Desde diciembre de 2014, el ayuntamiento de Puebla cuenta con los permisos del INAH para llevar a cabo uno de los proyectos urbanos más ambiciosos y trascendentes de las últimas décadas: el rescate de los túneles coloniales, esa ya famosa e intrincada red subterránea de comunicaciones de por lo menos 10 kilómetros, con una posible antigüedad de entre 300 y 500 años, que constituirá tal vez el legado histórico y turístico más importante del alcalde Tony Gali Fayad.
Ante las voces que buscan politizar e incluso llevar perversamente a un terreno electoral lo que no es sino la noble idea de rescatarlos y convertirlos en un gran atractivo turístico para que propios y extraños caminen por las entrañas de la Puebla antigua, la información disponible indica que todo está en regla y que se cumple sin excepción con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos del 6 de mayo de 1972.
A través de su delegado, el antropólogo José Francisco Ortiz Pedraza, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) remitió el pasado 16 de diciembre al doctor Sergio de la Luz Vergara Berdejo, gerente del Centro Histórico y Patrimonio Cultural del ayuntamiento de Puebla, las licencias por un año de vigencia para desarrollar la “Intervención y Adecuación del Antiguo Puente de Bubas” y la “Intervención y Adecuación del Túnel bóveda antiguo proyecto turístico”, designando para ambos casos como responsable supervisor al arquitecto Miguel Ángel García Fernández.
Motivo ya de interés nacional e internacional –cadenas de televisión como Televisa México, CNN o Univisión han solicitado permiso para ingresar y tomar imágenes-, la red subterránea emergió a la luz pública como uno de los acontecimientos más importantes y sorprendentes de los últimos 50 años en Puebla, con un potencial de proporciones enormes en términos históricos y turísticos.
De hecho, especialistas de todo el mundo empiezan a voltear a la Angelópolis para conocer un poco más sobre ese laberinto que atraviesa el Centro Histórico y que va a dar hasta los Fuertes de Loreto y Guadalupe, añejas edificaciones militares que fueron escenario ni más ni menos que de la mítica Batalla del 5 de Mayo contra fuerzas francesas.
Uno de ellos va del Fuerte de Guadalupe a la iglesia de Los Remedios, precisamente el bastión donde el general Ignacio Zaragoza decidió concentrarse para planear la heroica defensa de Puebla en 1862.
Así que el rescate de los túneles va, sin dañar el patrimonio, y, más allá de leyendas, maledicencias y suposiciones, el INAH ha dado luz verde al impresionante proyecto, para el que el alcalde Tony Gali, de inicio, ha destinado un presupuesto de 5 millones de pesos.