MARIO MARÍN Y SU OPERACIÓN CHANTAJE

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El ex gobernador Mario Marín Torres y su grupo resultaron los mayores damnificados en la repartición de prebendas, luego de la designación de Blanca Alcalá Ruiz como candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la minigubernatura, por lo que ha puesto en marcha la operación chantaje, para reclamar lo que él considera es la parte del pastel que le toca.

La coacción política ya ni siquiera va dirigida a la abanderada del PRI y los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Encuentro Social (PES), sino que está destinada la cabeza, directamente, del priísmo nacional, al presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien se ha visto débil y complaciente.

En la repartición de posiciones y premios de consolación que se otorgaron para que se garantizara la “unidad” del priísmo y el apoyo a la senadora con licencia, a algunos les tocaron posiciones de inmediato, otros recibirán su tajada en las próximas semanas y unos más cuando se concrete, si es que ocurre, “el triunfo” de Alcalá en las urnas.

A Doger, por ejemplo, le tocó la Delegación en Puebla del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); a Javier López Zavala -aunque no representa ya casi nada- la Delegación de Relaciones Exteriores (SRE), que hoy ocupa su incondicional, Santiago Bárcena Álvarez, y para los dos hay promesas de darles más y de ponerlos en la boleta de 2018 en alguna posición.

Sin embargo, para el góber precioso, a pesar de que presume una gran fuerza y estructura en todo el estado, lo que es muy parcialmente cierto, no le ha tocado nada y ni siquiera ha obtenido la promesa de estar en la boleta, como candidato o en lista nacional, para ser senador de la República.

Podría pensarse que la Delegación de Gobernación, que hoy ocupa la ex dirigente priísta Ana Isabel Allende Cano, es un logro marinista, pero en realidad fue la salida más decorosa que le encontraron a la ex diputada federal, luego de sacarla del Comité Directivo estatal, por instrucciones de Alcalá, quien pasará a la historia por ser la primera candidata a gobernadora que echa del PRI a la primera mujer que lo dirigió a nivel estatal –seguramente porque entre mujeres podrán despedazarse pero jamás hacerse daño-.

En este escenario y en su intención de presionar, Marín Torres envió hace unos días a sus huestes a una reunión pactada con Manlio Fabio Beltrones a la sede del PRI en la Ciudad de México, que fue concedida luego de varias presiones y para la que convocó directamente, a todos los marinistas, su secretario particular, Ramón Fernández Solana.

El joven, quien es además diputado federal suplente de Víctor Giorgana, llamó personalmente a los marinistas y la reunión la encabezó el títere de Marín y hoy supuesto coordinador alterno de la campaña blanquista, Alberto Jiménez Merino.

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Manlio, por su parte, llamó al delegado del CEN en Puebla, Rogelio Cerda, para darle a la reunión un matiz institucional, y la que recibió el pomposo nombre de “Encuentro con líderes sociales de Puebla”.

Algunos medios locales han reportado que en esa reunión se “capacitó” a los marinistas o que se convocó para “criticar” al gobernador poblano, pero la realidad es que fue un encuentro de chantaje, en donde los marinistas expusieron a Manlio que su jefe político tiene un “enorme capital” y que Alcalá Ruiz necesita de él para salir avante.

Sin recato, las huestes del góber precioso presionaron a Beltrones para obligarlo a decir la fuerza de su “Corriente Marinista” tiene “apoyo popular” y que “pesa mucho” en la entidad, como les dijo ya sea por compromiso o porque de verdad lo piensa.

Si lo dijo por compromiso, muy mal, pues a pesar de ser el “gran Don Beltrone”, se dejó presionar por Mario Marín y si de verdad lo piensa es peor, pues entonces el presidente del PRI tiene en la piel algo de marinista también.

¿Qué quiere Mario Marín?

El ex gobernador de triste recuerdo busca por supuesto la senaduría, sin reparar en el daño que podría causarle a quien en 2018 sea el candidato del PRI a la Presidencia -que podría ser el mismo Beltrones- al aparecer en la boleta, pues una cosa es la popularidad de Marín en la Sierra Norte y la Mixteca, y otro asunto muy distinto lo que la gente piensa de él en el resto del país.

A la reunión, como ya apunté asistieron Cerda, Jiménez Merino, Fernández Solana, y también la diputada Graciela Palomares, la más marinista de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados.

También la ex legisladora local Bárbara Gamine, el ex subsecretario de Seguridad Pública, Adolfo Karam; el migrante conocido como el Rey de la Tortilla, Erasmo Ponce, los presidentes municipales, en un día hábil, de Santa Isabel Cholula, Albino Espinoza Pantle, y de Chalchicomula de Sesma (Ciudad Serdán), Juan Navarro, entre otros muchos conspicuos marinistas.

Sólo faltó el mismo Marín, seguramente por estrategia, en la reunión en la que muchos de ellos tomaron la palabra para quejarse de la “exclusión” en la campaña de Blanca Alcalá, lamentar el deslinde que la senadora hizo del propio Marín, luego de las críticas que recibió al arranque de campaña, y elogiar a su jefe y su “fuerza”.

Marín quiere, a toda costa, su senaduría y posiciones para sus esbirros. La operación chantaje está en marcha y la amenaza es que, si no hay tajada del pastel, los marinistas no apoyarán a la candidata.

¿Así quiere ganar el PRI?

gar_pro@hotmail.com

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