FABRÉ, EL SEÑOR OSCURO DE EL YUNQUE

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Uno de los hilos más delgados del presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, es, sin duda, Alejandro Fabré Bandini.

Y es que el secretario del Medio Ambiente y Servicios Públicos del ayuntamiento capitalino se pasó tres años haciendo toda clase de negocios personales aprovechando las bondades, y las gigantescas posibilidades, de su cargo.

Recientemente saltó a la fama gracias al pago –ilegal, indebido, incorrecto- de liquidaciones a 16 de sus leales en el Organismo Operador del Servicio de Limpia, tema escandaloso que en su momento acarreará incluso sanciones de tipo penal por tratarse de un delito.

Pero eso solo es la punta de una madeja más grande de lo que se imagina.

Soldado de El Yunque, se despachó con la cuchara grande con varios asuntos relacionados con su oficina, pero en especial con uno: los contratos de mantenimiento a las 62 fuentes de la Angelópolis.

Un negocio de varios millones de pesos que, hoy se sabe, fueron a parar a los bolsillos de Fabré y de sus principales operadores so pretexto diversos trabajos no justificados, como “la revisión del sistema hidráulico desincrustado, el cambio y la limpieza de tuberías, y la reparación correctiva de las bombas.”.

Según las evidencias, fue mediante una empresa íntimamente ligada al secretario del Medio Ambiente que se operó para asignar contratos sin licitación pública nacional, como lo obligaba la ley por el monto de la inversión.

Dicha empresa es: Construcciones y Remodelación Angelopolitanas S.A. de C.V., en la que aparece como administrador único Beatriz López Flores.

López Flores está vinculada a José Gil Jiménez y Flores, director jurídico del Organismo Operador del Servicio de Limpia, el mismo que aparece junto con Alejandro Fabré como beneficiario, y autor intelectual, del pago ilegal de liquidaciones en ese ente descentralizado del ayuntamiento de Puebla.

Gil y Jiménez es parte de una red de corrupción muy focalizada dentro del ayuntamiento y esposo de la hasta hace poco secretaria general del PAN municipal, Guadalupe Leal Rodríguez, el último coto de poder perdido de El Yunque, que pasó al control del grupo morenovallista y que detonó la declaración de guerra a Casa Puebla por parte de la ultraderecha.

Hasta hoy se han documentado asignaciones directas por 14 millones de pesos en un solo contrato con vigencia de 17 meses, y las irregularidades saltan a la vista.

Lo más extraño es que, como ha sucedido en otros asuntos delicados referentes a malos manejos de sus colaboradores, en este también el alcalde Rivera Pérez señala no haber estado enterado.

Una posición cómoda que, sin embargo, no responde a una duda legítima: ¿Quién mandó entonces estos tres años en el gobierno municipal si el principal responsable dice que lo atacan “por envidias” y que no sabe qué hicieron colaboradores cercanos suyos como Fabré, que saldrá millonario de la administración que termina esta semana?

El expediente de Fabré, quien siempre dijo ser “autónomo” y que no recibía órdenes de nadie, ya que su puesto no se lo debía más que a El Yunque -como bien señala el columnista Ricardo Morales-, es voluminoso.

Tanto que muy probablemente se convierta pronto, comparativamente hablando, en:

El García Ramírez de Mario Marín.

El Francisco Javier Torres Sánchez (“El Boni”) de Luis Paredes.

El Enrique Chávez Estudillo (“Kio”) de Enrique Doger.

Es decir:

El Señor Oscuro de El Yunque, que se volverá un auténtico dolor de cabeza para Eduardo Rivera Pérez, el alcalde que ya se va y que, según él, no se enteró nunca, de nada.

Al tiempo.

gar_pro@hotmail.com

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