesta, la respuesta a este extraño fenómeno está en que los poblanos en general no ubican y menos identifican los nexos entre el mandatario poblano y la defenestrada profesora; desconocen, por tanto, la cercanía, el contacto, las ascendencia, los intereses, etcétera, entre ambos.
Aunque sin ser concluyentes, los números que verá Ivonne Ortega le permitirán confirmar lo que ya se sabe: que los vínculos entre Elba Esther Gordillo y Moreno Valle son tema único y exclusivo del denominado círculo rojo, ese influyente “Olimpo” conformado por opinadores profesionales y apasionados críticos del día a día de la política y de los tenebrosos –y sorprendentes- asuntos del poder.