¡NO ME AYUDES, COMPADRE!

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Más allá de las razones políticas de fondo, lo cierto es que la resurrección del caso de la liberación ilícita por parte del gobierno de Mario Marín de siete criminales de alta peligrosidad –tres de los cuales con el tiempo volvieron a delinquir-, expone uno de los rostros más oscuros, y tenebrosos, del sexenio encabezado por el tristemente célebre “góber precioso”.

Aquí mismo, a finales de enero de 2013, ya se había abordado el espinoso tema mediante tres entregas:

http://www.pueblaonline.com.mx/garganta_prof/?p=5120

http://www.pueblaonline.com.mx/garganta_prof/?p=5126

http://www.pueblaonline.com.mx/garganta_prof/?p=5132

Esta semana lo ha retomado El Sol de Puebla, aportando nuevos datos, datos verdaderamente delicados que, por eso mismo, no pueden ni deben pasarse por alto:

http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n3593686.htm

Por ejemplo, que al menos tres de los delincuentes dejados en libertad de forma por demás ilegal e irregular por el entonces secretario de Gobernación, Valentín Meneses Rojas, volvieron “a las andadas”, como el secuestrador Ernesto Gutiérrez, sentenciado a 17 años de prisión, liberado el 10 de enero de 2011 y nuevamente detenido en junio de 2012 por delitos contra la salud.

¿Qué pensará o dirá Meneses Rojas de que la persona que dejó libre mediante la entrega de entre 500 mil y un millón de pesos –según familiares de los beneficiados- volvió a cometer un crimen?

¿Qué argumentara ante el hecho de que lo sacó de la cárcel solo para que se reincorporara a la delincuencia?

¿Con qué cara el compadre de Marín, notario y todólogo en el pasado sexenio podría atreverse a pedir el voto en caso de que, como se ha comentado en el “círculo rojo”, tenga entre sus planes llegar a la Cámara de Diputados federal, así sea por la vía plurinominal?

El asunto, sin embargo, es más grave de lo que luce, pues va más allá de un asunto de corrupción y por tanto de legalidad, conciencia o ética.

De hecho, en honor a la verdad, habría que preguntarse con seriedad, sin fobias ni argumentos preestablecidos, qué tanto supo en realidad sobre esta trama macabra el mismísimo Mario Marín.

¿Sabía el “góber precioso” lo que hacía su querido amigo Valentín Meneses con el sistema penitenciario poblano y el tráfico ilícito de pre y liberaciones?

¿Estuvo enterado de que en las últimas semanas de su administración, desde la oficina de éste, a la sazón secretario de Gobernación, se giraron instrucciones y se firmaron documentos oficiales para cínicamente liberar a criminales de alta peligrosidad sentenciados por secuestro, violación tumultaria, homicidio calificado, robo calificado, asalto y lenocinio, criminales que no tenían derecho a salir de prisión?

¿O actuó a sus espaldas?

A sus espaldas aprovechando que Marín, como todo Puebla sabe, tenía otras ocupaciones más importantes, como “enfiestarse” a partir de las seis de la tarde en animadas tertulias con su grupo de amigos -y amigas-, dejando los asuntos de Estado en manos de sus más cercanos colaboradores, distinguidos miembros de la famosa burbuja marinista, entre ellos el más destacado y ambicioso de todos: Meneses Rojas.

¿Será que el compadre acuchilló a su gran compadre también en este tema?

¿Qué tiene que decir el ex mandatario de que su gobierno dejó en libertad mediante un procedimiento violatorio de la Ley de Ejecución de Sentencias Privativas de la Libertad, a Juan José Sarmiento Limón y José Alejandro Castillo Alvarado, sentenciados por robo calificado y robo calificado y asalto, respectivamente, y quienes luego volvieron a ser detenidos, el primero nuevamente por robo y el segundo por posesión de vehículo robado?

Por su propio bien, valdría la pena que Mario Marín explicara cuál fue su papel en este auténtico escándalo, mismo que -como este lunes advirtió el gobernador Rafael Moreno Valle en su gira por Tepeaca- acarreará sanciones de tipo legal, “sin importar partidos” (sic).

Por cierto, cuentan que al menos tres futuros candidatos del PRI a diputados federales han acudido en los últimos días con el dirigente nacional del partido, César Camacho, para pedirle que a su vez le pida a Mario Marín que se abstenga ya de incursionar en la vida política del estado, en su afán de regresar de su exilio obligado y de constituirse en el “mesías” de los priístas poblanos.

Y es que como le han dicho a Camacho, “¡no me ayudes compadre!”.

Porque si no ha quedado claro, Marín y su pandilla no suman, restan para su partido, y su retorno del quinto infierno es sinónimo de corrupción, descomposición, podredumbre, perversión, envilecimiento y deshonestidad, así como garantía de derrota y desastre electoral.

¿Alguna duda?

gar_pro@hotmail.com

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