LAS INCONGRUENCIAS DEL CASO ANA TERE

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En junio de 2013, Ana Teresa Aranda se sumó públicamente al entonces candidato de la alianza “Puebla Unida” a la alcaldía capitalina, Tony Gali Fayad. “Una panista que no apoya a su partido y a su candidato, pues no es panista, yo estoy apoyando a Tony Gali”, intentó justificar ante lo que, desde entonces, ha sido una larga cadena de incongruencias en la carrera política de “La Doña”, quien en pocos años pasó de ser un símbolo de la lucha contra el régimen corrupto y autoritario del PRI a servir a los intereses del mismo PRI en la actual guerra por el poder en el estado de Puebla.

Como si los ciudadanos no tuvieran memoria, hoy, tras renunciar a su partido, buscar una candidatura a diputada federal por el PRI-PVEM, coquetear con MORENA y Movimiento Ciudadano, acercarse a Mario Marín y vencer la serie de obstáculos que las autoridades electorales torpemente le pusieron, Aranda se presenta como candidata “independiente” a la minigubernatura de Puebla, pero no para encabezar un proyecto de cambio político y social, sino para cobrar venganza de las afrentas que dice haber recibido por parte de Rafael Moreno Valle, causando el mayor de los daños a aquel a quien en 2013, previos –e inconfesables- acuerdos, le levantó la mano: Tony Gali.

Y no podía ser para menos: el fallo del TEPJF que le otorgó el registro que el IEE le negó, está lleno de incongruencias, como la trayectoria de quien hoy intenta pasar como outsider aunque sus nexos y ligas con el PRI y su candidata, Blanca Alcalá, son más que evidentes.

Veamos algunas de esas incongruencias del máximo tribunal en materia electoral:

Aranda dice haber renunciado en abril de 2015 al PAN, pero en julio de 2015 aparece en busca de ser secretaria general del PAN a nivel nacional, en la planilla encabezada por Javier Corral. ¿Cómo pudo haber renunciado al PAN en abril de 2015, quien en julio de ese año quería ser Secretaría General del Comité Ejecutivo Nacional?

Dijeron los magistrados del TEPJF que el INE le declaró válidas más de 156 mil firmas y eso es falso. El INE no revisó firmas en ninguna cédula de apoyo ciudadano; su tarea fue informar si las claves de elector forman parte del padrón electoral o no.

En su sentencia, el TEPJF dijo que el IEE no tenía facultades para revisar esas firmas, mientras que en la sentencia anterior del juicio que promovió la misma Ana Tere, le dijo al IEE que sí tenía la facultad para revisar su autenticidad.

En esta última sentencia, el TEPJF señaló que el IEE debió dar a conocer públicamente cuáles eran las firmas declaradas falsas, para que Ana Tere pudiera subsanarlas; es decir, corregirlas. ¿Cómo se subsana o se corrige una firma falsificada? ¿Habrá creído el TEPJF que si a un elector le falsifican su firma querría acompañar a Ana Tere a estampar su firma verdadera? ¿Habrá pensado el TEPJF que a los poblanos a quienes Ana Tere les falsificó la firma les gustaría que sus nombres fueran exhibidos en medios de comunicación o que los mandaran llamar para aclarar por qué Aranda les falsificó la firma? ¿Por qué exhibir los nombres de los electores para satisfacer la ambición de quien les hace trampa y falsifica sus firmas?

Dijeron los magistrados que debían respetar los derechos humanos de Aranda y aunque ellos reconocían que ella sí había sido dirigente del PAN el año pasado y que ella no tenía razón en sus argumentos, debían dejarla participar. ¿Y los derechos humanos de quienes fueron falsificadas sus firmas?

Los magistrados del TEPJF establecieron que al entrar en vigor la Ley Electoral el 22 de agosto, Ana Tere no podía ser adivina y evitar ejercer su cargo de dirigente antes de esa fecha, pero esos mismos magistrados fingieron no ver que Ana Tere participó como consejera nacional vitalicia el 29 de agosto, cuando la ley ya estaba vigente y podía evitar ejercer su cargo con conocimiento de la prohibición.

El magistrado que dictó la sentencia, Salvador Nava, dijo que Ana Tere sí era dirigente del PAN, pero que había que dejarla pasar. Mientras tanto, Ana Tere le aseguraba a los poblanos no haber sido dirigente del PAN. Ella sabía lo contrario y, engañosamente, lo ocultó.

Nava señaló que el Consejo Nacional es el órgano de máximo nivel directivo del PAN, sólo debajo de su Asamblea Nacional. Incluso, dijo que los argumentos de Ana Tere “no tenían la razón”. Entonces ¿por qué se la dieron, si ellos reconocen que no la tenía? La respuesta la dio otro magistrado, Manuel González Oropeza, quien confesó: “La prioridad es que haya candidatos independientes”. ¿La prioridad de quién? ¿Del PRI? ¿De la Segob?

Y la última incongruencia: apenas la semana pasada, el TEPJF determinó que un funcionario menor del PAN, que no tenía un cargo de dirigencia, debía considerársele como dirigente, para retirarlo del cargo de magistrado en Tamaulipas, donde gobierna el PRI.

Pero el mismo TEPJF, reconociendo que Ana Tere era dirigente del PAN y no tenía la razón, acordó que debían dejarla pasar como candidata independiente, porque era prioridad en Puebla, donde gobierna el PAN. Es decir, en donde gobierna el PRI, a quien no es dirigente lo tumban del cargo; y a donde gobierna el PAN, a quien sí es dirigente, falsifica firmas, hace trampa, usa los padrones de Prospera y miente con descaro, lo dejan pasar para “respetar sus derechos humanos”.

¡De locos!

Otro de los magistrados, Esteban Penagos, reconoció que estaba de acuerdo con negarle el registro a Ana Tere, porque la SCJN, que está por encima de ellos, había aceptado que la prohibición que pesa sobre los dirigentes de los partidos es legal y válida.

Es decir, a pesar de que los magistrados confesaron conocer que la SCJN declaró válida la Ley de Puebla, el TEPJF la desobedeció descaradamente y no pasó nada, confirmando que, como muchos piensan, hubo “mano negra” para favorecer a quien, haciendo de la incongruencia una norma de conducta, hoy está al servicio de los intereses del PRI, dispuesta a hacer todo, y todo es todo, con tal de sacar al morenovallismo de Casa Puebla, incluso declinar a favor de Blanca Alcalá al final de la campaña, en lo que sería otra más de la larga, y documentada, cadena de incongruencias de “Doña Incongruencia”, a veces también conocida simplemente como “La Doña”.

¿O me equivoco?

gar_pro@hotmail.com

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