BELTRONES Y DOGER EN LA HACIENDA DE LOS MORALES (Y OTRAS HISTORIAS DE EXCLUIDOS E INCLUIDOS A LA CENA DEL 2018)

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La (tradicional) Hacienda de Los Morales, en la Ciudad de México, fue el escenario este martes del reencuentro de los diputados del PRI de la LXII Legislatura, la que pastoreó Manlio Fabio Beltrones, también conocido “Don Beltrone”; la misma que, como recordaron en medio de una gran comilona encabezada por su sempiterno líder, “realizó las reformas más profundas de nuestro país en los últimos años”; a la que le correspondió el honor de haber empujado “las reformas de la segunda alternancia, reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto” (sic).

Pasando lista de presente –cómo iba a faltar- estuvo Enrique Doger Guerrero, el “gallo” del ex dirigente nacional del PRI para la gubernatura de Puebla en 2018. Si en 2016 no pudo hacerlo candidato, pues el grupo de Emilio Gamboa convenció al presidente Peña Nieto de que la mejor opción era Blanca Alcalá –y ya se sabe cómo acabó esa historia-, ahora Beltrones va por la revancha y hará todo, y todo es todo, porque el ex alcalde, ex diputado federal y actual delegado del IMSS sea el elegido.

La fotografía que los aliados, y amigos, se tomaron, es elocuente.

Como si supieran que las actuales circunstancias los favorecen, y que Doger ya cuenta con varias bendiciones, entre ellas la de la propia Alcalá, quien a punto de irse al exilio a Colombia en calidad de Embajadora de México, se sentó con el ex rector de la BUAP para informarle que va con él si eso significa cerrar el paso al traidor de Juan Carlos Lastiri, el subsecretario de la SEDATU que la entusiasmó y encandiló en 2016 y luego la abandonó sabiendo con toda perversidad que sería devorada por lobos hambrientos de poder y que así se quitaría a una fuerte rival al interior del PRI para la lucha en 2018.

Cuentan que Doger salió casi flotando de La Hacienda de los Morales, pues logró la venia del poderoso e influyente Beltrones, un personaje que será determinante en la repartición de las posiciones que estarán en juego el año próximo y, antes, en el desenlace de la XXII Asamblea Nacional del PRI, la (del principio del fin) de “los candados” y la que prefigurará –como un retrato hablado al estilo de Luis Spota- el perfil del candidato de Peña Nieto a sucederlo en Los Pinos.

Por cierto, casi al final de la reunión con Beltrones –el principal promotor de un gobierno de coalición en México-, se hizo circular un documento base en el que los beltronistas fijaron su postura sobre dicha Asamblea. En el mismo, en la página 2, se lee: “Nos han convocado a una XXII Asamblea, a la que asistiremos convencidos de su amplitud para que se manifiesten y escuchen todas las voces y toda la riqueza plural de nuestro partido. Sin temor a equivocarnos, debemos traducir y reflejar lo que México y las bases priístas quieren.”.

Sin temor a equivocarse.

Y más adelante (página 3), la advertencia:

“Es indispensable la unidad en la pluralidad y los acuerdos. Los partidos tienen que decir para qué quieren el gobierno y hacia dónde quieren ir. La unidad siempre es posible con los acuerdos políticos que la sustenten.”.

El sello de “Don Beltrone”.

¿Así o más claro?

DELOYA: DEL VETO DEL PRI A LOS PINOS

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Mientras en los comités Ejecutivo Nacional y Directivo Estatal del PRI sus detractores (Enrique Ochoa Reza y Jorge Estefan Chidiac) le cerraban literalmente la puerta para impedirle participar en la reunión de la dirigencia con la clase priísta poblana el jueves de la pasada semana, Guillermo Deloya Cobián le daba la vuelta al veto y se abría por sí mismo, de par en par, un auténtico zaguán para tejer fino y al más alto nivel.

Al mismo tiempo que Ochoa Reza escuchaba –aburrido y con la mente en temas más importantes- los lloriqueos de los próceres del tricolor local, el titular del Instituto Nacional para el Federalismo, de la Secretaría de Gobernación, se reunía en privado con el jefe de la Oficina del Presidente Enrique Peña Nieto y su ex compañero en la Fundación Colosio, Francisco Guzmán.

El encuentro, en el que se habló de una reforma profunda que a favor del municipio se prepara al Artículo 115, estuvo aderezada con datos políticos y con análisis hacia 2018.

Guzmán, quien también tiene encargado a nivel federal el cumplimiento de la Agenda 2030, escuchó con atención y más de una vez levantó las cejas sobre el obvio veto que Ochoa Reza y Estefan impusieron a Deloya.

La razón de esa exclusión es obvia: la cercanía del poblano con Miguel Ángel Osorio Chong, quien lo rescató luego que los arriba citados lo desplazaron del ICADEP del PRI.

Al día siguiente, Deloya no se anduvo por las ramas y tuiteó, con claros destinatarios: “Que quede claro, NADIE nos va a limitar para participar en mi partido ni en la política, menos aun cuando son tiempos de sumar positivamente”.

Sí, así los priístas poblanos construyen la “unidad” rumbo al 2018.

¿ALIANZA BANCK-VILLANUEVA?

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Con lo que parece una alianza que se esmeraron en mostrar públicamente, el alcalde Luis Banck Serrato y el auditor Superior del Estado, David Villanueva Lomelí, mencionado reiteradamente con posibilidades en Puebla capital para 2018, enviaron señales que no deben pasar inadvertidas.

En una gira del presidente municipal, que incluso fue oficialmente boletinada desde su área de Comunicación Social, Banck se hizo acompañar de manera sorpresiva e inusual por Villanueva.

¿El pretexto?

La entrega de luminarias en el Conjunto Habitacional San Andrés, en el norte de la capital poblana.

Un evento en el que no se entiende la presencia del auditor a menos que se pretenda algo màs que una buena fotografía.

En el boletín que dio cuenta del feliz encuentro, se destacó el “ambiente de entusiasmo” que lo caracterizó y se citó al propio Villanueva anunciando que el organismo a su cargo iniciará en breve una prueba piloto en la ciudad de Puebla y otros municipios del estado “para dar seguimiento y verificar que los recursos sean destinados en beneficio de la sociedad”.

Hasta donde la memoria alcanza, se trata del primer auditor del estado –antes eran contadores mayores de Hacienda- en participar así, abiertamente, en una gira de trabajo de un presidente municipal, cualquiera que este sea.

¿A qué se debe?

¿Por qué este inédito y extraordinario baño de pueblo para un David Villanueva fuera prácticamente por vez primera de su zona de confort: la academia y los asuntos técnicos propios de su alta responsabilidad?

¿Llegó la hora de trabajar la tierra –y ya se sabe que la tierra es de quien la trabaja- para crecer en la encuesta?

¿Qué nos quiere decir Luis Banck con esta notable presencia en su gira de trabajo?

¿Y qué el yerno del ex gobernador Melquiades Morales, actual Embajador en Costa Rica?

¿Es acaso un pacto político público con fecha marcada en 2018?

De ser así, ¿hasta dónde llega?

¿Hasta dónde termina?

¿Y quiénes son los garantes del mismo?

Las dudas matan.

gar_pro@hotmail.com

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