LA BATALLA DE PUEBLA ES AHORA CONTRA LAS MAFIAS DEL HUACHICOL

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El enfrentamiento entre militares y huachicoleros en la junta auxiliar de Palmarito Tochapan, municipio de Quecholac, que dejó 10 muertos –cuatro militares y seis civiles, entre ellos un menor de edad–, así como varios heridos, puede significar el hito definitivo hacia la ingobernabilidad absoluta en aquella zona conocida como el “Triángulo Rojo” o el éxito de las autoridades estatales y federales contra la delincuencia organizada que opera desde hace años el robo a ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Lo que se vio en las últimas horas, allá en Palmarito –el epicentro del huachicol-, ha dejado en claro el nivel de sofisticación de estas bandas, que cuentan con armamento de alto poder y hasta camionetas blindadas.

Pero también la decisión del gobierno estatal para combatir este crimen del orden federal.

El gobernador Tony Gali ofreció el parte del enfrentamiento y los arrestos de 14 personas vinculadas con los “chupaductos”

Desde su llegada a Casa Puebla, se propuso el abatimiento de este delito que ha creado un verdadero meta Estado en la zona y que especialmente en Palmarito ha generado ingobernabilidad, impunidad y violencia.

Es evidente que hay colusión de las autoridades de esa región con los chupaductos y una complicidad de facto por las millonarias ganancias que deja el huachicol robado.

Ya antes, utilizando como escudo a mujeres y niños, militares habían sido expulsados a pedradas de esa población.

El miércoles los soldados fueron recibidos a balazos.

Tony Gali tildó este jueves de “cobardes” a los delincuentes que precisamente se escudan en menores y mujeres para no ser aprehendidos.

Aseguró también que habrá más operativos.

Sin caer en el lugar común de emprender una “guerra” contra la delincuencia organizada, ha comenzado una cruzada que parece definitiva en este caso.

Una especie de nueva Batalla de Puebla, en la que los enemigos no son los franceses, sino las mafias del huachicol.

El tema, por supuesto, tiene varias aristas.

Como ya hemos señalado, el combustible robado es de baja calidad, pues no ha terminado de ser procesado.

A largo plazo dañará los motores.

Eso lo ignoran los compradores de esta gasolina hurtada.

En los municipios del “Triángulo Rojo” hoy, además, existe una grave descomposición social.

Los huachicoleros son quienes gobiernan por encima de las autoridades locales.

Son falsos benefactores de la población.

En un espejismo, pagan fiestas, patrocinan equipos deportivos, pero no contribuyen en realidad a que la gente salga de su pobreza.

Es imposible suponerlo.

Ni los delitos ni los delincuentes pueden generar desarrollo social.

Tal y como ocurre y ocurría en el norte del país con los narcotraficantes, solamente utilizan a la población.

No la ayudan.

El operativo coordinado entre fuerzas y autoridades estatales y federales de este miércoles y jueves es la oportunidad, el principio, para acabar ahora sí con este cáncer.

Sienta precedente y evidencia que van en serio los operativos.

Eso hará la diferencia entre una peligrosa ingobernabilidad o la recuperación de la confianza y la paz en la zona y en el estado.

Sin embargo, nada raro sería que viniera el coletazo de las bandas.

Uno de los mayores logros para un gobierno que durará apenas 22 meses será acabar con este mal.

Al menos hasta hoy, Tony Gali ha dado señales claras de que no le temblará la mano.

gar_pro@hotmail.com

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