PEÑA NIETO: ES LA ECONOMÍA

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La inseguridad pero sobre todo el desempleo y la situación económica, son los tres factores que siguen anclando la popularidad de Enrique Peña Nieto en la mayoría de los estados, una tendencia que desde luego también se percibe en Puebla, donde la aprobación del presidente se mantiene a la baja al cierre del primer trimestre del año.

Si bien la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán le permitió subir alrededor de cuatro puntos, el desempeño de Peña Nieto sigue obteniendo calificaciones reprobatorias por parte de la ciudadanía, que, en una escala del 1 al 10, le otorga un contundente 5.5.

Y es que indudablemente el aumento de impuestos –en vigor a partir de enero- ha tenido un impacto negativo en la percepción de la opinión pública, pues cinco de cada 10 poblanos afirma que la reforma fiscal “” ha dañado su economía.

Hay un descontento muy claro con el presidente, pues ninguna de las promesas de campaña se ha aterrizado y muchos menos reflejado en la mesa y en los bolsillos de los ciudadanos.

Por más que haya logros políticos o en materia de seguridad –como la captura o muerte de grandes capos; la más reciente la de Enrique ‘Kike’ Plancarte, señalado como uno de los líderes del Grupo Los Caballeros Templarios-, la economía está pesando más en la visión de las familias.

Ya se sabe que es un problema histórico de modelo económico, pero con todo y las diversas reformas aprobadas en los últimos meses, la energía eléctrica sigue siendo igual de cara, el precio de los productos de la canasta básica están por las nubes, el empleo escasea, los salarios continúan siendo de risa y la gasolina y el gas LP suben mes con mes, sin freno.

Todavía peor: en Puebla, lo dicen los estudios de opinión, el gobierno peñista es un gobierno ausente, que –diría el clásico- ni se ve ni se siente. Y es que, a la fecha, sigue siendo un proyecto que viaja en un tren cargado de promesas e ilusiones, que contrasta con la dura realidad que todos los días viven las amas de casa y los jefes de familia.

El problema, el verdadero problema, del presidente es, sí, la inseguridad –en especial el secuestro, la extorsión, el homicidio y el robo de vehículo-, pero sobre todo la economía, que no termina de despegar y quién sabe si lo hará en 2015, cuando el optimismo oficial estima un crecimiento del 4.7 por ciento del Producto Interno Bruto.

“¡The economy, stupid!”, fue una frase muy utilizada en EU durante la campaña de Bill Clinton en 1992 contra Bush padre, que lo llevó a convertirse en presidente, y que ahora queda que ni mandada a hacer para Peña Nieto y su equipo, sobre todo si en verdad quieren que el PRI gane las elecciones intermedias.

Una misión que luce hoy muy difícil, si no es que imposible, mientras la economía no mejore y por más que los priístas de Puebla crean que con las pobres y reprobatorias calificaciones del mexiquense les alcanzará para lograr la mayoría que añoran en la Cámara federal de diputados.

Ya es hora de que lo vayan entendiendo.

gar_pro@hotmail.com

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