LOS CHANTAJES DE JIMÉNEZ MERINO

PRI . REUNIÓN

Mucho se ha criticado la actitud oportunista y convenenciera de figuras como Alejandro Armenta y Javier López Zavala por sus coqueteos con los equiperos de Andrés Manuel López Obrador, en el ánimo de chantajear al PRI para que les cumpla sus caprichos y canonjías a las que ellos se creen merecedores.

Pero poco se ha escrito de una figura menor, pero muy siniestra, que ya ha venido amagando ante el poderoso oficial Mayor de Gobernación Federal, Jorge Márquez, que si no lo reubican de inmediato en alguna delegación federal en Puebla, preferentemente la Sedesol, la Sagarpa, la Conagua o de a perdida la CONAFOR, entonces está listo para cambiarse al barco de MORENA, con toda su estructura, que consiste en él, su secretario particular y su esposa.

Sí, me refiero a Alberto Jiménez Merino, uno de los renglones torcidos del “góber precioso”, Mario Marín.

Pero lo peor de todo es que en el PRI aún le siguen creyendo a este vendedor de espejitos y tal vez pronto lo veamos como titular en alguna de estas delegaciones federales, pese al manejo desaseado de los recursos públicos que hizo durante su gestión como delegado de la Sagarpa, la que en 2016 abandonó porque escuchó el “canto de las sirenas” creyéndose a pie juntillas las mentiras de su ejército de aduladores: ¡que sí podía ser gobernador!

De ser así, hay varias preguntas que hacer.

Por ejemplo:

¿A poco en Gobernación federal no se enteraron que el agrónomo egresado de Chapingo abusó de los programas de contratación temporal, al grado de dejarles de pagar a los becarios durante cuatro meses, lo cual destinó a su bolsillo para financiar los gastos de su fallida pre campaña a la gubernatura en las elecciones del 2016, candidatura que terminó perdiendo frente a Blanca Alcalá?

¿Ya nadie se acuerda que utilizó recursos públicos con fines políticos, al colocar su imagen en fertilizantes, abonos y semillas que debía entregar a los campesinos beneficiados con estos apoyos?

¿Ya se olvidó que en el 2008, durante el gobierno de su jefe Mario Marín Torres, se vio envuelto en un escándalo, cuando siendo titular de la Secretaría de Desarrollo Rural, apoyó al empresario Ismael Coronel Sicarios, en un proyecto para la crianza de búfalos de agua, quien en su momento fue detenido en Veracruz al comprobarse que era uno de los principales lavadores de dinero sucio del narcotráfico al servicio del Cártel de los Beltrán Leyva, historia que Jiménez Merino ha intentado de desmentir una y otra vez, siempre sin conseguirlo?

¿En serio ya se borró que en el 2015 fue relacionado con Naim Libien Kaui, padre del vicepresidente del periódico Uno más Uno, Naim Libien Tella, quien en su momento fue acusado por autoridades de Estados Unidos de impulsar actividades de tráfico de droga?

Seguramente en el PRI ya todos los olvidaron, pero seguramente en MORENA no.

Lo peor es que, conociendo cómo funciona el sistema -gana el que chantajea; pierde el leal y disciplinado-, es altamente probable que para frenar la desbandada de militantes, pronto veamos de vuelta de manera triunfal en alguna posición en el gobierno federal a Jiménez Merino.

Claro, para seguir contribuyendo al desprestigio de la familia priísta.

¡Faltaba más!

gar_pro@hotmail.com

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